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Origen

Por | 08 agosto 2010 | Comentar

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DiCaprio y Marion Cotillard en una escena del filme.

Nolan parafrasea a Calderón
“(…) ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.
Soliloquio de Segismundo en La vida es sueño (Pedro Calderón de la Barca)

La ambivalente condición de disfrute y sufrimiento de los sueños los convierten en experiencias tan codiciadas como repudiadas. Pueden ser un plácido lugar acolchado para la mente o un ingrato páramo propicio para lo peor de nuestro subconsciente. También el cine nos los ha mostrado como un peligroso espacio donde un tipo con la cara quemada, jersey a rayas y una manopla con cuchillos nos puede aniquilar; por cierto, el último ‘remake’ de Pesadilla en Elm Street me resultó irrelevante. En el caso de Origen, Christopher Nolan utiliza el mundo de lo onírico como soporte de un thriller tan inteligente como audaz. El director y guionista inglés vuelve a tejer una historia de muñecas rusas al estilo de su excelente Memento dotándola de la potencia audiovisual de su magnífica El caballero oscuro. Y el resultado es tan convincente que mi reflexión inmediata es clara: los grandes estudios precisan del talento de gente como Nolan. Porque su contribución es clave para conmover, entretener y hacer pensar al espectador con nuevas historias. Lo del 3D y tecnologías aledañas no dejan de ser meros subterfugios para enmascarar el raquitismo creativo de algunas productoras.