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El juego del ratón y el gato

Por | 25 agosto 2007 | Comentar


Pocos son los hallazgos que el espía amnésico Jason Bourne (Matt Damon) hace en esta tercera película acerca de su identidad previa a su ingreso en el programa militar Treadstone. En El ultimátum de Bourne, dirigida por Paul Greengrass con el nervio, verismo y rigor que le son propios, se mantiene intacta la estructura del espía en constante huida acosado por una gran entramado podrido de la CIA. Bourne sigue sin saber mucho, pero comienza a atar cabos mientras en la cúpula de la agencia de espías norteamericana cunde el nerviosismo ante un posible y comprometedor levantamiento de alfombras. En suma, y sin ánimo de resultar simplista, se podría decir que el juego del ratón y el gato ofrecido en las dos entregas previas continúa siendo el 'leit-motiv' de esta última secuela del personaje creado por el novelista Robert Ludlum.


Título: El ultimátum de Bourne (The Bourne ultimatum)
Dirección: Paul Greengrass.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 111 min.
Género: Acción, drama, thriller.
Interpretación: Matt Damon (Jason Bourne), Julia Stiles (Nicky Parsons), Joan Allen (Pamela Landy), David Strathairn (Noah Vosen), Paddy Considine (Simon Ross), Scott Glenn (Ezra Kramer), Edgar Ramírez (Paz), Albert Finney (Dr. Albert Hirsch).
Guión: Tony Gilroy, Scott Z. Burns y George Nolfi; basado en un argumento de Tony Gilroy; sobre la novela de Robert Ludlum.
Producción: Frank Marshall, Patrick Crowley y Paul L. Sandberg.
Música: John Powell.
Fotografía: Oliver Wood.
Montaje: Christopher Rouse.
Diseño de producción: Peter Wenham.
Vestuario: Shay Cunliffe.
Estreno en USA: 3 Agosto 2007.
Estreno en España: 14 Agosto 2007.
Web: www.bourne.es

Montaje ágil, nerviosos movimientos de cámara y partitura ejemplar de John Powell para aliñar el conjunto son los principales avales de estas cintas de acción rodadas al 'estilo Greengrass'. Un estilo concordante con el de la primera cinta dirigida por Doug Liman (ahora productor ejecutivo de las dos continuaciones) pero mejorado por el sobrio barniz del director británico. Además, la perspectiva de un realizador europeo parece clave en una recreación realista e identificable de las localizaciones empleadas en el seguimiento del itinerante Bourne. Si a todo ello le sumamos una pléyade de magníficos actores, encabezada por el talentoso Matt Damon y respaldada por secundarios de lujo como Albert Finney, Joan Allen, Scott Glenn, Brian Cox o el último en incorporarse a la lista, un magistral David Strathairn, el resultado es una función de cine de espías de gran calidad y situada un peldaño por encima de la media en su género.

A pesar de todas estas virtudes técnicas e interpretativas, la cinta flojea en su historia. La estructura de persecución y huida termina por convertir el relato en un bucle donde sólo cambian los paisajes de fondo (diferentes estaciones de tren europeas y dos edificios de la CIA en Langley) y los enemigos de Bourne por la parte perseguidora. Cierto es que el ritmo de urgencia casi constante no deja espacio alguno para el aburrimiento, pero tanta velocidad va en detrimento de un relato más sustancioso. Descubriremos pequeños detalles de la biografía del protagonista previos a su transformación en Jason Bourne, nos sugerirán que el uso de éste como asesino por encargo era mucho más escalofriante de lo inferido en los capítulos previos, pero no mucho más progresa esta historia cuyo epílogo deja la puerta abierta para posibles secuelas venideras. No en vano, Robert Ludlum, fallecido en 2001, avaló al escritor Eric Van Lustbader para que continuara escribiendo acerca de este personaje del que ya ha publicado dos novelas tras la muerte de aquél: The Bourne Legacy (2004) y The Bourne Betrayal (2007). Sospecho que, dada su buena acogida en la gran pantalla, al cine le seguirá interesando contar más cosas sobre este enigmático espía incorporado ya, por derecho propio, al imaginario colectivo junto a afamados colegas como el legendario 007.

OTRAS OPINIONES...
Jose, de 'Cine': "El ultimátum de Bourne es una película genuina de nuestro atribulado siglo XXI, ya no gana el más fuerte, gana el que tiene más información."
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Rosenrod, de 'Dioses y Monstruos': "La trilogía del agente amnésico ha ido de menos a más, hasta rozar la perfección en su tercera entrega"
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Ramón Besonias, de 'OjO de buey': "Eficaz película de persecuciones más que bien orquestadas para disfrute de todo amante del género".

[+] Licencia para entretener
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Héroes de verano

Por | 19 agosto 2007 | Comentar


Dada la proliferación de adaptaciones de héroes de viñetas, ya no resulta tan sencillo ese éxito asegurado que parecía bendecir a cada película de inspiración comiquera cuando éstas eran excepciones a la norma dentro del género de acción. De ahí que me sorprenda esta secuela de Los Cuatro Fantásticos, cuyo capítulo inicial disto mucho en su acogida de un atronador éxito taquillero y del beneplácito de los seguidores de la creación del tándem Lee-Kirby.


Título: Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer (Rise of The Silver Surfer)
Dirección: Tim Story.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 92 min.
Género: Acción, ciencia-ficción.
Interpretación: Ioan Gruffudd (Reed Richards/Mr. Fantástico), Jessica Alba (Susan Storm/La Mujer Invisible), Chris Evans (Johnny Storm/La Antorcha Humana), Michael Chiklis (Ben Grimm/La Cosa), Julian McMahon (Victor Von Doom/Dr. Muerte), Kerry Washington (Alicia Masters), Andre Braugher (general Hager).
Guión: Don Payne y Mark Frost; basado en un argumento de John Turman y Mark Frost; sobre los personajes creados por Stan Lee y Jack Kirby.
Producción: Bernd Eichinger, Avi Arad y Ralph Winter.
Música: John Ottman.
Fotografía: Larry Blanford.
Montaje: William Hoy y Peter S. Elliot.
Diseño de producción: Kirk M. Petruccelli.
Vestuario: Mary Vogt.
Estreno en USA: 15 Junio 2007.
Estreno en España: 10 Agosto 2007.
Web: www.fantasticfourmovie.com

Es más, a muchos de los más devotos de este cuarteto de héroes les pareció de lo más mediocre aquel capítulo introductorio. En mi caso, que siempre he sido más un confeso seguidor de Spiderman, la cinta me dejó más bien frío. La combinación de acción con efectos digitales me pareció pobre y los chistes a costa de las rencillas entre la Antorcha Humana y La Cosa, de lo más flojos.

Partiendo de un listón a tan escasa altura, la mejora no era una misión titánica. Y ciertamente se puede considerar esta segunda entrega una versión mejorada, en todos los aspectos, de su predecesora. Pero dado su apego al guión fijado en aquella primera cinta, el predecible resultado reduce ésta a un distraído pasatiempo. Dudo mucho que contente a los acérrimos de la versión de papel, pero sí considero que ofrecerá lo esperado a quienes acudan al cine conscientes de las características de una cinta de este tipo.

Argumentalmente, el filme es más rico al centrarse en una de las historietas más legendarias de la saga de Los Cuatro Fantásticos: la llegada de Estrella Plateada (Silver Surfer) a nuestra planeta con la misión de destruirlo y la defensa numantina que Reed Richards y los suyos harán de él frente a tan poderoso rival. También reaparece, aunque en un lugar secundario, el tradicional enemigo de los héroes protagonistas: el Doctor Muerte.

El mayor tiempo de metraje dedicado a la acción, en detrimento de flojos chistes o tramas seudodramáticas como la tensión previa a la boda de Richards (Ioan Gruffudd) y Sue Storm (Jessica Alba), hacen más llevadero y entretenido el visionado del filme. Quizá aquí radique el resultado mejorado de esta Los Cuatros Fantásticos y Silver Surfer. Al haber definido mejor qué busca el público en una cinta de este tipo —distraerse un rato—, la producción se ha ceñido más en esta propuesta a un objetivo tan lícito como simple: entretener sin grandes pretensiones.
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Elogio de lo cutre

Por | 09 agosto 2007 | Comentar


La doble sesión que Robert Rodríguez y Quentin Tarantino nos han preparado para este verano era uno de los proyectos que aguardaba con más interés. Su estética y contenido de 'revival' ochentero constituyen un explícito tributo a un tipo de cine de terror y acción, popularmente conocido como de 'serie B', del que esta pareja de amigos e irreverentes directores tanto han bebido en sus carreras. Grindhouse, nombre contenedor que agrupa a los dos filmes de esta sesión doble, se abre con el estreno de Planet Terror, la cinta del mexicano identificable al instante por el potente símbolo que en su cartel encarna la bella Rose McGowan (Embrujadas) con su fusil-pierna ortopédica. Me imagino que, debido a las imposiciones comerciales de hoy día, no ha sido posible estrenar Grindhouse en el que hubiera sido su formato más apropiado y coherente: en una de las añoradas dobles sesiones de nuestra infancia.


Título: Planet Terror (Grindhouse)
Dirección y guión: Robert Rodriguez.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 97 min.
Género: Acción, terror.
Interpretación: Rose McGowan (Cherry), Marley Shelton (Dakota Block), Freddy Rodriguez (Wray), Josh Brolin (Dr. William Block), Jeff Fahey (J.T.), Michael Biehn (sheriff Hague), Naveen Andrews (Abby), Stacy Ferguson (Tammy), Rebel Rodriguez (Tony Block), Bruce Willis (Muldoon), Julio Oscar Mechoso (Romey), Nicky Katt (Joe), Hung Nguyen (Dr. Crane).
Producción: Robert Rodriguez y Elizabeth Avellan.
Música: Robert Rodriguez.
Fotografía: Robert Rodriguez.
Montaje: Robert Rodriguez y Sally Menke.
Diseño de producción: Steve Joyner y Caylah Eddleblute.
Vestuario: Nina Proctor.
Estreno en USA: 6 Abril 2007.
Estreno en España: 3 Agosto 2007.
Web: http://www.grindhousemovie.net/

Pero yendo al grano, a la cinta de Rodríguez le ocurre lo que a otros trabajos suyos previos. Ofrece buenas ideas, secuencias de factura magnífica (los títulos de crédito de esta cinta le vuelven a avalar como un gran filmador de 'stripteases' tras su destape en esta faceta con el ya mítico de la Hayek serpiente en ristre), brutales golpes de humor (el falso 'trailer' de Machete o el chiste sobre el Papa se salen) y ratos de acción rodados con simpar originalidad. Sin embargo, cuando uno rasca sobre sus atractivos envoltorios, el conjunto que éstos desvelan es más bien pobre. De momento, me sigo quedando con su fidelísima traslación de las viñetas al celuloide del Sin City (crítica) de Miller, donde el mexicano daba un paso adelante en la adopción de tecnologías digitales al servicio de una idea estética muy concreta y, al mismo tiempo, mejoraba sus buenas dotes para las composición de 'scores'; cosa que también se deja notar en la banda sonora original de Planet Terrror, con uno sonido claramente deudor del de Sin City.

Debo reconocer que Planet Terror no me entusiasma en exceso porque tampoco lo hacía en su momento el tipo de cine que ésta pretende homenajear. Me terminan por cansar los exagerados baños de sangre con afán humorístico o el aniquilamiento de zombis/contagiados en plan videoconsola. Sí me gustan personajes estrafalarios como el de la pareja de hermanos —el policía y el propietario de un destartalado bar de carretera— en competencia vitalicia por conseguir la mejor salsa barbacoa del estado de Texas. Y también me gusta que Rodríguez, al estilo de Tarantino, 'recicle' en sus filmes a conocidos actores del pasado que ahora podemos redescubrir en insospechadas facetas (como el gran Michael Parks, un habitual en los últimos trabajos de la pareja Rodríguez-Tarantino).

Sin embargo, tras haber visionado Planet Terror, aún veo a Robert Rodríguez como un tipo ingenioso que se ha sabido rodear y aprender de amigos del mundo del cine con más talento y mejores ideas que él. En cierto modo, me sigue pareciendo un prometedor discípulo que comienza a cincelar un estilo propio (como el irrenunciable toque hispano de todos sus trabajos), pero al que le falta liberarse de tantas referencias ajenas para ofrecer algo más inequívocamente suyo.