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La frustración como rémora

Por | 20 abril 2006 | Comentar


Hacía tiempo que en una sala de cine no sentía la íntima satisfacción de toparme con una de esas historias cotidianas capaces de calarte y transmitirte emociones auténticas. En el caso de AzulOscuroCasiNegro, el hallazgo vino, como otras tantas veces, por las críticas y artículos leídos en la prensa; para ser más precisos, por comentarios elogiosos leídos en varios blogs de cine. Algo que, por cierto, me lleva a cuestionar a esos directores, tan encantados de sí mismos, que no pierden ocasión para tildar al crítico, o comentarista, como de cineasta frustrado afanado en hundir el trabajo ajeno. Hace poco leí a Vicente Aranda quejarse en un encuentro en elmundo.es de la crítica española; a una pregunta de un lector (“si fuera crítico de cine, ¿qué puntuación le daría del 1 al 10 a Tirante el blanco?”), no se le ocurrió una respuesta menos desahogada: “Le doy el 10. Por fortuna no soy crítico de cine. No se lo deseo a nadie, ser crítico de cine”. A eso le llamo yo ser exigente con el trabajo propio. Entiendo que pueda haber algún ser malvado con la inquebrantable intención de rajar de todo el cine hecho hoy día, pero muchos otros opinan (u opinamos) desde el amor al cine y a las buenas pelis. Y las opiniones, le guste o no a Aranda, son libres y no siempre complacientes.


Título: AzulOscuroCasiNegro
Dirección y guión:
Daniel Sánchez Arévalo.
País: España.
Año: 2006.
Duración: 105 min.
Género: Drama.
Interpretación: Quim Gutiérrez (Jorge), Marta Etura (Paula), Raúl Arévalo (Israel), Antonio de la Torre (Antonio), Héctor Colomé (Andrés), Eva Pallarés (Natalia), Manuel Morón (Fernando), Ana Wagener (Ana), Roberto Enríquez (Roberto).
Producción ejecutiva: José Antonio Félez.
Música: Pascal Gaigne.
Fotografía: Juan Carlos Gómez.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas.
Dirección artística: Federico García Cambero.
Vestuario: Nereida Bonmatí.
Estreno en España: 31 Marzo 2006.
Web: www.azuloscurocasinegro.com

Hecha la digresión, esta ‘opera prima’ de Daniel Sánchez Arévalo sí es merecedora de varios elogios. El filme habla de sueños frustrados, de las vendas que se nos caen conforme avanza la vida obligándonos a situar nuestros horizontes de felicidad en metas más asibles, menos ambiciosas, pero quizá, a la postre, más acogedoras. Lógicamente, sus personajes cuentan con esa empatía tan propia de los perdedores, y uno termina por sentir como propias las decepciones de Jorge, Paula o Israel. El propio director lo explica mejor con estas palabras (recogidas en Blog de Cine) sobre los protagonistas: “(…) Personajes que no saben diferenciar entre lo que quieren y lo que necesitan, a los que les cuesta renunciar, que lo quieren todo. Y que, poco a poco, deberán aprender a dejar de resistirse, a dejar de nadar contra corriente, no como una muestra de conformismo, sino todo lo contrario, asumir sus propias limitaciones, para así poder empezar a avanzar. Poco a poco”.

La historia de Jorge, interpretado con magnífica contención por Quim Gutiérrez, es la más dura de todas. Quiso escapar a su destino de heredar el trabajo de su padre en la portería, pero aquél le jugo una macabra pasada. Súbitamente, su padre sufre un infarto cerebral y Jorge hereda el trabajo que detestaba y, además, lo deberá compaginar con la atención y cuidados de su padre. A pesar de haber quedado atrapado por las obligaciones sobrevenidas, no renuncia a los que siempre consideró su sueño. Tarda siete años, pero finalmente consigue licenciarse en empresariales por la Uned. Pero la tozuda realidad le volverá a golpear en las entrevistas de trabajo. En ellas, o le ven como poco capacitado o maniatado para poder ser explotado por la compañía.

El filme habla de sueños frustrados, de las vendas que se nos caen conforme avanza la vida obligándonos a situar nuestros horizontes de felicidad en metas más asibles, menos ambiciosas, pero quizá, a la postre, más acogedoras

Su percepción de la vida cambiará por el regreso de su novia de toda la vida, con quien dice sentirse como “de prestao”, la salida de la cárcel de su hermano y las extrañas circunstancias en las que conocerá a la novia de éste en prisión. Tras estas experiencias se dedicará sólo a algo tan sencillo como difícil: vivir la vida tal como venga y no condicionando su felicidad a unos resultados o a unas lastrantes expectativas.

Además del trabajo de Quim Gutiérrez, las interpretaciones del resto del reparto están también a la altura del esmero puesto en un buen guión rodado con eficacia e inteligencia. Marta Etura transmite a la perfección la fragilidad de ese juguete roto que es el personaje de Paula, Antonio de la Torre borda el papel del hermano descarado, egoísta a veces, ignorante otras, aunque de buen fondo, y Raúl Arévalo también hace creíble al inseparable amigo de alegrías y tristezas de Jorge.

Lo dicho, un feliz hallazgo esta primera película de Daniel Sánchez Arévalo. Suerte para las siguientes.

El trailer de la peli: