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Shyamalan el fabulador

Por | 28 agosto 2006 | Comentar


Cuenta el director de origen indio que la historia de La joven del agua comenzó a desarrollarla en paralelo a la de El bosque. Por las noches, Shyamalan le contaba a su hija la historia de esta ninfa surgida de una piscina y, conforme avanzaba en su relato, iba incorporando distintos elementos mitológicos para adornar este cuento cuyo final, como el de todos, tiene moraleja. Y a diferencia de la de El bosque, donde el mensaje es más pesimista sobre el hombre y su vida en sociedad, en la moraleja de La joven del agua se deja un poso de esperanza, de fe en las posibilidades del hombre para revertir su sombría situación actual. Si los personajes de El bosque rechazan a un mundo percibido como hostil, el protagonista de esta cinta, el personaje de un portentoso Paul Giamatti, decide emprender el camino contrario, pese a haber sufrido, al igual que aquéllos, la crueldad de este mundo. A él, como a otros personajes de este cuento vestido con ropajes contemporáneos, le acucia la necesidad de seguir creyendo en algo. Quieren, necesitan saber su misión en este mundo. La misteriosa ninfa, a la que pone rostro una etérea Bryce Dallas Howard, les situará ante preguntas que los cambiará durante la búsqueda de las respuestas.


Título: La joven del agua (Lady in the water)
Dirección y guión: M. Night Shyamalan.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 110 min.
Género: Thriller fantástico, drama.
Interpretación: Paul Giamatti (Cleveland Heep), Bryce Dallas Howard (Story), Bob Balaban (Harry Farber), Jeffrey Wright (Sr. Dury), Sarita Choudhury (Anna), Freddy Rodríguez (Reggie), Bill Irwin (Sr. Leeds), Jared Harris, Mary Beth Hurt (Sra. Bell), Noah Gray-Cabey (Joey).
Producción: M. Night Shyamalan y Sam Mercer.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Christopher Doyle.
Montaje: Barbara Tulliver.
Diseño de producción: Martin Childs.
Vestuario: Betsy Heimann.
Estreno en USA: 21 Julio 2006.
Estreno en España: 25 Agosto 2006.
Web: http://www.lajovendelagua-es.com/.
Con una estética y elección de planos cada vez más personal, Shyamalan demuestra a cada nuevo filme un reconocible sello de autor, tanto por la elección de sus temas como por la manera en la que decide desarrollarlos. Usa el género fantástico para abordar cuestiones actuales y, por eso mismo, sus personajes no son extraordinarios ni poseen cualidades sobrehumanas. A muchos puede que no guste este estilo por considerarlo como un especie de gato por liebre, al vender cine de terror en los ‘trailers’ y ofrecer un relato bastante alejado de los convencionalismos del género en las películas. Pero no queda duda de que este particular director va camino de convertir sus filmes en obras de culto, a juzgar por la expectación generada por cada nuevo estreno filmado por él.

Y como le suele ocurrir a otros directores-autores, o uno entro en el juego de las propuestas fílmicas de Shyamalan o se queda fuera y frustrado. A mí me enganchó esta película de cabo a rabo. Todo en ella está en su sitio: el trabajo de los actores, la magnífica banda sonora de James Newton Howard y el ritmo narrativo del relato. El único borrón quizá provenga de la decisión de Shyamalan de autoreservarse un papel de tanta relevancia dentro de la historia. Bien está que, a imitación de Hitchcock, haga una mínima aparición durante el relato, pero aquí se le ha ido la mano. Él no es actor, y eso se nota en demasía cuando comparte escenas de cierta emotividad con quienes sí lo son. Y finalmente, el guiño cómico de esta cinta, por cuenta de un crítico literario y de cine, tiene mucho de ajuste de cuentas personal, dado el poco aprecio con el que es recibido el trabajo de Shyamalan en su país. De hecho, hastiado de tanto varapalo, el director ha dejado caer la idea de no trabajar más allí y venir a rodar a Europa. Aquí, como a otros artistas de su especie, seguro que se le recibe magníficamente.

OTRAS OPINIONES...
Rosenrod, de Dioses y Monstruos: "A pesar de sus defectos, La joven del agua es una película estimulante, un proyecto original y personal, hermoso por momentos, y emocionante desde los preciosos títulos de crédito".
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Jose, de Cine: "Shyamallan nos propone en esta película la entretenida tarea de releer los personajes de una comunidad como estereotipos actuales o como personajes mitológicos."

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Pérez-Reverte: "Una película feroz, sin paños calientes, llena de peripecias y estocadas, pero también de amargura y lucidez"

Por | 26 agosto 2006 | Comentar


La obra de Arturo Pérez-Reverte ha sido adaptada al cine con bastante frecuencia. El maestro de esgrima (1992), La tabla de Flandes (1994, título original del filme: Uncovered), Cachito (1995; título de la novela: Cachito (Un asunto de honor) Territorio Comanche (1997) o La novena puerta (1999, novela: El club dumas) cuentan con guiones basados en obras del escritor español. Ahora le toca el turno a Alatriste, su obra más ambiciosa, vendida y traducida. Leí hace unos días su artículo en XLSemanal a colación de la cinta y la charla que él y Viggo Mortensen mantenían en esta misma publicación sobre el personaje que ambos comparten: uno como autor y creador del mismo, y otro como intérprete que le ha puesto rostro, carne y hueso. Pero el trabajo de Díaz-Yánez no sólo desprende buenas vibraciones entre los implicados en él, sino que quienes ya la han visto en pase de prensa aseguran haber presenciado una magnífica película. Me alegra esta noticia al tratarse de cine producido con dinero español, hecho aquí y con una historia y unos personajes tan testimoniales de nuestro pasado. Pese a que muchos de los 'peros' puestos a nuestro cine no sean gratuitos, también será de justicia aplaudir el generoso esfuezo invertido en Alatriste si todos los vaticinios sobre su gran calidad se confirman.
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Secuencias (V): Once upon a time in the west (Hasta que llegó su hora)

Por | 22 agosto 2006 | Comentar

Esta secuencia, que llevaba tiempo con ganas de incluir en el blog para escribir algunas líneas acerca de ella, fue la que derribó un mito hollywoodense. Henry Fonda, una de las leyendas del Hollywood dorado, un hombre habituado a encarnar papeles de personajes bondadosos, dilapidó toda esa aureola cuando en esta secuencia apretó sin pestañear su gatillo para asesinar a un niño indefenso. Era la presentación del despiadado Frank en Once upon a time in the west (Hasta que llegó su hora), la joya que cerraba y coronaba el subgénero del ‘spaghetti western’ creado por el genio Sergio Leone. Y como era habitual, otro italiano, el maestro Ennio Morricone, acompañó a la perfección con su música esta cinta, calificada por el propio director como de “una danza de muerte”.

La estructura de la secuencia, como casi todas las de este filme, es perfecta de cabo a rabo. También lo son la elección de planos, los movimientos de cámara y ese ritmo terroríficamente lento para recrear los ademanes y gestos de unos seres conscientes de que sus vidas tienen una corta fecha de caducidad. La tensa calma del comienzo de la secuencia, al igual que en los brillantes títulos de créditos iniciales, precede un acto brutal. La tragedia se cierne sobre la familia McBain, ilusionada por la llegada de la nueva esposa (Jill, una bellísima Claudia Cardinale) del viudo Frank.

Dicen que, cuando se estrenó la película en EE.UU., allí se modificó la escena para evitar que Fonda apareciese como un asesino de niños a sangre fría. Y lo cierto es que Leone era consciente del fuerte impacto que tendría para el público ver a Fonda metido en la piel de este sicario al servicio de un ambicioso empresario del ferrocarril. El italiano, con esta cinta, demostró ser uno de los grandes directores del western, con un estilo personal y reconocible, pero fiel a la leyenda propia de este género típicamente norteamericano. Fonda, por su parte, demostró que, más allá de las convenciones, era un actor soberbio con una sobrada capacidad de registros.

[+] Volontè y su creación del sociópata El Indio
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El reto de las segundas partes

Por | 18 agosto 2006 | Comentar


No sé si se puede o no hablar de normas en esto del cine, pero, en lo relativo a trilogías de superproducciones, casi siempre se ha reiterado el esquema de convertir la segunda entrega en un puente de acción apabullante con un desenlace claramente abierto. El imperio contraataca jugaba ese papel en la trilogía galáctica de los 80, La dos Torres hacía lo propio en la saga del anillo y ahora, con esta nueva arrasa-taquillas en la que se ha convertido Piratas del Caribe, creo que han intentado repetir táctica. Y digo intentado porque, aunque su exitosa mezcla de acción, humor pícaro y aventuras marítimas siga dando mucho juego, esta larga cinta llega a aburrir en algunos momentos de su extenso metraje. Cuestión ésta, por cierto, que me llega a intrigar: ¿por qué se han de alargar hasta las dos horas y media estas cintas tan costosas ideadas sólo para el puro entretenimiento?


Título: Piratas del Caribel, El Cofre del Hombre Muerto (Pirates of the Caribbean: Dead Man's Chest)
Dirección: Gore Verbinski.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 150 min.
Género: Acción, comedia, aventuras.
Interpretación: Johnny Depp (Capitán Jack Sparrow), Orlando Bloom (Will Turner), Keira Knightley (Elizabeth Swann), Stellan Skarsgard (Bill), Bill Nighy (Davy Jones), Jack Davenport (Norrington), Kevin R. McNally (Gibbs), Jonathan Pryce (Gobernador Weatherby Swann), Naomie Harris (Tia Dalma), Tom Hollander (Lord Cutler Beckett), Lee Arenberg (Pintel), Mackenzie Crook (Ragetti), David Bailie (Cotton).
Guión: Ted Elliott y Terry Rossio; basado en los personajes creados por Ted Elliott, Terry Rossio, Stuart Beattle y Jay Wolpert.
Producción: Jerry Bruckheimer.
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Craig Wood y Stephen Rivkin.
Diseño de producción: Rick Heinrichs.
Vestuario: Penny Rose.
Estreno en USA: 7 Julio 2006.
Estreno en España: 11 Agosto 2006.
Web: www.piratasdelcaribe2.com.es.

Su irregular ritmo es, a mi juicio, el principal problema de esta continuidad de las aventuras del Capitán Sparrow y compañía. El resto, es decir, la alquimia de humor gamberro, aventuras increíbles y efectos espectaculares sigue intacta, aunque, lógicamente, sin el factor sorpresivo de la original. La historia de esta entrega avanza gracias a la incorporación de un terrible enemigo como Davy Jones, con quien Sparrow está en deuda, y del cazador de piratas de la Compañía de las Indias Orientales, Lord Cutler Beckett. Ambos seguirán jugando un importante papel en el tercer filme, a juzgar por la conclusión de éste.

El principal cambio de esta segunda entrega, y parece ya una deriva que marcará el resto de la trilogía, es el creciente protagonismo del personaje clave, Jack Sparrow. Es él quien sustentaba los mejores momentos de la primera cinta, y aquí Bruckheimer y Verbinski han decido otorgarle mayor protagonismo, en detrimento de los personajes de Orlando Bloom (Will Turner) y Keira Knightley (Elizabeth Swann), mucho más desdibujados en esta película. Y tiene su lógica esta decisión, aunque con ella se simplifique en exceso el guión, ya que Johnny Deep ha creado un personaje anti-héroe con el suficiente empaque como para pasar a la posteridad del cine de aventuras. Pícaro, escurridizo y ocurrente, Sparrow equivaldría al Han Solo de Stars Wars. Pertenece a esa clase de héroes que, pese a preocuparse sólo de sí mismos, terminan por salirse con la suya, al tiempo que ayudan, aunque sea involuntariamente, a sus compañeros de correrías.

Con todo, a quienes se acerquen al cine a pasar un rato entretenido y divertido como el ofrecido en la primera entrega —eso sí, sin ninguna otra pretensión—, esta El cofre del hombre muerto no les defraudará. Quizá no les coja tan felizmente por sorpresa como La maldición de la Perla Negra, pero aburrirse seguro que no les aburre, pese a esos problemillas de ritmo apuntados. Probablemente, si hubieran usado la elipsis con más acierto, éstos se podrían haber solventado tras eliminar varias secuencias prescindibles. Pero las apabullantes escenas de acción —imagino que financiadas gracias a su rentabilísima predecesora— no desmerecen el visionado de la cinta. Aunque no brille tanto, esta nueva aventura de Sparrow hace que merezca la pena ir a ver la conclusión de su historia.

OTRAS OPINIONES...
Jose, de Cine: "Una millonada en efectos especiales no aumenta la dimensión ni la gracia ni la emoción de los personajes. Verbinski se equivoca si cree que una película gana como un té echando más agua".
Robgordon1982, de El Séptimo Cielo: "El cofre del hombre muerto es un carrusel de efectos especiales, recargado en muchas de sus escenas, con actores ya consolidados dentro del cine mainstream y rodada junto con la tercera parte, en lo que es una operación comercial a gran tamaño que ha terminado modificando el interés final del producto".
Rosenrod, de Dioses y Monstruos: "Tiene profundos bajones de ritmo, los personajes son apenas reflejos desvaídos de los de la anterior (y los escasos nuevos no tienen demasiado gancho), el guión es apenas un fino hilo que sujeta malamente las distintas secuencias, y lo peor de todo: se hace larga y, en algunos momentos, francamente tediosa".

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El barquero y sus verdades

Por | 06 agosto 2006 | Comentar


Ya lo decía Oskar Schindler en la película de Spielberg sobre el Holocausto: la guerra era la clave, el matiz diferencial preciso para alcanzar el esquivo éxito en su carrera empresarial. Yuri Orlov, el personaje de Nicolas Cage en El señor de la guerra, no podría estar más de acuerdo. En esta interesante cinta, casi un oasis entre la medianía cinematográfica propia del verano, Orlov se convierte en el gurú-guía del espectador en un crudo y ágil viaje por el aterrador mundo del tráfico de armas. Antes incluso de que los ingeniosos títulos de crédito comiencen, Orlov advierte que, durante su relato, siempre dirá la verdad. Y resulta escalofriante que así lo sea, tras asistir a este fresco sobre los tejemanejes que traficantes de armas y muchos gobiernos occidentales, valiéndose a veces de aquéllos, urden para vender armas a salvajes contendientes de guerras africanas, principales sostenedoras del lucrativo negocio de la venta de armas, amén de los continuos conflictos entre países de Oriente Medio.


Título: El señor de la guerra (Lord of war).
Dirección y guión: Andrew Niccol.
País: USA.
Año: 2005.
Duración: 122 min.
Género: Thriller, acción, drama.
Interpretación: Nicolas Cage (Yuri Orlov), Ethan Hawke (Jack Valentine), Jared Leto (Vitaly Orlov), Bridget Moynahan (Ava Fontaine), Ian Holm (S¡meon Weisz), Eamonn Walker (Andre Baptiste), Sammi Rotibi (Andre Baptiste Jr.), Shake Toukhmanian (Irina Orlov), Jean-Pierre Nshanian (Anatoly Orlov), Jasper Lenz (Gregor).
Producción: Philippe Rousselet, Andrew Niccol, Nicolas Cage, Norman Golightly, Andy Grosch y Chris Roberts.
Música: Antonio Pinto.
Fotografía: Amir Mokri.
Montaje: Zach Staenberg.
Diseño de producción: Jean Vincent Puzos.
Vestuario: Elisabetta Beraldo.
Estreno en USA: 16 Septiembre 2005.
Estreno en España: 30 Junio 2006.
Web: www.sonypicturesreleasing.es.

Con un tono de lo más didáctico, Orlov detalla orgulloso su diversos logros hasta convertirse en el traficante número uno del orbe armamentístico. La cinta decide no asumir un punto de vista excesivamente dramático, ni de ajusticiamiento del malo a manos de los ¿buenos? (difícilmente identificables en esta cinta, la verdad, aunque el personaje de Ethan Hawke, un policía de aduanas, trate de asumir ese rol). Desde sus humildes orígenes en el restaurante de sus padres, pasando por su iniciación en el negocio, Orlov explica cómo funciona esta profesión para la que se le ve tan capacitado. Cómo sortear los controles fronterizos, cómo sobornar a militares para conseguir armas a bajo precio o cómo tratar con sanguinarios dictadores de países africanos o líderes de grupos terroristas. Los conflictos africanos y entre países orientales impiden que la demanda de armas afloje y, para alguien como Yuri, de ascendencia ucraniana, el colapso de la Unión Soviética le facilitó la adquisición masiva del arma más rentable y demandada en toda guerra: el Kalashnikov (AK-47).

Cuando su patrimonio tuvo suficiente holgura, Yuri logró conquistar a la chica de sus sueños, la bella modelo Ava Fontaine (Bridget Moynahan). Se casó con ella y formó una familia a la que regaló una vida repleta de riquezas, pero no se apartó de lo que mejor se le daba: la venta de armas. Ésta le seguía granjeando más dinero y amigos cada vez más poderosos, y ningún escrúpulo moral le asaltaba para abandonar su rentable profesión: como él dice, se le da bien y, si no es él quien cierra los tratos, otros lo harán por él. Con este cínico argumento él su justifica, aunque no le falta razón cuando explica que, por encima de los traficantes como él, están las naciones occidentales más poderosas como primeras interesadas en que el negocio no decaiga.

Inteligente, original y necesariamente descarnada, el reparto de la cinta lo encabeza un Nicolas Cage metido a la perfección en la piel de su personaje. Probablemente, y despistados por la absurda elección del cartel promocional español, muchos espectadores hayan pasado de largo al creer estar ante una cinta de tiros y acción trepidante. Nada más lejos de la realidad. Lo más lastimoso es que, dada la menuda taquilla que cosechara en su momento la cinta en EE.UU., a Andrew Niccol (autor del notable guión de El show de Truman) probablemente tardemos aún en verle al frente de otro filme.

OTRAS OPINIONES...
José C., de Cine: "El señor de la guerra es una perspectiva endemoniada, atrevida, por eso los examinadores escrupulosos que sólo van al cine a sumar factores no encontrarán coartadas para justificar lo interesante que és. No les hagan caso y vayan a verla. La solución casi está a la altura de ese planteamiento endemoniado".