Categoría(s):

McClane 4.0, el antivirus a base de mamporros

Por | 10 septiembre 2007 | Comentar


El impacto del primer filme protagonizado por Bruce Willis como John McClane fue tal en España que la sustitución del título original inglés, Die Hard ('Duro de Matar'), por el de La Jungla de Cristal se ha mantenido en las secuelas posteriores. Los términos 'jungla' o 'cristal' tenían cierto encaje en aquella cinta cuya acción se desarrollaba en los rascacielos Nakatomi, mientras que su presencia en los títulos de las continuaciones sólo obedece a una mera asociación con la exitosa cinta de John McTiernan. En cualquier caso, la perpetuación del título castellano del primer filme ejemplifica la indeleble impronta dejada por aquél.


Título: La Jungla 4.0 (Live free or die hard)
Dirección: Len Wiseman.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 130 min.
Género: Acción, thriller.
Interpretación: Bruce Willis (John McClane), Timothy Olyphant (Thomas Gabriel), Justin Long (Matt Farrell), Maggie Q (Mai), Cliff Curtis (Bowman), Mary Elizabeth Winstead (Lucy McClane), Cyril Raffaelli (Rand), Kevin Smith (Frederick Kaludis).
Guión: Mark Bomback; basado en un argumento de Mark Bomback y David Marconi; sobre el artículo "A farewell to arms" de John Carlin.
Producción: Michael Fottrell.
Música: Marco Beltrami.
Fotografía: Simon Duggan.
Montaje: Nicolas de Toth.
Diseño de producción: Patrick Tatopoulos.
Vestuario: Denise Wingate.
Estreno en USA: 27 Junio 2007.
Estreno en España: 7 Septiembre 2007.
Web: www.lajungla4.es

Desde sus inicios, McClane contaba con muchos ingredientes para hacerse un hueco entre los más insignes héroes del cine de acción. Su nefasto don de la ubicuidad, su rudez y contundencia a la hora de deshacerse de los villanos o sus frases de 'sobrao' y chuleta le configuraban como un héroe atípico con facilidad para empatizar con el público. Conformen se sucedían las secuelas, el protagonismo de McClane crecía en detrimento de los argumentos de los filmes, claramente al servicio de la reedición de las acciones y rasgos típicos del policía neoyorquino.

En La Jungla 4.0 tampoco cambia esta deriva. McClane es presentado de nuevo como un buen poli con una vida privada hecha añicos. Divorciado y con una hija declarada en rebeldía, a nuestro protagonista no parece haberle servido de mucho su heroica hoja de servicios. Nada nuevo respecto a capítulos previos. Pero el público ya sabe que su instinto de poli veterano curtido en mil batallas tardará poco en hacerle resurgir. Y lo hace de la misma forma que en aventuras previas, cogiéndole de improviso las circunstancias más inoportunas.

Vuelve a enfrentarse a terroristas que, reivindicaciones políticas al margen, sólo persiguen llenarse los bolsillos a mano llena. Esto tampoco cambia respecto a entregas previas. Lógicamente, lo que sí cambian son los métodos de los villanos a los que ahora se enfrenta McClaine. El título castellano ya nos dice que sobre algo de ordenadores y bytes irá esta nueva propuesta de acción. Pero frente a los 'hackers' dominadores del ciberespacio no hay mejor remedio que la medicina habitual de McClaine: los mamporros a diestro y siniestro. La pistola de este duro poli doblega la sofisticación del terrorista parapetado en unas pantallas de ordenador con las que, sin embargo, es capaz de sembrar las mayores catástrofes.

En fin, que esta cuarta entrega dirigida por un mañoso de la técnica como Len Wiseman no sorprende en casi nada, pero tampoco aburre gracias a su chute de acción vertiginosa. Es lo mejor y lo peor que se puede decir de la cuarta entrega de esta franquicia de acción liderada por Bruce Willis.
Categoría(s):

Puertas al campo

Por | 09 septiembre 2007 | Comentar


Imagen del 'Manifiesto por el Cine en los Cines' que estos días se distribuye en nuestros salas.

La semana pasada desfilaron diversos representantes de la industria del cine español por la Comisión de Cultura del Congreso. Opinaron acerca de la nueva Ley del Cine. Los realizadores dicen que los exhibidores usan sus salas como si del salón de su casa se tratara. Dicen que, con su comportamiento, "permiten que los americanos nos usen como el patio trasero donde dejar sus desechos" (David Trueba dixit). La Federación de Cines de España (FECE) afirma que "las películas hechas en España interesan muy poco a la gente" y emplean datos para respaldar tal afirmación: "la cuota de pantalla para el cine español en lo que va de año es del 5%" (es decir, de cada 100 espectadores, sólo cinco ven cine español). Y yo me pregunto: ¿y por qué no se consulta al público, otro elemento esencial de todo este negocio? Si lo hicieran, quizá descubrirían ambos, exhibidores y productores, que no todos los espectadores desprecian el cine hecho aquí por el simple hecho de su origen nacional o que algunas de nuestras producciones deben su fracaso comercial a su discutible calidad, más que a una pobre distribución. A mí, como a muchos de quienes escriben sobre cine en Internet, me gusta el cine sin etiquetas identitarias. Y el buen cine, pese a las muchas trabas que deba superar, siempre termina abriéndose paso.

Y para quitarle algo de gravedad a esta polémica ley, os dejo la reacción de un adolescente alemán tras ver Alatriste previa descarga vía 'la mula'.
Categoría(s):

Tarantino, devoto cinéfilo practicante

Por | 04 septiembre 2007 | Comentar


Death Proof es el envés de la misma moneda que el tándem Rodríguez/Tarantino ha acuñado como homenaje a un cine de terror y acción que derrochaba originalidad y transgresión en tiempos cinematográficos aún conservadores. Con escasos presupuestos y soluciones técnicas chapucero-artesanales, aquellos cineastas pioneros hacían de la necesidad virtud y sólo ambicionaban dar rienda suelta a sus truculentas imaginaciones. Sam Raimi, Wes Craven, Cronenberg, Carpenter o Peter Jackson, entre otros, fueron algunos de los directores que se forjaron en aquella escuela de vísceras y sangre. Hoy todos ellos cuentan con reconocidas carreras como cineastas, pero su fogueo partió de aquellas cintas incomprendidas y marginales para su mayoritario público coetáneo.


Título: Death Proof (Grindhouse)
Dirección y guión: Quentin Tarantino.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 113 min.
Género: Acción, thriller.
Interpretación: Kurt Russell (Stuntman Mike), Sydney Tamiia Poitier (Jungle Julia), Rosario Dawson (Abernathy), Vanessa Ferlito (Arlene), Jordan Ladd (Shanna), Rose McGowan (Pam), Tracie Thoms (Kim), Mary Elizabeth Winstead (Lee), Zoë Bell (Zoë), Omar Doom (Nate), Michael Bacall (Omar), Eli Roth (Dov), Quentin Tarantino (Warren), Monica Staggs (Lanna), Michael Parks (Earl).
Producción: Elizabeth Avellan, Robert Rodriguez, Erica Steinberg y Quentin Tarantino.
Fotografía: Quentin Tarantino.
Montaje: Sally Menke.
Diseño de producción: Steve Joyner y Caylah Eddleblute.
Vestuario: Nina Proctor.
Estreno en USA: 6 Abril 2007.
Estreno en España: 31 Agosto 2007.
Web: www.grindhousemovie.net

Si Rodríguez se ocupó en Planet Terror de referenciar el terror 'gore', unas de las vertientes por las que el mexicano ha mostrado más querencia en cintas iniciáticas suyas como Abierto hasta el amanecer, Tarantino ha decido dirigir su tributo a las películas de salvajes carreras de coches. Referentes como Punto límite cero o 60 segundos, citadas textualmente en diálogos que Tarantino ha puesto en boca de sus personajes, constituyen la base de cinefilia sobre la que se apoya Death Proof.

Pero no se queda ahí. Porque en Death Proof vuelve aparecer el arsenal de lugares comunes de toda su filmografía: como los largos diálogos entre colegas sobre las más absurdas trivialidades, la filmación de escenas con afán de posteridad acompañadas de excelentes canciones (el repaso a las bandas sonoras de sus filmes desvelan a Tarantino como un gran 'gourmet' de clásicos musicales americanos y como un enamorado de las partituras morriconianas) y la creación de personajes extremos capaces de pasar de un estado de relajo a otro de brutal violencia sin apenas inquietarse. Y puesto a alabar sin disimulo sus preferencias cinematográficas o a vituperar sin piedad el cine que detesta, a Tarantino no le duele en prendas el hacerse varios impúdicos autohomenajes con guiños a cintas suyas recientes como Kill Bill. Por ejemplo, genial resulta la reaparición de dos personajes ya míticos como el ranger Earl McGraw (con la hosquedad e impavidez del gran Michael Parks) y su Hijo Número 1 (el propio hijo de Parks, James Parks). El pausado y crudo análisis que hacen de los brutales crímenes a los que se suelen enfrentar son la mejor muestra del negrísimo humor destilado por el realizador de Tennessee.

Y finalmente, para incondicionales de Tarantino como quien esto escribe, en Death Proof volvemos a disfrutar con interpretaciones-trasunto del pasado glorioso de grandes actores como Kurt Russell (de quien Tarantino adora sus primeros trabajos con Carpenter, como Escape from New York o La Cosa). Además, y siguiendo los rasgos típicos de las mujeres de sus filmes, Tarantino vuelve a crear todo un muestrario de diversos caracteres femeninos: sexys, fuertes, chulescos y decididos. Se podría decir que la réplica de Tarantino al perfil de la chica-Almodóvar es la de una mujer bella, con fuerte atractivo sexual, inteligente, y dura y sensible a un tiempo. Todo el reparto de chicas-Tarantino en Death Proof, desde Rosario Dawson a Vanessa Ferlito, están excelentes en sus respectivos papeles.

En fin, que no oculto mi admiración por el cine de este hombre que, con apenas cinco películas escritas y dirigidas por él, creo que ha alcanzado un veloz estatus de autor con un cine que, aunque no sea plato de buen gusto para muchos, ofrece siempre una pasión cinéfila que respira por cada uno de sus fotogramas.

[+] Crítica de Planet Terror: Elogio de lo cutre