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Ultimátum a la Tierra

Por | 20 diciembre 2008 | Comentar


Piedad alienígena


A Robert Wise le preocupaban nuestros devaneos con las bombas nucleares como posibilidad de exterminio terráqueo cuando rodó en los cincuenta la película ahora 'remasterizada' por Scott Derrickson. En cambio, este joven curtido en el género de terror (El exorcismo de Emily Rose, Hellraiser: Inferno) ha actualizado la premisa devastadora encaminándola por el asunto del cambio climático apadrinado por Gore. Pero ambos coinciden en que sea un marciano con aspecto humano quien nos lea la lección y, con aires de redentor, venga a darnos una segunda oportunidad.
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Appaloosa

Por | 08 diciembre 2008 | Comentar


Machos alfa

Sea villano o justiciero, el pistolero es un hombre temido u odiado, pero también envidiado por su determinación para coger cuanto se le antoja (dinero, mujeres...) por la fuerza y sin reparar en escrúpulos moralesLo den por muerto, caduco o carente de interés contemporáneo, el 'western' siempre termina por reaparecer. Se podrá discutir si su mayor gloria en pantalla grande pasó o no, pero no que el género sigue interesando al público y, en consecuencia, también a las productoras. El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, el 'remake' de El tren de las 3:10 o esta Appaloosa confirman este renacido interés por las historias del salvaje oeste. La cinta dirigida, escrita y protagonizada por Ed Harris es su segundo trabajo como realizador tras el 'biopic' Pollock. De historia más liviana que aquélla, la película recupera roles típicamente 'westerianos' como el del violento líder de una banda de forajidos o el de su antagonista habitual, el cazarecompesas errante poseedor de un simpar dominio del revólver.
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Cruise, mejor cuanto menos ‘zarpa’ meta en sus películas

Por | 10 noviembre 2008 | Comentar

Tom Cruise en 'Tropic Thunder', 'Leonos por corderos', 'Collateral' y 'Magnolia'.

Llevaba tiempo con esta idea rondándome la cabeza, y Tropic Thunder me la refrescó recientemente. No sé exactamente por qué, pero creo ver la mejor versión del Tom Cruise (Siracusa, NY, 1962) actor cuanto menos se insmicuye en el filme en que actúa. En la comedia de Stiller, el 'chico de oro' borda su personaje de egolátra y déspota ejecutivo del cine y aporta los momentos más desternillantes a esta sátira sobre las miserias del star-system; su baile de 'sobrao' está haciendo verdadero furor por la Red. También me gustó su papel de halcón republicano en la panfletaria cinta de Redford acerca del discutible papel internacional de la potencia americana. Aterroriza su personaje de aspecto y modales aseados cuando expone serenamente sus belicosas ideas. Me encantó como asesino disertador de moralistas discursos en su paseo nocturno junto a Jamie Foxx en Collateral. Y en Magnolia también rubrica uno de sus mejores trabajos como motivador sexual para aspirantes a sementales. En cambio, cuando se geto aparece impregnando cada fotograma del fime (El último Samurai o las últimas Mision Imposible), me cansa, aburre y decepciona. En fin, ya digo que es una extraña idea que tengo.

+/- Ver una de sus escenas ya míticas:
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Camino

Por | 29 octubre 2008 | Comentar


Mercaderes de santos

El director de 'El milagro de P. Tinto' ha cuajado una gran película, y le ha echado arrestos para censurar a esta poderosa secta bendecida por el VaticanoUn somero vistazo a Internet me sirve para constatar algo que imaginaba. El Opus Dei ha echado a andar su maquinaria habitual para desacreditar la película de Fesser. Dicen que el retrato que da de la obra es tergiversado y manipulado. Resulta gracioso que ellos, los más arteros manipuladores que he conocido en mi vida, acusen de su actividad cotidiana a un director de cine que se ha documentado bastante bien para ofrecer un retrato cabal de esta peligrosa secta.
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Sitges 2008: magnífico el sueco Alfredson; terrorífico el inglés Watkins; no defrauda el brasileño Meirelles

Por | 19 octubre 2008 | Comentar


Si tuviera que elegir de entre todo lo que pude ver durante mi estancia en Sitges (últimos semana del festival, a razón de dos películas por día), los trabajos de estos tres directores ocuparían mi particular podio. Incluiría en otro meritorio puesto a Red, una filme con estética y sinopsis de telefilme que se hace grande gracias a un soberbio Brian Cox, e incluso a The Burrowers, un cruce entre western y cine de monstruos que funciona cuanto más se remite al primer subgénero que al segundo. Y si tuviera que adjudicar un premio fuera de concurso a la propuesta más ingeniosa o con más chispa, el francés Mabrouk El Mechri tendría todas las papeletas por la entrañable gamberrada JCVD, un relato que funciona como envés, cómico a vecés, patético-dramático otras, de la vida de una estrella de acción gastada y perdida por los estantes de los videoclubs como Jean-Claude Van Damme.

De lo visto en la sección oriental, y dado que ni me reconozco fanático ni entendido en el manga, la adaptación cinematográfica del cómic nipón 20th Century Boys me pareció como una alambicada versión oriental de la serie de TV Héroes; el remake que el director japonés Shinji Higuchi hace de La fortaleza escondida, filme de Kurosawa que inspiró a Lucas para su saga galáctica, una entretenida peli épica de samurais; y de los cortos de animación proyectadas conjuntamente bajo el título de Genius Party, me gustaron casi todos salvo dos que parecían paridos por un tipo bastante perjudicado por el consumo de sustancias de dudosa procedencia.

Pero entremos en harina...

Enésima vuelta de tuerca a los relatos vampíricos
Oskar vive solo con su madre divorciada y, de cuando en cuando, visita a su padre los fines de semana. Es el típico chaval 'distinto' que, como tal, recibe el maltrato de los típicos matones de cole. La llegada a su bloque de una chica de edad parecida y similar situación de soledad y marginalidad le abrirá las puertas de una auténtica amistad y le conducirá a su primer enamoramiento. Pero su solitaria y pálida vecina Eli esconde un secreto del que intentará proteger a su nuevo amigo. Let the right one in es la adaptación cinematográfica de la exitosa novela de John Ajvide Lindqvist, también guionista del filme, que ofrece una nueva y bella vuelta de tuerca al género vampírico. Altamente recomendable, la cinta incluye un impagable giro final 'gore'.

'Thriller' de manual con retranca social
Una profesora se despide de sus pequeños alumnos con exquisita educación inglesa. Lo recoge su novio para el que se promete como un inolvidable fin de semana romántico para ambos. La radio del coche ya nos pone en sobreaviso: en una tertulia radiofónica se alerta sobre rampantes casos de delincuencia y vandalismo adolescentes. En el solitario lago Eden Lake, la acaramelada pareja verá interrumpida su escapadita por algunos de estos especímenes con actitud matonesca. Desde ese encuentro, ambos vivirán un calvario en permanente in crescendo hasta el final. De forma que el desasosegante filme se torna en una salvaje cacería humana por los bosques del lago en la que los papeles de presa y cazador se irán intercambiando. Eden Lake es un thriller de manual rodado con firme pulso por el inglés James Watkins, quien propone una historia que, como él mismo advirtió antes de la proyección, uno más que verla, sobrevive a su visionado.

Hipótesis social
Años estuvo resistiéndose José Saramago a vender al cine los derechos de su aclamada novela Ensayo sobre la ceguera (1995). Dicen que uno de los argumentos que le motivó a consentir esta adaptación fue que el proyecto viniera liderado por Fernando Meirelles. La película, al igual que el libro, parte de una hipótesis social. Un hombre contrae un extraño caso de 'ceguera blanca' mientras está detenido en su coche frente a un semáforo. Pronto, la enfermedad se extiende por toda la ciudad hasta adquirir la dimensión de una epidemia que se ha de cercenar por una severa cuarentena. El oftalmólogo que atiende a este primer caso también es contagiado y, junto con otros enfermos, es aislado en una instalación carcelaria abandonada. Su mujer, extrañamente inmune a la enfermedad, simula haberse quedado ciega para poder acompañar a su marido. A partir de ahí, Blindness propone diversas reflexiones en torno a la capacidad del ser humano para degradarse éticamente bajo ciertas circunstancias de incivilización. Ofrece una desoladora imagen de las personas, desconfía del aparante orden de la vida en sociedad, tan frágil como un castillo de naipes expuesto a un huracán, y concluye con una tibia esperanza final.
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Tropic Thunder: ¡Una guerra muy perra!

Por | 07 octubre 2008 | Comentar


Entre el homenaje y la autoparodia

Además de para homenajear a emblemáticas películas del cine bélico, Stiller usa su filme para destripar con humor, blanco a veces, negrísimo otras, los entresijos de un rodaje y autoparodiar los engranajes de la gigantesca maquinaria del entretenimientoDice Ben Stiller que con Tropic Thunder ha querido rendir homenaje al cine bélico de finales de los 70 y comienzos de los 80, cuando muchos de sus compañeros se fogueaban como secundarios en obras referenciales tipo Apocalypse Now o Platoon. Añade uno de los protagonistas del filme, Robert Downey Jr., que con él han pretendido reírse de su profesión: de las desmedidas exigencias de las estrellas, de las inseguridades que muchas esconden tras su fachada de celebridad o de los celos profesionales entre actores que entorpecen el discurrir de un rodaje. Ciertamente, mucho de homenaje hay en este filme que, en algunos de sus planos, hace un calco en clave de comedia de icónicas secuencias cinematográficas. Pero mucho más hay de sarcasmo en su disección, con colmillo retorcido, de los avatares que se viven en una superproducción.
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La Marvel lo tiene claro: el cine es el futuro

Por | 05 mayo 2008 | Comentar


Quizá a muchos les valga, pero otros aún acudimos a las salas con la esperanza de que nos sorprendan y sin conformarnos con el resultado ya previstoHasta ahora, la Marvel había preferido jugar un papel subalterno en la parte creativa de las diversas adaptaciones cinematográficas de sus principales héroes. Se limitaba a tarifar los derechos de sus historietas a las gentes del cine y a incluir su nombre, como sello de calidad, en las múltiples cintas de origen comiquero estrenadas en los últimos tiempos. Con Iron Man se rompe por vez primera esta premisa y los dueños de este emporio del cómic han decidido capitanear el proyecto financiándolo como productores ejecutivos y estrenando para la ocasión la firma Marvel Studios. Y no parece que ésta vaya a ser una excepción a la que hasta ahora venía siendo una norma, sino la nueva ruta que emprenda la compañía en su fuerte apuesta por lo audiovisual en la industria del entretenimiento. De modo que ésta es la primera pieza de otras muchas, dada la larga lista de venideros filmes que la Marvel tiene planeado lanzar (Deathlok, El Increíble Hulk, Magneto, Luke Cage o Doctor Strange, entre otros).
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La hazaña de un héroe-granuja

Por | 02 marzo 2008 | Comentar


Aunque sean más conocidos por su prepotencia y ombligismo mundial, los norteamericanos también saben ironizar sobre sí mismos y desacralizar los hitos de su historia. Un buen ejemplo de ello es este filme basado en la vida real del congresista Charlie Wilson, un vividor y mujeriego empedernido cuyo historial haría palidecer al republicano más puritano. Un hombre así, que se autodescribe con un único talento político: el de su habilidad para salir siempre reelegido en una circunscripción sin exigencias de votantes o lobby alguno, fue capaz de liderar una guerra encubierta contra los soviéticos en la contienda que éstos mantuvieron con los afganos a comienzos de los ochenta.
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¿Por qué nos gustan los frikis?

Por | 24 febrero 2008 | Comentar

Música de fondo: BSO - Little Miss Sunshine - How it ends (2006)

No sólo los héroes cuentan con poder de empatía. Como el cine demuestra con cierta regularidad, otros personajes menos convencionales o, si se prefiere, más originales, pueden contar con un atractivo mayor. Comúnmente asociados a reduccionistas calificativos, como los de 'perro verde' u 'oveja negra', estos caracteres suelen distinguirse por vivir ajenos a las modulables normas sociales o al arbitrario sentido común. Son personas absolutamente independientes en su toma de decisiones cotidiana, el que dirán para ellos es una simple brisa que ni el flequillo les mueve y viven apasionadamente sus aficiones y distracciones.

Su aparentes transgresiones no buscan provocar a quienes sí siguen dictados. No tratan de autoafirmarse por la vía de la rebelión social: un personaje tan obvio no promovería con tanto éxito la identificación del espectador. Su encanto reside en la normalidad con que viven lo que a los ojos de la mayoría son rarezas o frikadas. Esa mezcla de autonomía y criterio propio es lo que nos gusta de ellos, al margen de que nos puedan atraer también algunas de sus particulares aficiones o de que compartamos sus originales puntos de vista.

Estas criaturas cinematográficas sobresalen por su independencia y su origen no podía dimanar de otro lugar que no fuera el de la modesta, aunque fecunda, industria del cine independiente. Los filmes producidos desde estos ámbitos alternativos vienen ampliando su público gracias el periódico éxito anual de dos o tres cintas nacidas al socaire del puñado de productoras indies. Sus repartos también suelen resultar distintos, pues, aunque se pueda 'colar' algún nombre típico del star system, en ellos se valora más el talento asociado a su idoneidad para el papel que el peso del rutilante nombre de turno en los títulos de crédito.

Probablemente, los frikis también nos gusten porque casi todos compartimos alguna rareza con ellos y anhelamos vivir absortos en cualquiera de nuestras frikadas. Como, por ejemplo, escribir un blog.
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Los Coen vuelven al lugar del crimen

Por | 10 febrero 2008 | Comentar


Ironías cinematográficas: Tommy Lee Jones, otrora el implacable policía perseguidor del inocente Richard Kinball en El fugitivo, ejerce en No es país para viejos de un sheriff en retirada por haber perdido toda fe en el sentido de su trabajo durante el caso relatado en el filme. Un hombre que presenciará una despiadada carnicería a manos de otro que mata con la cotidianeidad de un cartero repartiendo el correo. Un hombre, este sheriff Bell, al que ya no le merece la pena jugarse la vida por algo que escapa a su comprensión. El rol del héroe en esta cinta de los Coen no tiene cabida.


Título: No es país para viejos (No country for old men)
Dirección: Ethan Coen y Joel Coen.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 122 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Tommy Lee Jones (sheriff Bell), Javier Bardem (Anton Chigurh), Josh Brolin (Llewelyn Moss), Woody Harrelson (Carson Wells), Garrett Dillahunt (agente Wendell), Kelly Macdonald (Carla Jean Moss), Tess Harper (Loretta Bell).
Guión: Joel Coen y Ethan Coen; basado en la novela homónima de Cormac McCarthy.
Producción: Joel Coen, Ethan Coen y Scott Rudin.
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Roger Deakins.
Montaje: Roderick Jaynes.
Diseño de producción: Jess Gonchor.
Vestuario: Mary Zophres.
Estreno en USA: 21 Noviembre 2007.
Estreno en España: 8 Febrero 2008.
Web: www.noespaisparaviejos.es
/ En MuchoCine.net

Con la voz gastada de Bell hablando sobre el pasado mientras aparecen las laderas de las desérticas montañas donde todo ocurrirá arranca este lúgubre relato. Estructurado como una cacería, el filme emparenta de forma directa con la aclamada Fargo. Paisajes solitarios, extraños personajes, hechos cotidianos brutalmente interrumpidos por actos de violencia que cortan la respiración se suceden a un lento ritmo idóneo para describir minuciosamente cada acción. La épica westeriana aparece ya como una idea en vías de extinción y, en este baño de sangre, sólo queda espacio para el sálvese quien pueda.

En este retrato de claroscuros, sólo parece comportarse con coherencia el psicópata de la función. Su trabajo es matar y cuando promete a alguien que lo va a hacer, no duda en cumplir su palabra inflexiblemente. El único resquicio para la salvación está en el azar del cara o cruz de una moneda impuesto a la víctima. "Todos me dicen antes de matarles que no tengo por qué hacerlo", replica a una de sus víctimas el 'coherente' psicópata Anton Chigurh, quien no se aparta un ápice de sus férreos compromisos, por salvajes que éstos sean, mientras sus adversarios se desmoronan por el innato instinto de supervivencia.

No es país para viejos deja a una lado la ligereza de trabajos previos de los Coen (The Ladykillers, Crueldad intolerable) devolviéndoles a su papel de sociólogos de la Norteamérica más profunda. Y para su mirada con microscopio de la zona sur de EE UU colindante con México han elegido a un reparto de lo más idóneo: empezando por Lee Jones, quien es originario de allí y debutó en la dirección con una gran cinta incardinada en esos mismos páramos; continuando por Javier Bardem, quien asume un papel clave en todo el filme con un trabajo merecedor de cuantos premios le han otorgado y le puedan otorgar; y siguiendo por Josh Brolin, en un personaje muy típico de los Coen, el del ingenuo que cree haber encontrado una oportunidad de oro sin reparar en que ésta, como si de un bumerán se tratase, puede arruinarle aún más su mediocre existencia.

Todo este fenomenal trabajo actoral se ve respaldado por la perfección de una añeja fotografía o una concisa banda sonora, así como por un montaje de ritmo lento en el que sólo la violencia seca interrumpe la calma tensa presente en todo el metraje de este gran filme.
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El más listo de la clase

Por | 28 enero 2008 | Comentar


La imagen glamurosa del espía fomentada machaconamente por el cine parece ya en desuso, excesivamente explotada. Las últimas producciones con trabajadores de agencias de espionaje como protagonistas vienen a corroborar esta tendencia con ejemplos como los de Syriana, El buen pastor e incluso, pese a no renunciar a las exageraciones propias de la saga, el último Bond encarnado por Daniel Craig, mucho más terrenal y vulnerable que sus antecesores. También éste es el caso de El espía (Breach), segundo trabajo del director Billy Ray, quien debutara con El precio de la verdad (Shattered Glass), notable filme financiado por Tom Cruise.


Título: El espía (Breach)
Dirección: Billy Ray.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 110 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Chris Cooper (Robert Hanssen), Ryan Phillippe (Eric O'Neill), Laura Linney (Kate Burroughs), Dennis Haysbert (Dean Plesac), Caroline Dhavernas (Juliana O'Neill), Gary Cole (Rich Garces), Kathleen Quinlan (Bonnie Hanssen).
Guión: Billy Ray, Adam Mazer y William Rotko; basado en un argumento de Adam Mazer y William Rotko.
Producción: Bobby Newmyer, Scott Strauss y Scott Kroopf.
Música: Mychael Danna.
Fotografía: Tak Fujimoto.
Montaje: Jeffrey Ford.
Diseño de producción: Wynn Thomas.
Vestuario: Luis M. Sequeira.
Estreno en USA: 16 Febrero 2007.
Estreno en España: 21 Diciembre 2007.
Web: http://www.elespialapelicula.es/
Leer critica de El espía en Muchocine.net

Y resulta curioso que, para ambos trabajos, Ray se haya basado en dos populares escándalos: en el caso de en El precio de la verdad, en el de un periodista con un exceso de inventiva para sus relatos, y en El espía, como adelanta su elocuentísimo título castellano, en la historia de un agente secreto considerado el mayor traidor/topo descubierto en las entrañas del FBI. A juzgar por la temática de ambos trabajos, a Ray le deben interesar mucho los personajes tramposos y con doble vida.

El enfoque de verismo de este sobrio relato es perceptible desde sus títulos de crédito iniciales, con las imágenes televisivas de John Ashcroft, fiscal general de la primera Administración Bush, anunciando la detención de Robert Hanssen, agente del FBI que vendió secretos y a espías norteamericanos a la URSS durante más de 20 años. Su caso, quizá el de mayor trascendencia pública conocido hasta la fecha, se consideró uno de los mayores desastres ocurridos en el seno de la inteligencia norteamericana.

Pero la cinta no aborda tanto el modo en que este hombre pudo filtrar secretos a un gobierno rival durante dos décadas, como las posibles razones y motivos de Hanssen. De modo que El espía trata, sobre todo, de profundizar en la extraña y contradictoria personalidad de un agente especializado en sistemas de gestión de la información cuya gris tarea, muy alejada de la gloria predestinada para los agentes de campo, nunca fue sometida a un severo escrutinio.

Para guiarnos por este viaje a la mente de Hanssen, otro personaje muy alejado de él, el joven agente Eric O'Neill, interpretado eficazmente por Ryan Phillippe, será quien nos adentre en el complejo mundo de este personaje creado con gran riqueza de matices por el excelente Chris Cooper, actor habitualmente relegado a la tercera línea de los créditos finales. A O'Neill le asignarán la tarea de 'cazar' a Hanssen en una de sus traiciones para evitar su retirada del FBI sin ni siquiera haber pisado un tribunal por su incontable lista de delitos. De modo que, durante gran parte de la película, ambos se medirán en el típico pulso entre el alumno aventajado y el viejo zorro que se las sabe todas. También aparece en el reparto la siempre espléndida Laura Linney en el papel de jefa de O'Neill.

Excelente el trabajo de Chris Cooper, un habitual de la tercera línea de créditos, dotando de complejidad y profundidad al contradictorio personaje de HanssenEn definitiva, la sencilla propuesta de El espía es la de explicar cómo un agente de acrisolado patriotismo y aparente honradez pudo 'vender' a su país a una potencia rival. Por qué extraño cruce de cables en su mente pudo tomar decisiones tan lesivas para la seguridad de su país. Muchas de los argumentos esgrimidos en el filme apuntan al continuo desprecio mostrado por los superiores de Hanssen hacia su labor, considerada de ratón de oficina pero que, como él mismo demostró con su traición, era mucho más crucial y requería mucho más dedicación y esfuerzo para salvaguardar la información sensible en materia de seguridad nacional. Porque en cierto modo, y aunque parezca un impresión simplista, El espía es la típica historia de venganza del empollón hacia los más guapos y populares de la clase.
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Sir Ridley, recuperado por la vía del cine de género

Por | 14 enero 2008 | Comentar


La carrera de Ridley Scott deambulaba en los últimos años por terrenos irregulares que parecían vaticinar el ocaso de su maestría. Salvo Gladiator, abultadamente premiada en los Oscar de 2001 pero enmarcable en la tradición del mejor cine épico, cintas como Un buen año, Los impostores o El reino de los cielos apenas dejaban entrever la sombra del realizador que acuñó mitos del cine ochentero como Alien o Blade Ranner. Y para su resurgir ha recurrido en su último trabajo a subgéneros, como el de gansters o el thriller policiaco, tan abordados por otros grandes directores con resultados magníficos. Sin ir más lejos, Martin Scorsese saldó su deuda con el Oscar gracias a un filme ubicado entre ambas temáticas con su excelente pero no magistral The Departed.


Título: American Ganster
Dirección: Ridley Scott.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 157 min.
Género: Drama policiaco.
Interpretación: Russell Crowe (Richie Roberts), Denzel Washington (Frank Lucas), Chiwetel Ejiofor (Huey Lucas), Cuba Gooding Jr. (Nicky Barnes), Josh Brolin (detective Trupo), Carla Gugino Laurie Roberts), John Hawkes (Freddie Spearman), Ted Levine (Lou Toback), Armand Assante (Dominic Cattano), Common (Turner Lucas), John Ortiz (Javier Rivera).
Guión: Steven Zaillian.
Producción: Brian Grazer y Ridley Scott.
Música: Marc Streitenfeld.
Fotografía: Harris Savides.
Montaje: Pietro Scalia.
Diseño de producción: Arthur Max.
Vestuario: Janty Yates.
Estreno en USA: 2 Noviembre 2007.
Estreno en España: 28 Diciembre 2007.
Web: http://www.americangangster.es/
Leer critica de American Gangster en Muchocine.net

American Ganster asume con respeto la larga tradición de cintas ambientadas en la mafia y bebe también en universos típicos de James Ellroy como el de la corrupción político-policial. Supone también para Scott el reencuentro profesional con Russell Crowe, el protagonista de su última gran película. Y su primera colaboración con Denzel Washington, actor que sigue demostrando sus amplias capacidades para interpretar casi cualquier papel.

El guión del filme, que parte de una historia real, está estructurado como una narración paralela de las vidas de los dos protagonistas, el mafioso Frank Lucas y el policía Richie Roberts. Las vidas de ambos discurren por caminos semejantes pero en sentidos opuestos. Mientras Richie deberá sufrir en los inicios de su carrera el desprecio de sus compañeros por no aclimatarse al ambiente de enquistada corrupción policial, Lucas aprovechará los conocimientos adquiridos de su jefe, un importante líder de la mafia negra, para recoger su testigo a su muerte y prosperar hasta convertirse en el mayor traficante del Nueva York de los 70.

Otro factor clave para la rápida ascensión de Lucas en el negocio del tráfico de heroína fue la guerra. En Vietnam, muchos soldados se convirtieron en yonquis que importaron su adicción a su país. La heroína era la droga de moda, la que todo el mundo quería y debía probar para estar en la onda. Lucas, consciente de esta creciente demanda, fue directamente a la fuente productora del codiciado opiáceo. Puso en las calles una heroína de gran calidad a un precio razonable gracias a unas inmejorables condiciones de importación obtenidas mediante enjuagues con altos funcionarios políticos y militares, quienes le facilitaban su transporte hasta EE.UU. directamente desde el propio Vietnam.

Muy distinto, y probablemente más arduo, fue el camino hasta el éxito de Richie. Su condición de insobornable le granjeó pocos amigos y mala fama en un cuerpo policial corrompido hasta la médula, pero, en cambio, le posibilitó el liderar una unidad especial antidroga que se encargaría de descabezar los amplios tentáculos de un negocio en pleno apogeo.

Huelga decir que, con Crowe y Washington en los papeles protagonistas, el apartado artístico está cubierto con sobrada solvencia, más aún si se les suma el gran trabajo de los secundarios que los arropan. Por otra lado, la ambientación setentera de Nueva York, en palabras de Ridley Scott, no les fue nada fácil dado lo distante que es ahora la estética actual de la ciudad, limpia y ordenada hasta en los barrios tenidos por suburbios hace años, del aspecto más desgastado y sucio que la película consigue recrear espléndidamente.

Factores como éstos, así como la ágil y entretenida narración, hacen de American Ganster un filme de gran calidad, que denota la sabia firma que hay tras ella y reconcilia a Scott con su público más exigente.