
Las buenas películas son el sustento del cinéfilo, el motivo por el que éste asiste al visionado de un nuevo filme con la esperanza de que el milagro del buen cine se obre de nuevo. Este año que ahora se cierra ha dado una fructífera cosecha de cintas notables, interesantes y alguna que otra joya. Lógicamente, hubo también mucho material desechable entre tanta producción, pero omitiré lo olvidable y comentaré, en un par de frases, las cintas que, sin duda, incorporaría a mi videoteca. Como no tengo el don de la omnipresencia ni tiempo ilimitado para ver cine —cosa que estaría muy bien, por cierto—, probablemente haya notables ausencias en esta lista de preferencias personales mermada, además, por el escaso cine independiente o de poco tirón comercial estrenado en mi tierra.
Brokeback Mountain. Una brillante historia sobre un relación de amor prohibida y autoprohibida por el determinante peso de una cultura y educación curtidas en la Norteamérica rural heredera del mito de los cowboys y el lejano oeste. Narrada con un gusto y un estilo clásico impecables, el taiwanés Ang Lee dirigió con lucidez y agudeza una de las mejores cintas del año. Mi crítica
Crash. Interesante cinta coral que pone el acento en los prejuicios que, provenientes de la raza, la religión o la etnia, nos separan hasta el punto de que sólo seamos capaces de olvidarlos y reconciliarnos cuando la vida nos golpea con situaciones y sentimientos comunes a nuestra condición de seres humanos. A Paul Haggis, excelente guionista en la sombra de algunos de los mejores y recientes trabajos de Eastwood, le sonrió la fortuna en su debut en la dirección, pero quizá pecó de un exceso de adoctrinamiento en el guión. Mi crítica
Munich. Spielberg revisitaba un tema concerniente a su origen judío con este magnífico alegato pacifista que relata las implacables consecuencias que tuvo el atentado cometido por el grupo terrorista Septiembre Negro en 1972 contra un grupo de atletas israelíes. La venganza israelí, en forma de ajusticiamiento sumario hacia los terroristas palestinos, es mostrado en el filme desde un punto de vista no exento de polémica por llevar la rúbrica del realizador de La lista de Schindler. Mi crítica
Buenas noches y buenas suerte. George Clooney, hijo de un afamado periodista televisivo, hizo un sobrio homenaje a la figura de Edward R. Murrow y, por extensión, a una comprometida forma de entender el periodismo como oficio defensor de las libertades y derechos civiles esenciales de todo sistema democrático. A medio camino entre el documental, el segundo filme de Clooney en la dirección ratificaba su prometedora carrera como realizador.
Los tres entierros de Melquiades Estrada. Tommy Lee Jones contó con la colaboración de su amigo y guionista, Guillermo Arriaga, para su debut en la dirección con una historia ubicada en su originaria tierra texana. La cinta, de reminiscencias westerianas, es un homenaje a la muerte anónima y un relato sobre el férreo compromiso adquirido por dos amigos que llevará a uno de ellos, al personaje de Jones, a salvar un sinnúmero de dificultades para cumplir la promesa hecha al otro en vida. Mi crítica
Orgullo y prejuicio. Enésima adaptación al cine de esta popular novela de Jane Austen rodada con exquisito gusto, una preciosista fotografía y en la que aparecen un par de magníficos planos secuencia que casi, por sí mismos, justifican el visionado de esta interesante cinta. El filme hace una disección de las relaciones de pareja del siglo XVIII y aborda la historia de amor y desencuentros vivido por Elizabeth Bennet y el Sr. Darcy. Mi crítica
Capote. Gran debut de Bennett Miller en la dirección de este relato biográfico centrado en la etapa en la que el vanidoso y ególatra escritor elaboró su novela más aclamada: A sangre fría. Con una clásica narrativa, el peso de la cinta recae en el excelente trabajo interpretativo de Philip Seymour Hoffman, secundado también por una gran Catherine Keener.
Syriana. Para su segundo filme en la dirección, Sthepen Gaghan contó con el respaldo de la comprometida productora en asuntos políticos Section Eight, creada por Soderbergh y Clooney. El actor se implicó a fondo en este proyecto sobre el inextinguible conflicto de Oriente Medio y la pugna de distintos países en torno al control del petróleo. Mi crítica
Volver. Cinta de reencuentros en la que Almodóvar, además de regresar a sus orígenes al centrar el relato en su mancha natal, volvió a trabajar con su icónica actriz Carmen Maura. Excelente homenaje al amor entre madres e hijas y regreso del humor más almodovariano en este retrato costumbrista muy presente para quienes tengan o hayan tenido sus orígenes alejados de las grandes urbes. Mi crítica
AzulOscuroCasiNegro. El primer largo de Daniel Sánchez Arévalo estuvo a la altura de su interesante carrera como cortometrajista. Una cinta sobre las renuncias que debemos asumir para no vivir anclados en la rencorosa frustración de sueños inalcanzables que contó, para su reparto, con desconocidos y jóvenes rostros de futuro prometedor. Mi crítica
V de Vendetta. Gran adaptación de esta clásica novela gráfica guionizada por el genio Alan Moore e ilustrada por David Lloyd. El director asistente habitual de los Wachowski, James McTeigue, cumplió con nota el difícil encargo de adaptar el argumento de este cómic centrado en los peligros que comporta el confiar la gestión de la seguridad a un Gobierno con plena potestad para hacer y deshacer a su antojo. Mi crítica
Hard Candy. Demostración palpable del poco presupuesto que se requiere para hacer un buen thriller con una estética cuidada y de lo más idónea para el ejercicio de claustrofobia propuesto en esta cinta. Además de la dirección, lo mejor del filme es el descubrimiento de la que se presume como una gran actriz, la precoz y joven Ellen Page. Mi crítica
El asesinato de Richard Nixon. Arriesgada apuesta del cine independiente en la que Sean Penn borda su papel de un vendedor a caballo entre la ingenuidad galopante y la mediocridad. Un aguda reflexión sobre las desilusiones que produce el tomarse a rajatabla las promesas del American way of life destinadas a quien trabaja duro y pelea por llegar al éxito profesional.
Una historia de Brooklyn. Crónica de la ruptura de un matrimonio que afecta a la estabilidad emocional de sus dos hijos varones. Pese a que pudiera parecer el leit motiv de un telefilme, la cinta de Noah Baumach es inteligente e incisiva en el planteamiento de los distintos conflictos ocasionados por la ruptura de la relación de dos profesores universitarios incapaces de comprender las crisis de sus hijos al hallarse ellos mismos inmersos en las suyas propias. Mi crítica
El señor de la guerra. Pese a su paso casi de puntillas por nuestra cartelera, esta excelente cinta del guionista de El show de Truman, Andrew Niccol, aporta una provocadora visión sobre el mundo del tráfico de armas y el cinismo con el que los diversos actores toman cartas en este lucrativo asunto. Mi crítica
United 93. Excelente homenaje póstumo a las víctimas del tercer vuelo suicida de los atentados del 11-S que no consiguió impactar en su objetivo gracias a la heroica actuación de unos pasajeros que, simplemente, trataron de salvar sus vidas empujadas por el instinto de supervivencia. Sin patriotismo ni emociones de saldo, la cinta de Paul Greengrass es también un escalofriante retrato del caos en que se vio sumida la nación más poderosa del mundo esa trágica mañana haciendo baldía cualquier medida de autoprotección aérea. Mi crítica
La joven del agua. Una nueva fábula del cada vez más místico Shyamalan, quien mantiene en sus filmes el estilo de suspense marca de la casa pero que ahora se limita a usar como coartada para abordar otros asuntos. En contraposición a su negativa visión de la sociedad expresada en El bosque, en esta cinta protagonizada modélicamente por Paul Giamatti sí deja una puerta a la esperanza en su moraleja final. Mi crítica
Monster House. En este año de sobreabundacia de producciones de animación digital, me quedo con esta película apadrinada por Spielberg y Zemeckis por su originalidad y brillantez en el guión. Alejado del convencional y reiterativo esquema de humor y aventuras con moraleja, el filme recupera la estética y la creatividad del mejor cine infantil y de aventuras de los 80. Mi crítica
El laberinto del fauno. La que probablemente sea la mejor película de Guillermo del Toro exhibe las dos mejores cualidades de su cine: su excelente oficio para la dirección del cine de acción/aventuras y su gusto por el mundo de lo fantástico. Un relato sobre cómo combatir el horror desde una mirada abierta a universos paralelos a los que la lectura y la propia imaginación nos dan acceso. Mi crítica
Pequeña Miss Sunshine. Ácida comedia que tira con dardo en su reflexión sobre la obsesión por el éxito y, por contraposición, sobre el pavor al fracaso tan habituales en la culturas occidentales de hoy día. Personajes y diálogos atípicos para esta comedia con estructura de ‘road-movie’ que, entre chiste y chiste, deja por el camino varias ideas elementales sobre el eterno quid de la felicidad.
Infiltrados. Notable regreso de Scorsese al cine callejero tan característico en él. Partiendo del argumento de la película hongkonesa Infernal Affairs, el director de Uno de los nuestros o Casino retoma los personajes mafiosos para un filme que ha logrado la aclamación más unánime de los nacidos por el tándem creativo que él y Leonardo DiCaprio vienen formado en los últimos años. Mi crítica
La Reina. Stephen Frears vuelve a completar un inteligente y ponderado retrato de personajes de la aristocrática y de relevancia en el desempeño del poder. Respaldado por el ejemplar trabajo interpretativo de Helen Miren como Reina Isabel, The Queen reflexiona sobre la codicia con la que los reyes y gobernantes británicos compiten por la popularidad en el decisivo momento de la muerte de Diana de Gales. Mi crítica










Payne, cuyo nombre real es Alexandros Papadopoulos, dado su origen griego, debutó en la dirección de un largo con Citizen Ruth (1996), la única de sus películas no estrenada en España en la que aborda la historia de una indigente drogadicta que se enfrenta a un nuevo embarazo tras cuatro abortos previos. Las autoridades le exigen que aborte, en contra de su voluntad, y será ayudada en su cruzada por una asociación antiabortista. Aquí ya están presentes algunas de las señas de identidad de Payne: como la elección para sus localizaciones de su Omaha natal, ciudad donde se ambientan sus tres primeros filmes, o la inclusión en sus repartos de actores poco conocidos pero de sobrada calidad interpretativa. Laura Dern es la protagonista del filme, Ruth Stop, quien se verá sometida al escrutinio de distintos personajes con opiniones dispares sobre su conflicto existencial.
Su siguiente filme, Election (1999), es su comedia más ácida. Jim McAllister (Matthew Broderick) es profesor de bachillerato en un instituto de Omaha. Su vida atraviesa una crisis personal, con un matrimonio estancado y un trabajo anodino, que se verá agravada durante las elecciones a la presidencia del consejo estudiantil y la presencia en ellas de una ambiciosa candidata: la típica estudiante pelota de expediente inmaculado, Tracy Flick (una gran Resse Witherspoon). McAllister pretende frenar a la perfecta Tracy, quien también hundió la carrera de uno de sus compañeros, y pondrá todo su empeño para evitar su casi segura victoria. El relato lo completan unos secundarios de lo más variopintos en una historia sobre la ambición y los distintos caminos, o atajos, existentes para conseguir nuestros objetivos.
A propósito de Schmidt (2002) es una lúcida reflexión sobre la soledad tras la jubilación y el cómo se observa la propia vida una vez llegada esa etapa. Un excelente Jack Nicholson borda su papel del lacónico y parco Warren Schmidth. Un hombre honesto al que su jubilación, la repentina muerte de su mujer y el matrimonio de su única hija (Hope Davis) con un “papanatas” le conducirán a agudas y amargas reflexiones sobre cómo ha conducido su vida. A través de las cartas enviadas a un niño de seis años al que ha apadrinado a través de una ONG, Schmidth irá confesando sus frustraciones y sus opiniones sobre su vida y quienes le rodean. Pese a algunos golpes de malévolo humor negro, Payne termina tratando con la merecida ternura al particular personaje de Nicholson.
Y en espera del estreno de su próximo trabajo, Nebraska (una historia sobre emigrantes mexicanos empleados en mataderos de Nebraska), la última de sus películas, Sideways, es una divertida historia de dos amigos en plena crisis de los cuarenta que, como celebración previa a la boda de uno de ellos, se van de viaje por la región vitivinícola del sur de California. Tanto Miles (Paul Giamatti) como Jack (Thomas Haden Church) verán aflorar todas sus dudas existenciales durante un viaje pensado, a priori, para relajarse degustando los mejores caldos de la zona y jugando al golf. En el filme, el proceso de elaboración de los vinos sirve como metáfora de la propia vida, de las dificultades que encontramos para crecer y madurar en ella. Virginia Madsen (Maya) y Sandra Oh (Stephanie) completan el magnífico reparto de una película deliciosa.



















