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La ‘Marie Antoinette’ de Sofia Coppola competirá por la Palma de Oro

Por | 30 abril 2006 | Comentar

Kirsten Dunst en Marie Antoinette.

El Festival de Cannes está a la vuelta de la esquina y, entre las cintas a concurso, habrá para todos los gustos: desde la Babel del talentoso mexicano González Iñárritu hasta la Volver de Almodóvar, pasando por El Laberinto del Fauno de Del Toro o ésta Marie Antoinette de Sofia Coppola. Además, el italiano Nanni Moretti (El caimán, una sátira sobre el personaje de Berlusconi) y el británico Ken Loach (The wind that shakes barley) serán otros de los directores ilustres partícipes en la Sección Oficial del certamen galo.

Con tan sólo dos largos a sus espaldas, la hija del genio Coppola ha dado la espalda a su maltrecho pasado como actriz y se ha abierto un hueco entre los más reputados realizadores de cine independiente. Dotada de un estilo muy particular, la directora y guionista se ha movido hasta la fecha entre la introspección psicológica (Las vírgenes suicidas) y la comedia inteligente impregnada de buen rollo (Lost in Translation).

Kirsten Dunst, una de las protagonistas de Las vírgenes suicidas, encarnará a María Antonieta (1755-1793), reina consorte y esposa de Luis XVI. El guión parte del libro escrito por Antonia Fraser, Marie Antoinette, The Journey, y el reparto lo completan el cómico Steve Coogan, la cantante británica Marianne Faithfull y la actriz italiana Asia Argento.

Como parece vaticinar el trailer, la película no parece adscrita a convenciones propias del cine de época. La elección para él mismo de la canción Age of consent , de la popular banda ochentera New Order, apunta en este sentido.

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Secuencias: (II) Kill Bill, vol.1

Por | 24 abril 2006 | Comentar

A Tarantino se le podrán discutir muchas cosas, pero no su sabiduría emanada de un profundo amor al cine. No en vano, el director pasó cientos de horas devorando películas gracias al empleo que consiguió en 1985 en un videoclub de Manhattan Beach (California). En Kill Bill homenajea a algunos de sus confesados referentes cinematográficos, como Sergio Leone o los filmes de samurais, y ofrece alguna que otra lección de manejo del lenguaje cinematográfico.

Un ejemplo es este largo plano secuencia de 1’50”. Arranca con la canción Woo Ho de las 5,6,7,8’s y concluye con el final de la interpretación de la misma. Los movimientos de la cámara, algunos de gran complejidad, construyen toda una escena previa al encuentro de La Novia/Mamba negra (Uma Thurman) y la secuaz francesa del grupo de asesinos de Bill, Sofie Fatale (Julie Dreyfus). Deleitaros.

Duranción total del vídeo: 1'59" (el plano secuencia dura 1'50")
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Atracos perfectos y ladrones de guante blanco, una combinación muy cinematográfica

Por | 23 abril 2006 | Comentar

Plan Oculto.

Música de fondo: el tema de Plan oculto (Inside man), Chaiyya Chaiyya,
de
AR Rahman.

Quizá sea un género de los más agradecidos, incluso aunque adivinemos el invariable final de la peli nada más comenzar: el perspicaz ladrón y su equipo terminarán saliéndose con la suya tras sortear una innumerable cantidad de adversidades. Si el guión es bueno, las complicaciones no suenan a artificiosas y las trampas argumentales a repetidas, amén de que el reparto acompañe, el resultado como cine de entretenimiento inteligente suele ser de lo más satisfactorio. La última que adscribo al género la ha rubricado Spike Lee, el director afroamericano conocido por su encendida defensa de los derechos de las minorías étnicas en EE.UU. a través de sus cintas. En Plan oculto (Inside man) ha hecho tímidas alusiones en este sentido, pues él, consciente de traerse entre manos una producción netamente comercial, sabía que no tocaba. Pero sí hace un guiño cuando alude a cómo la minoría árabe, en especial tras el 11-S, se ha unido con odio añadido a negros y latinos al tradicional vagón del desprecio étnico; también hace alguna referencia hacia el maltrato a los ‘chicanos’ (mexicanos) o a los negros.

Spike Lee se une así a un camino transitado durante los últimos años por otros directores acreditados, como David Mamet con El último golpe (Heist), Neil Jordan con El buen ladrón (The Good Thief), o Steven Soderbergh con Ocean's Twelve y Ocean's Eleven (la preproducción de Ocean's Thirteen está anunciada para 2007). Cito a estos tres ejemplos, pero se podrían añadir algunos más, como The Score, última cinta en la que pudimos ver al genio Brando en un lamentable estado físico, o Los Impostores (Matchstick Men), de Ridley Scott.


¿Por qué la fórmula funciona? Quizá tenga mucho que ver con la gente involucrada en estos proyectos, en general directores de calidad que, posiblemente, filmen estos trabajos para desengrasarse de obras más absorbentes, o actores de similar acreditación dispuestos a divertirse en el papel de un tipo listo, mangante y elegante a la vez, y con una sobrada perspicacia para salir siempre bien parado.

Plan oculto cuenta con todos estos ingredientes y no defraudará al espectador consciente de la propuesta del filme. Lee le da su toque personal al ritmo de la cinta, no tan frenético como en otras del género, y un eficaz reparto hace el resto. Denzel Washington es el detective que intentará negociar la liberación de los rehenes con el gélido atracador del banco (Clive Owen) y, en paralelo a esta trama principal, se sitúa el personaje de Jodie Foster, una especialista en relaciones públicas de alto nivel que deberá solventar un problema concerniente al presidente de la compañía dueña de la sucursal atracada (Christopher Plummer). También se deja ver por el filme Willem Dafoe, capitán de policía a cargo de la operación de rescate de los rehenes.

La trama, que prácticamente se puede adivinar mediado el metraje --sobre todo porque ya partimos de una clave inicial para ponernos en situación--, apenas pierde interés durante el filme pese a que el ritmo decaiga en alguna ocasión puntual. Los actores, cada uno correctamente metido en su papel, se dan la réplica unos a otros en sus diferentes enfrentamientos verbales.

La cinta, en definitiva, cubre las expectativas del espectador mínimamente informado sobre qué va a ver y ofrece un par de horas de entretenimiento de calidad.

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La frustración como rémora

Por | 20 abril 2006 | Comentar


Hacía tiempo que en una sala de cine no sentía la íntima satisfacción de toparme con una de esas historias cotidianas capaces de calarte y transmitirte emociones auténticas. En el caso de AzulOscuroCasiNegro, el hallazgo vino, como otras tantas veces, por las críticas y artículos leídos en la prensa; para ser más precisos, por comentarios elogiosos leídos en varios blogs de cine. Algo que, por cierto, me lleva a cuestionar a esos directores, tan encantados de sí mismos, que no pierden ocasión para tildar al crítico, o comentarista, como de cineasta frustrado afanado en hundir el trabajo ajeno. Hace poco leí a Vicente Aranda quejarse en un encuentro en elmundo.es de la crítica española; a una pregunta de un lector (“si fuera crítico de cine, ¿qué puntuación le daría del 1 al 10 a Tirante el blanco?”), no se le ocurrió una respuesta menos desahogada: “Le doy el 10. Por fortuna no soy crítico de cine. No se lo deseo a nadie, ser crítico de cine”. A eso le llamo yo ser exigente con el trabajo propio. Entiendo que pueda haber algún ser malvado con la inquebrantable intención de rajar de todo el cine hecho hoy día, pero muchos otros opinan (u opinamos) desde el amor al cine y a las buenas pelis. Y las opiniones, le guste o no a Aranda, son libres y no siempre complacientes.


Título: AzulOscuroCasiNegro
Dirección y guión:
Daniel Sánchez Arévalo.
País: España.
Año: 2006.
Duración: 105 min.
Género: Drama.
Interpretación: Quim Gutiérrez (Jorge), Marta Etura (Paula), Raúl Arévalo (Israel), Antonio de la Torre (Antonio), Héctor Colomé (Andrés), Eva Pallarés (Natalia), Manuel Morón (Fernando), Ana Wagener (Ana), Roberto Enríquez (Roberto).
Producción ejecutiva: José Antonio Félez.
Música: Pascal Gaigne.
Fotografía: Juan Carlos Gómez.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas.
Dirección artística: Federico García Cambero.
Vestuario: Nereida Bonmatí.
Estreno en España: 31 Marzo 2006.
Web: www.azuloscurocasinegro.com

Hecha la digresión, esta ‘opera prima’ de Daniel Sánchez Arévalo sí es merecedora de varios elogios. El filme habla de sueños frustrados, de las vendas que se nos caen conforme avanza la vida obligándonos a situar nuestros horizontes de felicidad en metas más asibles, menos ambiciosas, pero quizá, a la postre, más acogedoras. Lógicamente, sus personajes cuentan con esa empatía tan propia de los perdedores, y uno termina por sentir como propias las decepciones de Jorge, Paula o Israel. El propio director lo explica mejor con estas palabras (recogidas en Blog de Cine) sobre los protagonistas: “(…) Personajes que no saben diferenciar entre lo que quieren y lo que necesitan, a los que les cuesta renunciar, que lo quieren todo. Y que, poco a poco, deberán aprender a dejar de resistirse, a dejar de nadar contra corriente, no como una muestra de conformismo, sino todo lo contrario, asumir sus propias limitaciones, para así poder empezar a avanzar. Poco a poco”.

La historia de Jorge, interpretado con magnífica contención por Quim Gutiérrez, es la más dura de todas. Quiso escapar a su destino de heredar el trabajo de su padre en la portería, pero aquél le jugo una macabra pasada. Súbitamente, su padre sufre un infarto cerebral y Jorge hereda el trabajo que detestaba y, además, lo deberá compaginar con la atención y cuidados de su padre. A pesar de haber quedado atrapado por las obligaciones sobrevenidas, no renuncia a los que siempre consideró su sueño. Tarda siete años, pero finalmente consigue licenciarse en empresariales por la Uned. Pero la tozuda realidad le volverá a golpear en las entrevistas de trabajo. En ellas, o le ven como poco capacitado o maniatado para poder ser explotado por la compañía.

El filme habla de sueños frustrados, de las vendas que se nos caen conforme avanza la vida obligándonos a situar nuestros horizontes de felicidad en metas más asibles, menos ambiciosas, pero quizá, a la postre, más acogedoras

Su percepción de la vida cambiará por el regreso de su novia de toda la vida, con quien dice sentirse como “de prestao”, la salida de la cárcel de su hermano y las extrañas circunstancias en las que conocerá a la novia de éste en prisión. Tras estas experiencias se dedicará sólo a algo tan sencillo como difícil: vivir la vida tal como venga y no condicionando su felicidad a unos resultados o a unas lastrantes expectativas.

Además del trabajo de Quim Gutiérrez, las interpretaciones del resto del reparto están también a la altura del esmero puesto en un buen guión rodado con eficacia e inteligencia. Marta Etura transmite a la perfección la fragilidad de ese juguete roto que es el personaje de Paula, Antonio de la Torre borda el papel del hermano descarado, egoísta a veces, ignorante otras, aunque de buen fondo, y Raúl Arévalo también hace creíble al inseparable amigo de alegrías y tristezas de Jorge.

Lo dicho, un feliz hallazgo esta primera película de Daniel Sánchez Arévalo. Suerte para las siguientes.

El trailer de la peli:
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Bombas contra la apatía social

Por | 18 abril 2006 | Comentar


Título: V de Vendetta (V for Vendetta)
Dirección: James McTeigue.
Países: USA, Reino Unido y Alemania.
Año: 2005.
Duración: 132 min.
Género: Acción, drama, thriller.
Interpretación: Natalie Portman (Evey), Hugo Weaving (V), Stephen Rea (Finch), Stephen Fry (Deitrich), John Hurt (Adam Sutler), Tim Pigott-Smith (Creedy), Rupert Graves (Dominic), Roger Allam (Lewis Prothero), Ben Miles (Dascomb), Valerie Berry (Bane), Sinead Cusack (Delia Surridge), Nathasha Wightman (Valerie), John Standing (Lilliman).
Guión: Los Hermanos Wachowski; basado en la novela gráfica creada por Alan Moore y David Lloyd.
Producción: Joel Silver, Grant Hill, Andy Wachowski y Larry Wachowski.
Música: Dario Marianelli.
Fotografía: Adrian Biddle.
Montaje: Martin Walsh.
Diseño de producción: Owen Paterson.
Dirección artística: Marco Bittner Rosser, Sarah Horton y Sebastian T. Krawinkel.
Vestuario: Sammy Sheldon.
Estreno en España: 7 Abril 2006
Web:
www.vdevendetta-es.com

El futuro de caos y violencia mostrado en V de Vendetta guarda ciertas concomitancias con el de Matrix. Tanto en la trilogía de los Wachowski como en esta adaptación del cómic de Alan Moore y David Lloyd el pueblo vive sin libertad y oprimido. El mundo de las máquinas usa a los humanos conectados a Matrix como sustento energético, y éstos, a su vez, constituyen un grupo rebelde para liberar a sus semejantes. En V de Vendetta, la opresión proviene de algo más tangible: un Gobierno totalitario sustituye al Estado democrático ante una situación mundial de guerra continua. Un misterioso ciudadano disfrazado con los ropajes y la máscara del famoso conspirador inglés del siglo XVII Guy Fawkes protagonizará la rebelión. V cometerá sonados atentados contra las más representativas instancias del totalitario Gobierno e instará a sus conciudadanos a colaborar en su lucha. Al igual que los rebeldes de Sión tratan de despertar a los humanos enchufados a Matrix, V instiga a la sociedad para que abandone su apatía y luche por recuperar sus derechos civiles.

El resultado artístico, sin embargo, difiere ostensiblemente entre este último filme y la taquillera trilogía. Sobre todo si comparamos V de Vendetta con las dos últimas películas de Matrix, decididamente entregadas a aparatosos efectos especiales en detrimento del sugerente argumento inicial de la saga. En esta cinta, dirigida por James McTeigue, el asistente de los Wachowski en las tres Matrix, se concede mayor peso al desarrollo de la historia y los personajes, mientras que las escenas de acción, rodadas con la calidad estética marca de la casa, se circunscriben a las presentes en el material original, sin aditamentos en pos de la comercialidad. La principal modificación respecto al guión de Moore proviene del mayor protagonismo concedido al personaje de Evey Hammond (Natalie Portman).

La película tiene una ambición discursiva que la hace trascender, y no pierde por ello el atractivo propio de las superproducciones

Sorprende que Larry y Andy Wachowski hayan incluido en el guión casi todos los elementos del cómic, hasta las subtramas más complejas. Algo de agradecer en estos tiempos de habitual traslación de viñetas al celuloide, pues no siempre se muestra similar respeto. También Robert Rodríguez rubricó una más que pulcra adaptación del Sin City de Frank Miller. Aún así, al genial Moore tampoco le ha contentado el resultado de V de Vendetta; puede que siga seriamente enfadado por cómo abordaron otras de sus obras: La liga de los caballeros extraordinarios y From Hell. El próximo de sus cómics en ser llevados al cine será Watchmen, proyecto en actual fase de preproducción.

Y aunque la acción no sea lo primordial en esta historia, las contadas escenas del filme están rodadas a la perfección y con elegancia. Sin exageración, pero sin renunciar tampoco al depurado tratamiento estético de los Wachowski.

El reparto lo encabeza Natalie Portman, pero quizá debiera ser Hugo Weaving (el agente Smith en Matrix) quien lo hiciese. El actor nacido en Nigeria borda el papel de V a través de una interpretación apoyada únicamente en su voz y en expresivos gestos corporales; aquí, por la versión doblada, perdemos la voz, pero no la contundencia de sus ademanes. Junto a ellos, el elenco lo completan insignes actores británicos como Stephen Rea (Finch), Stephen Fry (Deitrich) o John Hurt (el líder Adam Sutler).

V de Vendetta tiene la virtud de lograr la reflexión del público sin aburrir. No la catalogaría como de cine esencialmente comercial, pese a partir de un cuantioso presupuesto. La película tiene una ambición discursiva que la hace trascender, y no pierde por ello el atractivo propio de las superproducciones. Su argumento ha suscitado más de una polémica porque, si Moore se inspiró en el Gobierno de la Dama de Hierro Thatcher, seria planteable qué inspiración le habrían proporcionado los tiempos actuales, con Bush y su Administración de Halcones autoproclamados líderes de la guerra contra el terrorismo.

[+] V: “La población no debería temer a los Gobiernos; los Gobiernos deberían temer a la población”
[+] V de Vendetta: expectativas y cautelas previas
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Sección de Secuencias: (I) Entre copas (Sideways)

Por | 08 abril 2006 | Comentar

Hace tiempo que quería inaugurar una sección sobre las secuencias que recuerdo con cariño. Incluiré de todo tipo. Unas serán emotivas, algunas cómicas y otras impactantes. Es decir, tendrán tantos registros como diversos géneros hay en el cine. Y obviamente, las seleccionaré entre mis pelis favoritas y su presencia en esta sección responderá a gustos exclusivamente personales.

Inauguro la categoría con una peli reciente por la que siento una especial predilección: Sideways (Entre Copas). Ya he escrito en un par de ocasiones sobre ella: una crítica y un mini-perfil sobre Paul Giamatti y su personaje en esta peli (Miles). Tengo pendiente dedicarle unas líneas a su guionista y director, Alexander Payne, quien cuenta con una corta pero interesante carrera como realizador.

Sin más explicaciones previas, el vídeo. No pretendo destripar la peli a quien no la haya visto, pero contextualizo la secuencia: Miles atraviesa una mala racha sentimental y la chica con la que charla, Maya (Virginia Madsen), es la camarera de un bar que suele frecuentar para probar vinos. Hasta entonces no habían salido, pero, animado por su impulsivo amigo Jack (Thomas Haden Church), ha accedido a cenar con ella. La secuencia transcurre después de la cena, en la casa de Stephanie (Sandra Oh), amiga de Maya y con quien Jack no tarda en hacer migas. Me parece precioso este diálogo donde el tema del vino se usa como metáfora para hablar sobre la propia vida. Pero mejor que la veáis vosotros mismos. Y opinad luego, si os apetece.

[+] Crítica de Sideways (Entre copas): Sorbos de vida
[+] Giamatti y su personaje de Miles
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V: “La población no debería temer a los Gobiernos; los Gobiernos deberían temer a la población”

Por | 07 abril 2006 | Comentar


Imaginaos una primera potencial occidental de acreditada tradición democrática convertida en un implacable régimen totalitario. ¿Algo imposible? Si el siglo XX no hubiera albergado antecedentes tan inquietantes como el de la Alemania nazi, podríamos contestar categóricamente que sí, que algo así sería impensable. V de Vendetta, el cómic creado por Alan Moore y David Lloyd a principios de los 80, plantea esta situación en una hipotética Gran Bretaña de finales de los 90 y tras una III Guerra Mundial acontecida en la década anterior. En este Estado, el control sobre todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos es tal que la información es dirigida unidireccionalmente por un único medio de comunicación: La Voz del Destino. La discrepancia o la crítica no tienen cabida y quienes la ejercen sufren los métodos propios de un Gobierno militarizado. En este contexto, un misterioso insurrecto boicoteará al totalitario poder mediante atentados contra las instituciones más representativas del Estado. Se le conoce como ‘V’ y, pronto, su leyenda se irá agigantando entre los ciudadanos a medida que sus acciones no consiguen ser frenadas por la autoridad. Su poder no radica en su potencia, pues es un hombre corriente que actúa solo, sino en encarnar “una idea”, la de la rebelión contra un Gobierno de reprobables métodos.

Producida por los hermanos Wachowski (creadores de Matrix), la película ha recibido una buena acogida general entre los medios españoles que la vieron en la premiere de Berlín. Dispar valoración ha hecho el creador de la historia, Alan Moore, quien se ha desvinculado del proyecto desde el primer momento. Lo cataloga de apologético del terrorismo. El cómic ya contiene un guión más que notable y, si no la han pifiado en esta producción protagonizada por Natalie Portman (Evey Hammond) y Hugo Weaving (V), el resultado puede ser interesante. El veredicto del público, a partir de hoy viernes, día del estreno.
[+] V de Vendetta: expectativas y cautelas previas
Y el trailer:
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Burda secuela recaudatoria

Por | 06 abril 2006 | Comentar


Título: Instinto básico 2: adicción al riesgo (Basic instinct 2)
Dirección: Michael Caton-Jones.
Países: USA, Alemania, España y Reino Unido.
Año: 2006.
Duración: 114 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Sharon Stone (Catherine Tramell), David Morrisey (Dr. Michael Glass), Charlotte Rampling (Milena Gardosh), David Thewlis (Detective Roy Washburn), Hugh Dancy (Adam Towers), Anne Caillon (Laney Ward), Iain Robertson (Peter Ristedes), Stan Collymore (Kevin Franks), Kata Dobó (Magda), Flora Montgomery (Michelle Broadwin), Jan Chappell (Ángela).
Guión: Leora Barish y Henry Bean; basado en los personajes creados por Joe Eszterhas.
Producción: Mario F. Kassar, Andrew G. Vajna y Joel B. Michaels.
Música: John Murphy.
Fotografía: Gyula Pados.
Montaje: John Scott e István Király.
Diseño de producción: Norman Garwood.
Vestuario: Beatrix Aruna Pasztor.
Estreno en España: 31 Marzo 2006.
Web:
www.basicinstinct2movie.com

Al margen de en el dinero que se iba a embolsar, no sé en qué demonios pensó Sharon Stone para volver a encarnar el personaje al que le debe su estatus de estrella. Ni Verhoven ni los antiguos productores del primer filme quisieron embarcarse en este proyecto cuya materialización se produjo, finalmente, por el decidido empeño de la actriz. Y si el principal responsable de haber aportado algo de dignidad a aquel thriller de los 90 se quitó de en medio, el resultado no podía ser otro que el hortera y cutre de esta secuela innecesaria y sintomática de la, a veces, alarmante falta de ideas entre los gurús de la industria. Desde un guión que no hay por donde coger, escrito por un lego cuyo único afán parece ser el de abrillantar la aviesa inteligencia de la femme fatale Catherine Tramell, hasta las enlatadas y efectistas insinuaciones sexuales (mucho más lights y sin la fuerza de ebullición del filme original), el rosario de despropósitos en esta Instinto Básico II, Adicción al riesgo, es inacabable.

Y el afán monetario de la actriz lo desvela ella misma cuando reivindica, en una pose de absurdo feminismo, que ahora ha conseguido, como mujer, cobrar el mismo cuantioso sueldo de Michael Douglas en el primer filme. Es lamentable que a alguien a quien se le supone un coeficiente intelectual de un superdotado pueda expresar semejante sandez. Eso sí, si su objetivo era ése, el de forrarse, probablemente lo consiga, pero, por favor, no insulte a la inteligencia del espectador hablando sobre los múltiples retos artísticos que le planteaba una nueva entrega de una película cuyo valor original tampoco era para echar cohetes. Vamos, que no partían de un filme de culto. Esta secuela pasará a la historia como otros tantos engendros impulsados al rebufo de un previo éxito taquillero y sin otro objetivo que el de hacer caja. Es decir, como ejemplo del peor cine.

Ni el más mínimo atisbo de arte asoma por esta película aburrida, plana y, por momentos, cómica de manera involuntaria: la parida de historia que narra no precisa si quiera de una versión de coña en las típicas Scary Movie o Date Movie. Ella misma es risible por sí misma. Y para colmo, como subrayaba Teo, de LoQueYoTeDiga, el picahielo sale sin motivo alguno, simplemente se muestra en una escena suelta sin ton ni son. Alguien debió pensar que la malvada heroína necesitaba aparecer con su inconfundible marca de la casa. Lo dicho, lamentable.

[+] Clink-clink: ¿la Stone vuelve para hacer caja?
[+] Stone o el regreso de la 'sex-symbol' de los 90
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Clink-clink: ¿la Stone vuelve para hacer caja?

Por | 01 abril 2006 | Comentar

Cuando la segunda parte de una secuela se produce casi quince años después, la cosa empieza a desprender un tufillo de lo más recaudatorio. Aún no he visto Instinto básico 2 (Adicción al riesgo), pero comentarios como éste de Teo (el crítico psicópata de LoQueYoTeDiga) le ponen a uno en sobreaviso:

“Para mi ha sido un error meter en la coctelera exactamente lo mismo que en la primera, porque se convierte casi en una auto-parodia, o auto-parida, el erotismo ya suena enlatado, el picahielo sale sin motivo, y cosas de ese estilo. Incluso el argumento no se sostiene (…)”.

En este reportaje más amplio , el equipo de lo LQYTD comenta más aspectos sobre el regreso de Sharon Stone al personaje de Catherine Tramell. Os dejo también el trailer.

[+] Stone o el regreso de la 'sex-symbol' de los 90
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Hipnótico relato de Malick en 'El Nuevo Mundo'


Esta película de Terrence Malick, cuarta en su carrera como director, tiene un punto hipnótico y de embelesamiento que, si no te atrapa desde el principio, puede convertir su visionado en insufrible. Pudiera parecer que, a veces, antepone la estética de las escenas a la narración de la historia, pero su relato aborda temas de una indudable carga de profundidad. Entre ellos, la pérdida de la inocencia del hombre como ser social o la verdadera importancia del amor sobre el resto de cosas para alcanzar una vida plena. Ambientada en la época de las expediciones de colonos al Nuevo Mundo, el filme relata la historia de amor entre la indígena Pocahontas (la debutante Q'Orianka Kilcher) y el capitán británico John Smith (Colin Farrell). Ambos, pese a pertenecer no ya a mundo distintos, sino también enfrentados, quedarán profundamente enamorados el uno del otro. Y durante gran parte del metraje, hasta la marcha de Smith hacia un nuevo destino y el posterior viaje de Pocahontas a Londres, la película se desarrolla a un lento ritmo preciso para explicar el profundo amor de ambos y, al mismo tiempo, detallar el brutal choque social que debió suponer el encuentro entre esas dos comunidades de seres humanos tan diferentes y distantes. Durante todo el filme, los protagonistas, entre quienes se debe incluir hacia la segunda mitad del relato a John Rolfe (Christian Bale), hacen apreciaciones a través de la narración en off sobre cómo sienten estas novedosas etapas de sus vidas. Smith, hastiado de sí mismo y de un mundo de envidias, iras e injusticias, ve en el hallazgo de estas tierras vírgenes la oportunidad para un nuevo comienzo ajeno a la contaminación de su mundo, sin esa malicia tan incardinada en la sociedad de la que procedía. Cuando analiza la vida en sociedad de los indígenas, sueña con la creación de un orden nuevo, y verdaderamente justo, partiendo de cero. Pero su condición de militar con responsabilidades le hará regresar a la realidad. A su vez, Pocahontas queda también extrañamente prendada de este hombre del que no sabe nada y con quien ni siquiera puede comunicarse al principio.

El Nuevo Mundo también se separa de otras cintas sobre el asunto de las colonias por su atractiva estética. Ningún plano parece dejado al azar y la ambientación, tanto por las localizaciones como por el atrezzo de los personajes y escenarios, ofrece un verismo magistral. También se hace un uso acertado de la música, tanto la original compuesta por James Horner como la pieza de piano de Mozart usada reiteradamente en los momentos románticos. En cualquier caso, quien se acerque a una sala con la preconcebida idea de ver una cinta de acción al estilo El último Mohicano mejor se abstenga de pagar la entrada. Pues el propósito de este trabajo es otro muy distinto. A mí me ha gustado, pero entiendo que a muchos pueda no gustarles.