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El decálogo del guardaespaldas

Por | 27 julio 2006 | Comentar


Una película adscrita por completo a los cánones de un género no tiene por qué ser necesariamente previsible o, lo que es peor, mediocre por repetir sin originalidad lo ya visto en otras. Con cierta frecuencia, la cartelera se puebla de cintas de atracos perfectos, ‘thrillers’ policiacos y políticos o comedias románticas. Esta La sombra de la sospecha (otra pésima y tópica traducción de un correcto título original: The Sentinel), pertenece, por desgracia, al grupo de las cintas de género más bien mediocres. Aborda el trillado asunto cinematográfico de los guardaespaldas e intenta sustentar su floja trama en una conspiración cuyo desenlace es intuible sin que llegue a mediar el metraje de la cinta. En ella están presentes todos los clichés que el cine ha labrado en torno a la figura del guardaespaldas: su autoprohibición de intimar con el cliente, aunque violada como suele ser habitual, su preparación para recibir la bala destinada a aquél y su vida solitaria tras un divorcio motivado por su dedicación franciscana al oficio.


Título: La sombra de la sospecha (The sentinel).
Dirección: Clark Johnson.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 108 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Michael Douglas (Pete Garrison), Kiefer Sutherland (David Breckinridge), Eva Longoria (Jill Marin), Kim Basinger (Primera Dama Sarah Ballentine), Martin Donovan (William Montrose), Ritchie Coster, David Rasche (Presidente Ballentine), Kristin Lehman (Cindy Breckinridge), Raynor Scheine (Walter), Chuck Shamata (Director Overbrook).
Guión: George Nolfi; basado en la novela de Gerald Petievich.
Producción: Michael Douglas, Marcy Drogin y Arnon Milchan.
Música: Christophe Beck.
Fotografía: Gabriel Beristain.
Montaje: Cindy Mollo.
Diseño de producción: Andrew McAlpine.
Vestuario: Ellen Mirojnick.
Estreno en USA: 21 Abril 2006.
Estreno en España: 21 Julio 2006.
Web: www.sentinelthemovie.com.

Todo esto le sucede a Pete Garrison (Michael Douglas), una leyenda en el servicio secreto tras haber recibido una bala destinada al ex presidente Reagan. Pero una conspiración para asesinar al presidente (otro de esos clichés ya presente en algunas cintas como En la línea de fuego, con Eastwood como guardaespaldas presidencial) pondrá patas arriba a dicho servicio. En este caso con el agravante de que, dentro del mismo, hay un topo sirviendo en bandeja el crimen a unos implacables ex agentes del KGB ruso (¿por qué siempre los rusos aparecen con esa misma cara de mala leche en todas las películas norteamericanas?). Aunque, la verdad sea dicha, parece poco creíble que un asesinato de ese calibre sea organizado de la manera tan pachanguera que se nos explica en un guión tan poco desarrollado y verosímil. Increíble también resulta que, para hallar una pista clave que les conduzca al topo, los del servicio secreto se basen en unas simples respuestas a un polígrafo.

Probablemente, conscientes de que tan escasos mimbres apenas darían para un capítulo de una serie tipo Alias o 24, los productores decidieron usar el reclamo de las estrellas para compensar esta flojedad argumental. Eva Longoria es una pupila aventajada de Garrison a la que, en un ejercicio de lastimosa obviedad, es presentada como la típica chica guapa pero lo suficientemente lista y profesional como para superar a esos primarios compañeros que sólo le halagan sus virtudes físicas. Kiefer Sutherland, ex amigo de Garrison, es un perro de presa que llevará la investigación para desenmascarar al topo ayudado por la alumna de Garrison, el principal sospechoso. A pesar de que aquí pudiera haber material para sacar más chica dramática de estas tensas relaciones personales-profesionales, el desdibujado perfil de todos ellos lo impide. Y Kim Basinger es la primera dama de cuya protección se encarga Garrison.

En definitiva, una olvidable película que, a duras penas, llega a la categoría de digno entretenimiento, dada la previsible deriva de una trama escasa, carente de agudas complejidades y poco exigente con el espectador. Quizá no quieran obligarnos a discurrir mucho en estos tiempos de calor estival.
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Escuche este reportaje del equipo de LoQueYoTeDiga sobre 'Guardaespaldas de película'.
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"Me mola ser mala"

Por | 24 julio 2006 | Comentar


Éste parece ser el único ‘leit motiv’ de esta mamarrachada videoclipera titulada Domino. Una película tópica y estereotipada a la que ni siquiera salva su florido reparto. La coletilla de “basada en hechos reales, más o menos” es ya sintomática de esta cinta más preocupada por sus truquitos visuales que por su historia, la cual es bastante poco concreta, por cierto. Porque Domino quiere narrar la biografía de la rebelde cazarrecompesas Domino Harvey, pero también quiere imitar el estilo violento y chulo de los personajes de Tarantino, darle al conjunto la intriga de una cinta de atracos y, puesta a rizar el rizo, sazonarlo con un mensajillo dramático con la rebelión primero, y la redención final (como mandan los cánones del ‘biopic’), de la protagonista. Es decir, un batiburrillo de intenciones narrativas al que, además, se le añaden toques humorístico por cuenta de su crítica al desquiciado mundo televisivo. No sé qué pensaría de la película la biografiada Domino, quien murió de una sobredosis a los 35 años poco antes del estreno, pero, seguramente, no le agradaría que no sólo se omitiera su condición de homosexual, de la que estaba orgullosa, sino que en ella se la perfile como una bomba sexual liada con un compañero cazarrecompensas.


Título: Domino
Dirección: Tony Scott.
Países: Reino Unido y Francia.
Año: 2005.
Duración: 127 min.
Género: Thriller, acción.
Interpretación: Keira Knightley (Domino Harvey), Mickey Rourke (Ed Mosbey), Edgar Ramirez (Choco), Rizwan Abbasi (Alf), Ian Ziering (él mismo), Brian Austin Green (él mismo), Christopher Walken (Mark Heiss), Mena Suvari (Kimmie), Jacqueline Bisset (Sophie Wynn), Lucy Liu (Taryn Miles), Delroy Lindo (Claremont Williams III).
Guión: Richard Kelly; basado en un argumento de Richard Kelly y Steve Barancik.
Producción: Tony Scott y Samuel Hadida.
Música: Harry Gregson-Williams.
Fotografía: Daniel Mindel.
Montaje: William Goldenberg y Christian Wagner.
Diseño de producción: Chris Seagers.
Vestuario: B.
Estreno en Reino Unido: 14 Oct. 2005.
Estreno en España: 21 Julio 2006.
Web: www.domino.aurum.es

La elección de la británica Keira Knightley para el papel de Domino también tiene algo de estereotipo. Si hasta ahora solía hacer papeles de bella y dulce señorita en comedias románticas, aquí se la quiera situar en las antípodas de este registro. La niña buena se hace mala, como la propia Domino, ex modelo e hija de padre ricos y famosos (su padre era el actor Laurence Harvey). En la enésima resucitación para el cine de Mickey Rourke, éste continúa por la línea de Sin City: un tipo duro con mucho vivido tras de sí. Y del resto del reparto extraña ver en semejante bodrio a secundarios de lujo como Christopher Walken y Delroy Lindo, o a la menuda y bella Mena Suvari, cuya imagen siempre estará ligada a la icónica escena de los pétalos en la magnífica American Beauty. Dentro de la —digamos— vena cómica del filme, también aparecen, autoparodiándose a sí mismos, dos de los personajes de la serie Sensación de vivir (Ian Ziering y Brian Austin Green), odiada desde la infancia por Domino.

Aparte de que la historia se pierda en reiterados subterfugios, lo que más me molestó fue ese montaje —tan de moda— de continuos cortes de planos, movimientos de cámara acelerados y distorsionados y la constante presencia de efectos sonoros y fragmentos musicales para subrayar, prácticamente, cada secuencia. Es decir, un elogio al barroquismo audiovisual propio del videoclip que, por lo demás, es poco o nada original. La repetición de los primeros planos del encendido de los cigarrillos y la machacona reiteración de frases (no basta con la que las repitan ‘en off’, sino que también las acompañan con letreritos deslizantes) terminan por hacer de lo más irritante el visionado de esta cinta atrapada por sus continuas poses.

OTRAS OPINIONES...
Joaquín R. Fernández, en LA BUTACA: "Una cinta aburrida y en la que no existe ningún equilibrio entre la forma y el contenido, quedando éste en un segundo lugar. Una amalgama de situaciones accesorias, algunas de ellas delirantes. Scott recurre a la estética videoclipera más extrema..."
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Pablo del Moral, en LA BUTACA: "Como cinta de acción es un enorme chasco, ridículo y demasiado extravagante. Pero como parodia y comedia negra es divertida y hasta incisiva con los clichés del género. Su frenesí sensorial puede considerarse una falla, si bien resulta hipnótico..."
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Rosenrod, de Dioses y Monstruos: "Francamente, tengo mis serias dudas de que Cariño, estoy hecho un perro pueda ser peor que esta auténtica y mediocre tomadura de pelo".

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La nostalgia pudo con el afán renovador

Por | 17 julio 2006 | Comentar


Antes de opinar, confieso que mi adoración ‘comiquera’ hacia Spiderman siempre fue en detrimento del Hombre de Acero. En mi caso, que no es ni mucho menos aislado, se me hacía más fácil la identificación con el lanzaredes, cuyos problemas cotidianos se asemejaban más a los míos, y la dificultaba con Superman, un héroe demasiado invulnerable y popular. Pero siempre recordaré con cariño esa primera película de Richard Donner que, con casi 30 años a sus espaldas, se puede ya tildar como de clásico del cine de superhéroes. También con cariño hacia aquella cinta parece haber iniciado su mastodóntico proyecto Bryan Singer, quien no ha escatimado en guiños al filme del 78 en su Superman Returns. Avalado por su buen hacer en las magníficas X-Men I y II, Singer es, en gran parte, uno de los principales responsables de haber abierto un filón a la industria con las historias de los superhéroes de toda la vida. Sus vidas y aventuras siempre estuvieron ahí, en las viñetas dibujadas por maestros como Kirby, Byrne, Romita, Buscema o Miller, y al cine sólo le faltaba un ingrediente clave para llevar a su terreno tan fascinante mitología: el píxel. Singer lo vio claro en el año 2000 y, por ahora, la ecuación “famoso personaje de cómic más efectos digitales” parece bendecida por el éxito comercial. Amén de las secuelas previstas de personajes ya pasados al celuloide (Hulk, Spiderman, Los 4 Fantásticos o Batman…), los próximos en ‘debutar’ en la pantalla serán El motorista fantasma, Iron Man o Wonder Woman, entre otros.

Por tanto, Singer, quien también guioniza o produce otras películas de héroes, va camino de convertirse en el ‘santa santorum’ de este pujante género. Y él sabe mejor que nadie que, una vez demostrado el dominio de la técnica, el público exige buenas historias. Porque, al final, la clave del éxito artístico siempre habitará en la cabeza de un creador con buenas ideas, más que en un mañoso en el uso de la técnica.


Título: Supermans Returns
Dirección: Bryan Singer.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 154 min.
Género: Acción, aventuras, ciencia-ficción.
Interpretación: Brandon Routh (Kal-El/Clark Kent/Superman), Kevin Spacey (Lex Luthor), Kate Bosworth (Lois Lane), James Marsden (Richard White), Frank Langella (Perry White), Eva Marie Saint (Martha Kent), Parker Posey (Kitty Kowalski), Sam Huntington (Jimmy Olsen), Kal Penn (Stanford), Marlon Brando (Jor-El).
Guión: Michael Dougherty y Dan Harris; basado en un argumento de Bryan Singer, Michael Dougherty y Dan Harris; basado a su vez en los personajes de "Superman" creados por Jerry Siegel y Joe Shuster.
Producción: Jon Peters, Bryan Singer y Gilbert Adler.
Música: John Ottman.
Fotografía: Newton Thomas Sigel.
Montaje: John Ottman y Elliot Graham.
Diseño de producción: Guy Hendrix Dyas.
Vestuario: Louise Mingenbach.
Estreno en USA: 28 Junio 2006.
Estreno en España: 12 Julio 2006.
Web: www.supermanreturns-es.com.

Y considero que es, en el terreno de las ideas o de la narrativa, donde más flojea esta Superman Returns. Quiere contarnos nuevas peripecias del superhéroe más acordes con nuestro tiempo, pero no quiere olvidarse del origen fílmico del héroe. Esta indefinición es palpable desde los títulos de crédito y se extiende durante su largo metraje, cuando se recrean —con la espectacularidad que posibilita la técnica actual— el estallido del planeta Krypton, su vida en la granja de sus padres terráqueos o la reaparición holográfica de Marlon Brando, padre del kryptoniano. Así, la cinta oscila entre el ‘remake’ y un tímido afán por aportar una nueva entidad a Superman. Para darle un barniz más propio, Singer decide tomarse más en serio al personaje, ponerlo ante conflictos humanos de mayor calado y aportarle a su regreso unas propiedades cuasi mesiánicas. Pero quizá resulte forzado todo este andamiaje en una figura de cualidades tan poco dramáticas como la de Superman. Como contrapartida de este exceso de gravedad, la película pierde el añejo humor de la de Donner y adopta una estética general más oscura.

La larga sombra de Christopher Reeve sobrevuela, en todo momento, las apariciones de un correcto y hercúleo Brandon Routh, Kate Bosworth cumple en su papel de una despechada Lois Lane, quien ha ganado un Pulitzer —pese a sus perpetuas dudas ortográficas— con un artículo titulado Por qué el mundo no necesita a Superman , y Kevin Spacey hace de Lex Luthor un villano más sosegado y menos histriónico que Gene Hackman.

Lo indiscutible de esta Superman Returns es su sobrada capacidad para apabullar en sus secuencias de acción, a cada cual más espectacular. Queda demostrado que Singer y su equipo de efectos digitales manejan a la perfección las herramientas visuales, ahora cabe exigirle más arrojo y menos reverencia al pasado en el guión de la secuela que afronte.

OTRAS OPINIONES...
Rosenrod, de Dioses y Monstruos: “Para los que conocimos la de Donner (…) es inevitable una cierta sensación de vacío entre la nostalgia respetada y los tímidos intentos de renovación (hablar de revolución sería excesivo)”.
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José C., de Cine: “La jugada final no es redonda, pero podía serlo. El final consiste en que el Superman que quiere ser querido va a descubrir que hay algo más importante, hay alguien a quien va a querer él. Y no se trata de la chica”.

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Versiones cinematográficas de Tom Ripley

Por | 16 julio 2006 | Comentar


Tímido, amoral, de educación exquisita, frío hasta la médula y, sobre todo, obsesivamente preocupado por las apariencias. Éstos son los principales rasgos de Thomas Ripley, sociópata nacido de la pluma de la maestra de la novela policiaca y de supense Patricia Highsmith. La escritora estadounidense redactó una serie de cinco obras protagonizadas por este personaje, y el cine usó los argumentas de estas historias para filmar cuatro películas. A saber: A pleno sol (Plein soleil, 1960), El amigo americano (Der Amerikanische Freund, 1977), El talento de Mr. Ripley (The Talented Mr. Ripley, 1999) y El juego de Ripley (Ripley's Game, 2002). Los actores que han puesto rostro a este seductor, a la par que certero asesino, se han significado por haberse labrado polifacéticas y brillantes carreras. Correlativamente, y siguiendo el anterior orden cronológico de los filmes, los intérpretes de Tom Ripley han sido: Alain Delon, Dennis Hopper, Matt Damon y John Malkovich.

Un breve repaso a cada uno de ellos en sus respectivos trabajos:

Delon, seductor en estado puro

A pleno sol (Plein soleil). Hablaré por boca de las opiniones leídas en algunos comentarios de la Red, pues es la única película que no he visto de las basadas en la figura de nuestro hombre. Al igual que la protagonizada por Damon, esta cinta se basa en el libro El talento de Mr. Ripley y está considerada un clásico del cine francés, además del trabajo que terminó por encumbrar a Alain Delon a la categoría de mito erótico. Recoge las mejores esencias de la nouvelle vague gala y narra el origen de la carrera criminal del arribista Tom Ripley. Enviado a Europa por el rico Sr. Greenleaf para buscar y traer de vuelta a su mimado y despilfarrador hijo Philip, Ripley se verá incapaz de cumplir su ardua misión ante un Philip reacio a abandonar a su prometida y a someterse a la voluntad paterna. La película la dirigió René Clement, quien también escribió el guión adaptado junto a Paul Gégauff, y contó con la música de Nino Rota, creador de la mítica partitura de El Padrino.

Hopper, un vaquero en Hamburgo

El amigo americano (Der Amerikanische Freund). En la cinta de Win Wenders, Ripley se encuentra en una etapa más madura y se ha enriquecido merced a sus trapicheos como pasante de arte y a una faceta criminal en la que aún no ha decaído su maña para el asesinato a sangre fría. La presencia de Dennis Hopper le aporta un alo psicópata al personaje de Ripley, quien ya ha perdido toda condición de empatía con sus semejantes. Solitario en su gran mansión europea, Ripley le hará pagar caro su trato descortés al enfermo terminal Jonathan Zimmermann (un gran Bruno Ganz). Sin nada que perder, y ante su irreversible muerte, Ripley involucrará arteramente a este artesano marquista en el asesinato de dos mafiosos a cambio de una generosa recompensa económica y un trato médico avanzado. El cinéfilo Wenders incluye varios ‘cameos’ de reputados directores de los diferentes estilos cinematográficos que más le han influido. La estética ‘country’ de Hooper con su sombrero vaquero contrasta con la última adaptación de Ripley basada en la misma obra que esta cinta, El juego de Ripley, en la que Malkovich es un hombre de exquisita cultura en sus ropajes y formas de expresarse.

Damon envidia a Jude Law

El talento de Mr. Ripley (The Talented Mr. Ripley). La película de Anthony Minghella destaca por una luminosa fotografía idónea para captar la costa italiana y los ambientes de lujo frecuentados por Dickie Greenleaf (Jude Law). Tom Ripley (Matt Damon), un joven con afán de ascenso rápido en la escala social, se compromete con el padre de Dickie a traer de vuelta a su hijo a los Estados Unidos. Se ganará su amistad a través del gusto de Dickie por el jazz, pero éste no está dispuesto a abandonar su disoluta vida a cuerpo de rey junto a su novia Marge Sherwood (Gwyneth Paltrow). Minghella incide en esta cinta en la ambigüedad sexual de Ripley, quien se precipitará en su carrera asesina tras un malentendido homosexual con Dickie.

Malkovich, el más culto y despiadado

El juego de Ripley (Ripley's Game). Coproducción americo-europea, esta cinta dirigida por la italiana Liliana Cavani parte, como la de Wenders, del argumento de la novela homónima El juego de Ripley. John Malkovich encarna con soltura a un Tom Ripley maduro, sereno, enriquecido y enamorado del arte. Pese a todo, a Ripley le siguen perdiendo las habladurías sobre su persona o los insultos en relación a su trabajado ‘estatus’ social. Aunque tenga un fundado gusto por el arte, no dejan de verle como a un adinerado norteamericano caprichoso a la hora de comprar todo lo bello que se cruza a su paso. Eso sí, cuando de matar se trata, este Ripley se muestra más letal y salvaje que ningún otro. Y al contrario que el Ripley interpretado por Hopper, éste no vive tan solo en su mansión. Una bella concertista de pianoforte es la pareja que allí le suele acompañar, además de una mañosa cocinera italiana. Jonathan Trevanny, el marquista enfermo de leucemia que caerá en las redes del juego de Ripley, es interpretado sin grandes logros por Dougray Scott. El compositor Ennio Morricone firmó una partitura muy lucida para acompañar los momentos más tensos de una interesante, aunque no notable, película de género negro y estética europea.

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'Estirpe de Tritones': el 'Así se hace'

Por | 12 julio 2006 | Comentar


Narciso el Valvulista, cronista del rodaje de la atípica comedia española Estirpe de Tritones, me informa de que ya ha colgado en la bitácora del filme una primera entrega en vídeo de su Así se hace. En él se muestran los ensayos, la búsqueda de las localizaciones y el rodaje de las primeras escenas. Son las imágenes que luego conformarán el habitual Así se hizo o Making Off. Si queréis ampliar información sobre la cinta, podréis hacerlo en un texto anterior que publiqué a comienzos de junio. Como decía Rosenrod, seguiremos atentos a la pantalla, incluso a la del sónar, para informar de las novedades que se produzcan en esta comedia sobre el orgullo marítimo castellano leonés.
[+] Rodaje de 'Estirpe de Tritones, más allá de ningún sitio'
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Nostalgia de otros tiempos

Por | 08 julio 2006 | Comentar


En los últimos tiempos, el exceso de producciones de animación digital estaba haciendo bueno el axioma de que la calidad es siempre preferible a la cantidad. La secuela de Ice Age o la reciente Vecinos Invasores no estaban a la altura de hitos de la animación por ordenador como Shrek o Los Increíbles, auténticos baluartes de esta fresca corriente en la que se ha erigido la animación por computador desde la pionera, y casi ya clásica, Toy Story. Aparte de su cuidada estética —a cada nuevo filme más sorprendente y elaborada—, este tipo de cine ha sabido ganarse al público infantil y adulto por sus guiones de doble lectura para ambos. Es decir, por saberles ofrecer a aquéllos acción, humor y diversión, y a éstos, un mensaje didáctico cuyo poso también termina por llegar al subconsciente del niño.

Cars lleva la rúbrica del guionista y director de las dos entregas de Toy Story, películas clave para comprender el ‘boom’ de esta nueva y exitosa animación. Johh Lasseter, que completará la trilogía del cowboy de juguete Woody y su ‘trouppe’ hacia 2008, ha vuelto a reverdecer la fórmula del éxito con esta película protagonizada por una curiosa pandilla de coches. La historia gira en torno a los sueños de Rayo McQueen, un novato y ascendente coche de carreras participante en la Copa Pistón. Se encuentra ante la oportunidad de su vida de lograr la proeza de alzarse con el título en su debut, lo que le conducirá a la ansiada fama, a firmar un millonario contrato y a convertirse en la mayor estrella de las carreras de coches. Pero en el camino del crecido y arrogante McQueen se cruzará un imprevisto: cuando se dirige a la final del campeonato, un accidente en la carretera le hace perderse por la mítica Ruta 66. La inhóspita carretera, sustituida por las nuevas y amplias autopistas, le conducirá al desértico poblado de Radiador Springs.


Título: Cars
Dirección: John Lasseter.
Codirección: Joe Ranft.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 121 min.
Género: Animación, comedia.
Doblaje original/español: Owen Wilson/Guillermo Romero (Rayo McQueen), Paul Newman/Víctor Valverde (Doc Hudson), Bonnie Hunt/Yolanda Mateos (Sally Carrera), Larry The Cable Guy/Carlos Kaniowsky (Mater), Cheech Marin/José A. Escobosa (Ramón), Tony Shalhoub/Antonio Villar (Luigi), Jennifer Lewis/Isabel Donate (Flo), Paul Dooley/José A. Ceínos (Sargen), Michael Wallis/Francisco Hernández (Sheriff), George Carlin/Luis Marín (Fillmore), Richard Petty/Miguel Zúñiga (El Rey), Michael Keaton/Salvador Aldeguer (Chick Hicks).
Guión: John Lasseter, Dan Fogelman, Joe Ranft, Kiel Murray, Phil Lorin y Jorgen Klubien; basado en un argumento de John Lasseter, Joe Ranft y Dan Fogelman.
Producción: Darla K. Anderson.
Música: Randy Newman.
Montaje: Ken Schretzmann.
Diseño de producción: William Cone y Bob Pauley.
Estreno en USA: 9 Junio 2006.
Estreno en España: 6 Julio 2006.
Web: www.cars-es.com.

Allí se topará con los peculiares dueños de los vetustos negocios que ofrecían servicios para los viajeros de antaño. Los simpáticos minicoches italianos Luigi y Guido, un Fiat 500 y un Isetta, regentan un taller de neumáticos. Sally, un atractivo Porsche de 2002, es la propietaria de un motel, la oxidada grúa Mater recoge vehículos averiados y sirve de ayudante del Sheriff. También está el marcial Sargen, un Jeep militar, y su antagonista, el pacifista y medio ‘fumeta’ Fillmore, una mítica furgoneta Volkswagen hippie de los 60. Además, el llamativo coche de los 50 Flo dirige el Café V-8 Flo, la única gasolinera de la zona, mientras su marido, Ramone, es un Impala de 1959 gerente de la Factoría Ramón El Arte de la Carrocería, un taller de pintura y serigrafía de lo más creativo. Y finalmente está Doc Hudson, un Hudson Hornet de 1951 que se hace pasar por un tranquilo y respetado médico rural en su tienda de repuestos, pero que esconde una triste historia que McQueen desvelará.

Al principio, el estirado de McQueen se niega a cumplir su condena por haber deteriorado la carretera que cruza Radiador Springs y sólo desea marcharse de tan remoto lugar, pero su estancia, a medida que conoce a gentes tan sencillas y auténticas, le hará cambiar su egoísta perspectiva. Apreciará el valor de la amistad y el cariño que allí le dispensan y, por primera vez, comenzará a pensar en alguien más que no sea él mismo.

Además de ofrecer este mensaje, la película hace toda una reivindicación de un estilo de vida norteamericano añejo y solidario recordado con la misma nostalgia con la que hoy se mira a la legendaria Ruta 66. Una carretera que, hace medio siglo, era “la principal ruta comercial y la mayor artería turística hacia la costa oeste”. A su paso se construyeron miles de estaciones de servicio, bares, cafés, moteles, pero el progreso trajo las autopistas de múltiples carriles y rutas interestatales más grandes que acabaron con esta mítica vía y también con una estilo de viajar pausado y disfrutable. El viejo poblado de Radiador Springs, donde el tiempo pareciera haberse detenido, también encarna esa otra Norteamérica lejana en la que la gente era más sencilla y comunitaria. En definitiva, una mirada por el retrovisor a un romántico e idealizado pasado para recuperar lo bueno que en él había frente a este mundo actual, tan resultadista, exigente y competitivo.

OTRAS OPINIONES...
Jose, de 'Cine': "El nuevo invento de Pixar es válido por todo el trasfondo humano y es deslumbrante por todo el vehículo expresivo que ha usado para trasmitirlo: la nostalgia de los años cincuenta, las dobles lecturas, coche-persona, tractor-vaca, las marcas, el progreso, la deshumanización de las competiciones, la recreación de un mundo hecho para los coches".
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Rosenrod, de 'Dioses y Monstruos': "A pesar de detalles aquí y allá que conservan el genio Pixar (los orgullosos y socarrones coches italianos, la estampida de los tractores...), Cars se convierte en la propuesta más plana de todas las ofrecidas por el estudio, y termina siendo una película correcta que uno olvida justo después de verla".

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Futuros apocalípticos

Por | 07 julio 2006 | Comentar


Los humanos no debemos fiarnos mucho de nosotros mismos a tenor de los negros futuros que, en la Literatura y el Cine, nos solemos autodeparar. Las prospecciones agoreras han sido una constante en obras como 1984, de Orwell, Fahrenheit 451, novela de Bradbury que Françoise Truffaut llevó al cine, en películas recientes como Matrix, de los Wachowski, o en V de Vendetta, un cómic de Alan Moore y David Lloyd adaptado también para el cine. Equilibrium es una cinta de 2002 dirigida por Kurt Wimmer, el mismo realizador de la recién estrenada Ultravioleta. Esta película asume las perspectivas futuristas presentes en las obras citadas: en un hipotético futuro posterior a una tercera guerra mundial, un estado totalitario erige una sociedad de ciudadanos de vidas homogeneizadas a las que se les prohíbe tener sentimientos bajo pena de muerte. A diario, todos los miembros de tan aséptica comunidad están obligados a tomar varias dosis del fármaco ‘prozium’ para evitar sentir, el mal que llevó a la humanidad al borde del cataclismo. Libros, música o cualquier otra manifestación artística están también vetados y, una vez encontrados, han de ser quemados de inmediato. Sentimientos de amor, solidaridad o compasión deben sacrificarse para evitar que afloren, de nuevo, el odio, la envidia o el egoísmo. Un grupo de resistentes, refugiados en el llamado ‘submundo’, guardan cuadros y libros y se niegan a aniquilar su parte emocional.


Título: Equilibrium.
Dirección y guión: Kurt Wimmer.
País: USA.
Año: 2002.
Duración: 107 min.
Interpretación: Christian Bale (John Preston), Emily Watson (Mary O'Brien), Taye Diggs (Brandt), Dominic Purcell (Seamus), Sean Bean (Partridge), Christian Kahrmann (Oficial), John Keogh (Químico), Sean Pertwee (Padre), William Fichtner (Jurgen), Angus MacFadyen (Dupont).
Producción: Jan de Bont y Lucas Foster.
Música: Klaus Badelt.
Fotografía: Dion Beebe.
Montaje: Tom Rolf y William Yeh.
Diseño de producción: Wolf Kroeger.
Dirección artística: Erik Olson y Justin Warburton-Brown.
Vestuario: Joseph A. Porro.
Estreno en USA: 6 Diciembre 2002.
Web (Alemania): www.equilibrium-film.de

Un cuerpo de élite, conocido como el de los clérigos, tiene una capacitación especial para desenmascarar, apresar y conducir hasta su ejecución a quienes osen sentir. Vestidos con unas túnicas de estética Matrix, estos agentes han sido adiestrados como armas letales y acompañan a los militares en sus incursiones por el submundo. Arrestan y matan a los resistentes y queman todo vestigio artístico que encuentren a su paso. El clérigo John Preston (Christian Bale) es uno de los más eficaces de los de su cuerpo: un radar detector del más mínimo atisbo de emotividad e impasible a la hora de ejecutar sus órdenes, incluso aunque tenga que aplicarlas a amigos o allegados. Pero todo cambiará para él a partir del día en el que, por azar, deja de tomarse su dosis de ‘prozium’. Se hace sensible al arte, como se nos muestra en una de las mejores escenas del filme cuando, como si de un momento epifánico se tratase, deja resbalar algunas lágrimas al escuchar los primeros acordes de la Novena Sinfonía de Beethoven. A partir de ahí, su anestesiada vida de antes comienza a resquebrajarse mientras descubre la maravillosa ilógica del amor o la amistad. Y comenzará a entender, y a compartir, las razones de quienes luchan contra el poder establecido para no aniquilar lo que de humanos reside en ellos.

Deudora en sus escenas de acción de la coreográfica Matrix, con artes marciales a velocidad de vértigo y uso milimétrico de armas de fuego a dos manos, la película bebe en su trama argumental más de precedentes como el de Fahrenheit 451 o 1984. Algo que queda demostrado por esta sociedad vigilada constantemente por un régimen fascista que impone la igualdad militarmente. También por la gris estética moderna de este mundo tan apaciguado, de casas y edificios homogeneizados de hormigón, con interiores espartanos y sin ningún tipo de decoración, a excepción de una gran pantalla-pared por la que recibir las cíclicas soflamas del líder dictatorial (llamado aquí, con pretensiones divinizadoras, “Padre”).

Del reparto cabe destacar el trabajo de un Christian Bale que ya, antes de enfundarse el traje de Batman, comenzaba a exhibir músculo y sus sobradas dotes para la acción. Además, como sabe actuar (no como el sinsustancia Keanu Reeves, al que bien podría haber sustituido en Matrix), aportó los pocos detalles dramáticos precisos para su personaje.

Y con todos estos ingredientes, uno no entiende que una película como ésta, interesante aunque no soberbia, no haya llegado a estrenarse en España al rebufo del éxito comercial de antecedentes tan próximos como el de Matrix. A muchos de los devotos de la trilogía de los Wachowski, que los hay por doquier, les habría convencido, pero también a un público menos afín con estas cintas y más próximo a obras recientes como V de Vendetta, también producida por la particular pareja de hermanos. Nos quejamos de que el buen cine independiente norteamericano no llega o, si lo hace, aterriza con una larga demora a nuestras salas, pero sorprende que filmes como éste, destinados a liderar taquillas, no lleguen ni a distribuirse. ¿No le vieron su valioso potencial comercial? Pues no lo entiendo, cuando esta cualidad es la más ponderada en los estrenos de distribución masiva.
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Cine solidario en Guadalajara entre el 3 y el 7 de julio

Por | 06 julio 2006 | Comentar

Esta semana se cierra la cuarta edición del Fescigu (Festival de Cine Solidario de Guadalajara). Una cita de corta andadura que intenta abrirse hueco entre los principales eventos cinematográficos nacionales. En los dos últimos años, su sección de cortometrajes ha premiado a los ganadores de los respectivos premios Goya de esta categoría o a algunos cortos nacionales presentes en los Oscar. 21 cortometrajes concurren a los principales galardones de su sección oficial y, en su mayoría, son de habla española, aunque también hay uno rodado en francés y otro, en inglés. Cuenta también con una sección de ‘Requetecortos’, en la que se proyectan obras de una duración no muy superior a los cinco o seis minutos. Otra de sus secciones es la de ‘Cine Solidario’ y, en ella, se proyectarán ocho cortos y tres largometrajes: el documental Enron, los tipos que estafaron a América y los filmes A las cinco de la tarde (producción francesa e iraní) y Vete y vive (de Francia e Israel).

Cuentan también con una sección de cine ‘Hecho en Castilla-La Mancha’ en la que se proyectaron cinco cortos y otra de ‘Cine Cubano’, en la que se ofrecieron dos documentales y tres cortometrajes. Paralelamente, el festival organizó actividades complementarias como las ‘Jornadas de cine infantil y educación en valores’ y un ‘Zaguán solidario’ (en colaboración con cinco ONGs y varias asociaciones), entre otras.