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Desratización masiva en la cloaca

Por | 29 octubre 2006 | Comentar


Scorsese regresa a las calles con un brutal baño de sangre de ritmo frenético. No hay tregua en esta película en la que la violencia marca de la casa del neoyorquino impregna todo el metraje. Respaldada por un sólido reparto en el que DiCaprio demuestra que, sin duda, es uno de los grandes (he de confesar mis reticencias con él al inicio de su carrera) y en el que a Nicholson le han dejado rienda suelta para su histrionismo más salvaje, Infiltrados (The Departed) es toda una lección de ritmo cinematográfico, una exhibición de maestría en el uso milimétrico de los elementos narrativos. Quizá, puesto a buscarle algún 'pero', se puedan tildar de poco verosímiles algunas secuencias, aunque el resultado de esta cinta (basada en el clásico de cine policíaco hongkonés Infernal Affairs) no deja por ello de ser magnífico. Su argumento propone un juego de 'topos' infiltrados en dos bandos opuestos: el de los policías y el de una banda de mafiosos irlandeses.


Título: Infiltrados (The Departed)
Dirección: Martin Scorsese.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 152 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Leonardo DiCaprio (Billy Costigan), Matt Damon (Colin Sullivan), Jack Nicholson (Frank Costello), Mark Wahlberg (sargento Dignam), Martin Sheen (capitán Queenan), Ray Winstone (Sr. French), Vera Farmiga (Madolyn), Alec Baldwin (capitán Ellerby), Anthony Anderson (Brown), Kevin Corrigan (Sean), James Badge Dale (Barrigan).
Guión: William Monahan, inspirado en la película "Infernal affairs" de Andrew Lau y Alan Mak.
Producción: Brad Pitt, Brad Grey y Graham King.
Música: Howard Shore.
Fotografía: Michael Ballhaus.
Montaje: Thelma Schoonmaker.
Diseño de producción: Kristi Zea.
Vestuario: Sandy Powell.
Estreno en USA: 6 Octubre 2006.
Estreno en España: 27 Octubre 2006.
Web: www.infiltrados-es.com.

Los dos protagonistas nos son presentados esquemática y eficazmente en un breve intercambio de secuencias puestas en paralelo. Si a Billy Costigan (Leonardo DiCaprio) siempre le acechó la delincuencia de su mafioso entorno familiar, a Colin Sullivan (Matt Damon), en cambio, le atrajo el mundo de la delincuencia desde pequeño en vista de lo fácil que era hacer dinero a la vera de ese ambiente. Ambos ingresaron en la Academia de policía, pero si a Sullivan los éxitos le llegan con pasmosa facilidad, Costigan pasará por un via crucis para superar su herencia familiar y demostrar su valía como policía. Entre ambos se halla el despiadado jefe mafioso Frank Costello (Jack Nicholson); Costello apadrinó desde pequeño a Sullivan y tuvo todo tipo de tratos con el tío de Costigan, otra leyenda en el mundillo del crimen organizado. Solo y decidido a no acercarse a ese ambiente siguiendo el aislado ejemplo de honestidad de su padre, Billy se verá forzado por sus superiores (Mark Wahlberg y Martin Sheen) a infiltrarse en la organización de Costello para ayudar a desmantelarla. Pero su trabajo se verá continuamente saboteado por el soplón de Costello en el grupo especial de investigadores que va tras él, su ahijado Sullivan.

Mención aparte merece el papel de Nicholson, desatado como hacía tiempo no se le veía en un papel de sádico, mujeriego y amoral consumado que, dada la propia biografía de Jack, le viene como anillo al dedo. Sin embargo, no me terminó de convencer el triángulo amoroso entre Sullivan, Costello y la psiquiatra que trata a éste, Madolyn (Vera Farmiga).

La estética de los planos o la elección de temas musicales, con la reiterada aparición del Guimme Shelter de los Stones, llevan la inconfundible rúbrica del perfeccionista Scorsese. Salvaje y salpicada con negrísimo humor negro, The Departed es la mejor cinta cocinada por la sociedad DiCaprio-Scorsese. Gans of New York se quedó a medio camino de la excelencia, aunque es una cinta notable, y de El aviador yo sólo rescataría algunas aspectos, como la profundización en la paranoica mente de Howard Hughes. Cuando le preguntan machaconamente por si este año le tocará por fin el Oscar, Scorsese responde que a él sólo le importa que su trabajo guste al público para seguir trabajando en nuevos proyectos. Le creo, pues no parece fácil hacer cine de autor en estos tiempos en los que la industria ha retomado con fuerza el control de los estudios. Por tanto, es para alegrarse que el realizador de origen italiano se mantenga en tan buena forma, pues así podrá seguir exhibiendo su sabiduría cinematográfica en futuros proyectos.

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Agonía y estupefacción

Por | 24 octubre 2006 | Comentar


El cine es una concentrado de emociones de un par de horas que aumenta y sublima todo lo que pasa por su filtro. Pero la realidad, a veces, puede contener tantos ingredientes que reducen a superfluo todo afán ficcionador. Paul Greengrass, haciendo bueno el axioma de que menos es más, ha seguido esta premisa para una cinta tan magistral como honesta. Con un estilo emparenantado con el documental, United 93 es la primera de las películas con un argumentado centrado exclusivamente en la tragedia del 11 de septiembre de 2001. Al contrario que Oliver Stone, quien ha filmado un laudatorio con ribetes patrioteros, Greengrass decidió renunciar a efectismo alguno. Quería homenajear a quienes perdieron su vida aquel día en el tercer vuelo suicida, el United 93, y demostrar cómo el caos de aquellas desquiciantes horas redujeron a inútiles todas las medidas militares autodefensivas.


Título: United 93
Dirección y guión: Paul Greengrass.
Países: USA, Francia y Reino Unido.
Año: 2006.
Duración: 91 min.
Género: Drama.
Interpretación: Becky London (Jean Peterson), Cheyenne Jackson (Mark Bingham), Chip Zien (Mark Rothenburg), Chloe Sirene (Honor Wainio), Christian Clemenson (Thomas Burnett), Corey Johnson (Louis Nacke), Daniel Sauli (Richard Guadagno), David Alan Basche (Todd Beamer), David Rasche (Donald Greene), Denny Dillon (Colleen Fraser), Erich Redman (Christian Adams).
Producción: Paul Greengrass, Lloyd Levin, Tim Bevan y Eric Fellner.
Música: John Powell.
Fotografía: Barry Ackroyd.
Montaje: Clare Douglas, Christopher Rouse y Richard Pearson.
Diseño de producción: Dominic Watkins.
Vestuario: Dinah Collin.
Estreno en USA: 28 Abril 2006.
Web: www.united93.uip.es

La fidelidad a los hechos es tal que Greengrass y su equipo entrevistaron en numerosas ocasiones a los familiares de los pasajeros fallecidos en el United para acercarse con el mayor respeto posible a esas personas y a quienes aún lloran su pérdida. De ahí, la deliberada ausencia de rostros conocidos en el reparto o el haber conservado los verdaderos nombres tanto de los pasajeros como de los terroristas suicidas. Y en esta línea de verismo, el relato de cómo se vivió la caótica situación desde los controles aéreos y los mandos militares se basó, directamente, en las grabaciones de las comunicaciones hechas desde aviación civil aquella mañana. De modo que estos diálogos están trufados de abundantes tecnicismos relativos a instrucciones de vuelo que, aunque incomprensibles a oídos del profano, también redundan en esta mimetización que el relato hace del suceso real.

Argumentalmente, la película propone una narración clásica y sin estridencias. La propia evolución de los hechos, desde el rutinario embarque de los pasajeros en el vuelo hasta el nerviosismo de los suicidas previo a su acción, será la que imprima emoción al drama que se avecina. Aquí, la identificación con las víctimas del vuelo es absoluta, pues a quién no se le pasa por la cabeza que, en cualquier otro vuelo, pudiera suceder una tragedia similar. Y los terroristas, en lugar de caracterizarlos con la típica imagen de psicópatas lanza-discursos, aparecen como unos jóvenes inseguros aunque tan fuertemente ideologizados como para acometer sus terribles órdenes.

Y el magnífico guión de Greengrass evita caer en la tentadora grandilocuencia o en trilladas menciones políticas, simplemente se centra en dos asuntos: en cómo unos pasajeros deciden enfrentarse, y rebelarse algunos, ante el hecho de morir en un vuelo suicida, y en cómo el resto de ciudadanos —militares incluidos— asistió con impotencia a la retransmisión en directo de los atentados. Así, por un lado, compartimos la agonía de los pasajeros del United 93 cuando toman conciencia de que el final de sus vidas podía estar cerca, pero también asistimos con estupefacción a la incapaz respuesta de la primera potencia militar del mundo ante el mayor ataque terrorista sufrido dentro de sus fronteras. Quedaba claro que, ante la férrea determinación de matar de un terrorista, de poco o nada sirven todas las medidas autodefensivas sobre las que se edifica la idea de la seguridad interior.

Aunque recurre en exceso a la cámara al hombro, esta elección de planos está plenamente justificada para retratar la agitación de esa mañana y en sintonía con la estética realista de toda la cinta. Quienes vean United 93 deberán olvidarse de estereotipos ya vistos en cintas de secuestros aéreos. No hallarán al tripulante-héroe capaz de deshacerse de los captores ni a militares salvapatrias, sólo verán a personas corrientes, como cualquiera de nosotros, que hicieron todo lo posible por salvar sus vidas. Porque el lógico instinto de supervivencia es el que aflora con más fuerza en una situación tan extrema.
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Para quienes sepan mirar

Por | 13 octubre 2006 | Comentar


Conocía la faceta de Guillermo del Toro como sólido director de un cine de acción y terror al que impregna siempre de su particular e imaginativa visión. Pero esta magnífica cinta, que, adelanto, es una de las mejores producidas este año por el cine español, me ha descubierto a un gran narrador capaz de aunar, en un mismo relato, la magia de las fábulas y lo más horrible de la condición humana. El laberinto del fauno es una película tan atípica como audaz en su doble propuesta narrativa. Si los monstruos de cuento a los que Ofelia (magnífica Ivana Baquero) se enfrenta en sus aventuras son terroríficos, no menos lo son algunos de los seres humanos con quienes convivirá en una hostil realidad. Su madre Carmen (Ariadna Gil) le dice que ya es mayor para tanta "zarandaja", pero ella se aferra con fuerza a su personal universo, hasta el punto de vivir casi abstraída de la ingrata cotidianediad. Supera con valor encomiable las más duras pruebas de su fábula mientras vive con pavor los nuevos acontecimientos que rodean a su vida, a la de su madre y a la de su hermano aún no nacido.


Título: El laberinto del fauno
Dirección y guión: Guillermo del Toro.
Países: España y México.
Año: 2006.
Duración: 112 min.
Género: Drama, fantástico.
Interpretación: Sergi López (Vidal), Maribel Verdú (Mercedes), Ivana Baquero (Ofelia), Álex Angulo (doctor), Ariadna Gil (Carmen), Doug Jones (fauno), César Bea (Serrano), Manuel Solo (Garcés), Roger Casamajor (Pedro).
Producción: Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Álvaro Augustín, Bertha Navarro y Frida Torresblanco.
Música: Javier Navarrete.
Fotografía: Guillermo Navarro.
Montaje: Bernat Vilaplana.
Diseño de producción: Eugenio Caballero.
Vestuario: Lala Huete.
Estreno en España: 11 Octubre 2006.
Web: www.ellaberintodelfauno.com.

El uso de la imaginación como escapatoria de la más horrible realidad, por tanto, es uno de los asuntos propuestos por Del Toro, quien sufrió en primera persona el lado más cruel de la vida durante el secuestro de su padre. El filme nos sitúa en la España de la posguerra coincidente con la Segunda Guerra Mundial. Es 1944 y aún quedan reductos de las tropas republicanas, conocidos como 'maquis', que luchan refugiados en las montañas contra el Ejército franquista. Un espléndido Sergi López pone rostro al despiado capitán Vidal, quien comandará unas tropas destinadas a acabar con el grupo de insurgentes apostados en las laderas de la montaña. Carmen es la viuda de un sastre y la madre de Ofelia, una niña de 13 años adicta a los cuentos fantásticos. Como medio de supervivencia, Carmen se casó en segundas nupcias con el capitán Vidal, quien sólo parece interesado por el bienestar del hijo que Carmen lleva en su seno y está a punto de nacer. Y trata con desdén a su esposa e hijastra, condenadas a tratarle servilmente para hacer frente a esos años de hambruna y carestía nacionales. Ambas viajan hasta el molino donde Vidal tiene su centro de operaciones. Allí, Mercedes (gran Maribel Verdú) dirige el servicio de la casa y el Doctor (Álex Angulo) cuida del estado de salud de Carmen, recién llegada tras un largo y duro viaje junto a Ofelia.

Ofelia, ajena a la despiada caza de Vidal (la interpretación de López está a la altura, por ejemplo, del Ralph Fiennes que en La lista de Schindler hizo del sádico Amon Goeth), descubrirá las ruinas de un laberinto en el bosque. Allí se econtrará con un fauno que la reconoce como una princesa. Aunque incrédula al principio, ella accede a enfrentarse a las tres pruebas que la devolverán a su reinado. Correrá toda suerte de peligros, pero ninguno le aterrará tanto como su padrastro y el oscuro mundo que éste representa. El estado de salud de Carmen se agrava conforme se acerca el parto y ella se ve atrapada entre el deber de asistir a su madre y las pruebas que ha de completar para cuando llegue la luna llena.

De estética lúgubre y a ratos repulsiva, El laberinto del fauno no es una película al estilo Las crónicas de Narnia, pese a contar con faunos y hadas en su historia. La extrema violencia mostrada o sugerida por las elipsis en el relato real, así como la aterrodora ambientación de la parte onírica, impiden que ésta sea una cinta apta para un público infantil. Pero sí muy recomendable para el resto.

La cinta, en su corolario, vindica el mundo de la imagiación y los sueños como antídoto frente a la peor cara de lo real. Del Toro, aquí, hace casi una declaración de principios acerca de su propia visión de la vida. Según el mexicano, la literatura, el cine u otras artes nos pueden facilitar el acceso a tan estimulante mundo, pero, como se advierte en la cinta, éste sólo estará abierto para quienes sepan mirar. Por eso, quizá sea preciso mirar con los ojos de un niño.

OTRAS OPINIONES...
Rosenrod, de 'Dioses y Monstruos': "Del Toro ha escogido la Guerra Civil española como uno de los momentos en los que la muerte, la destrucción y la oscuridad se impusieron con fuerza, apagando cualquier luz".
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Jose, de 'Cine': "La crueldad del capitán no conoce ningún límite, empieza siendo gratuita y acaba siendo desmesurada. El mundo fantástico de la princesa y el fauno no contiene ningún ser tan aterrador"
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Txapulin, de 'Txapulines al limón': "Desde luego no es un cuento para niños, sino un cuento para adultos tan fuertes como sensibles"

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Bucle de corrupciones palaciegas

Por | 09 octubre 2006 | Comentar


Por lo visto, no parecemos llamados en el cine patrio a hacer buenas películas históricas. Sin tantas expectativas previas como con Alatriste, la decepción que me produjo Los Borgia no ha sido tan mayúscula, aunque el pobre resultado de una y otra sea más o menos parejo. A esta cinta dirigida por Antonio Hernández le ocurre algo muy parecido que a la de Elías Yánez: aburre soberanamente durante su extenso e injustificado metraje de dos horas y media. La película es de lo más plana en el desarrollo de un relato que casi se podría calificar de protocolario. Comienza a partir de uno de los últimos hechos acaecidos a la otrora poderosa y temida familia Borgia, ya en vías de una decadencia absoluta. Tras ser apresado César, el primogénito del ya fallecido Papa Borgia, la cinta nos remonta varios años atrás, hasta la coronación de Rodrigo Borgia como el Pontífice Alejandro VI. Ya sabemos, porque nos lo acaban de dejar claro y se trata de un relato histórico, que la gloria recién adquirida por esta familia de origen levantino iba a ser dilapidada por los odios y envidias sembrados por sus miembros. Pero lo que deja al filme en la medianía es su poco original forma de narrar los acontecimientos. Uno puede suponer que habrá traiciones sin escrúpulos, escenas de cama incestuosas y peripecias bélicas, pero lo que resulta desalodador es la cíclica sucesión de secuencias de este tipo a la que asistimos.


Título: Los Borgia
Dirección: Antonio Hernández.
País: España.
Año: 2006.
Duración: 120 min.
Género: Drama.
Interpretación: Sergio Peris-Mencheta (César Borgia), Lluís Homar (Rodrigo Borgia), María Valverde (Lucrecia Borgia), Paz Vega (Caterina Sforza), Ángela Molina (Vanozza Cattanei), Sergio Muñiz (Juan Borgia), Eloy Azorín (Jofré Borgia), Roberto Álvarez (Burkard), Linda Batista (Sancha de Aragón), Antonio Dechent (Michele Corella), Roberto Enríquez (Paolo Orsini), Eusebio Poncela (Cardenal Giuliano della Rovere).
Guión: Piero Bodrato.
Producción: Teddy Villalba y Guido de Angelis.
Música: Ángel Illarramendi.
Fotografía: Javier García Salmones.
Montaje: Iván Aledo.
Dirección artística: Stilde Ambruzzi.
Vestuario: Luciano Capozzi.
Estreno en España: 6 Octubre 2006.
Web: www.losborgia.com.

La ascensión y posterior hundimiento de una familia deseosa de ajustar cuentas con los príncipes de los territorios limítrofes puede dar para mucho, más aún cuando quienes protagonizan la acción son los miembros de una de las familias de nobles que más ríos de tinta ha generado entre ensayos y relatos históricos novelados. Pero el cine, para ser bueno, precisa del buen manejo de algunos resortes para transmitir emoción al espectador. Los diálogos han de tener fuerza, las imágenes y cómo se monten, también, los intérpretes han de meterse en la piel de un personaje que cobre verdadera vida gracias a su trabajo. Cosas de lo más obvias, pero que, si fallan en su conjunto, convierten el visionado de un filme en insípido. Y esto le sucede a Los Borgia, otra cinta nacional estrenada con las campanillas de haber sido cara —10 millones de euros— y contar con destacados actores de nuestro cine. Por cierto, me llama la atención cómo los medios de comunicación han destacado tanto en Alatriste como en Los Borgia los muchos millones de euros que han costado ambas producciones; como si los desembolsos millonarios asegurasen la calidad y éxitos artísticos.

Se nota que se han gastado el dinero en vestuarios, en el rodaje en exteriores e interiores que ambientaran la época, en las pocos minutos de metraje de escenas bélicas, y el resultado es convincente en este sentido. El lujo y pompa de las instalaciones vaticanas queda muy bien retratado, aunque las secuencias de batallas sean un quiero y no puedo. Con planos muy cerrados y sin grandes lujos en los movimientos de cámara, estas escenas bien podrían haber sido eliminadas; total, si la película va más de las barbaridades perpetradas por la familia Borgia desde la poderosa poltrona papal que de otra cosa. Algo de lo que dan buena cuentan las continuas intrigas y habladurías de alcoba, usadas con reiteración machacona en la cinta. En definitiva, la película sólo funciona como válido testimonio de las andanzas de Rodrigo Borgia y sus vástagos durante el tiempo en que desembarcaron en el Vaticano como un elefante en una cacharrería
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El trillado conflicto entre vida personal y profesional

Por | 08 octubre 2006 | Comentar


La presencia de Meryl Streep en el reparto o su original cartel me llevaron a desechar la idea de que ésta sería una tópica película sobre asuntos tan repetidos como la dicotomía entre vida personal y profesional. Pero me equivoqué. El Diablo viste de Prada cuenta una historia vista ya cientos de veces en el cine y lo hace con la falta de originalidad propia de este tipo de películas. A caballo entre la comedia blanda y el drama sensiblero, la cinta es tan predecible como poco incisiva en el planteamiento de sus conflictos. Anne Hathaway encarna el papel de la inexperta y guapa chica que aterriza en una entrevista de trabajo para optar al puesto de secretaria de la redactora-jefe de la revista de moda de referencia, Runaway.


Título: El Diablo viste de Prada (The Devils wears Prada)
Dirección: David Frankel.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 109 min.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: Meryl Streep (Miranda Priestly), Anne Hathaway (Andrea Sachs), Stanley Tucci (Nigel), Simon Baker (Christian Thompson), Emily Blunt (Emily), Adrian Grenier (Nate), Tracie Thoms (Lilly), Rich Sommer (Doug), Daniel Sunjata (James Holt), Rebecca Mader (Jocelyn).
Guión: Aline Brosh McKeena; basado en la novela de Lauren Weisberger.
Producción: Wendy Finerman.
Música: Theodore Shapiro.
Fotografía: Florian Ballhaus.
Montaje: Mark Livolsi.
Diseño de producción: Jess Gonchor.
Vestuario: Patricia Field.
Estreno en USA: 30 Junio 2006.
Estreno en España: 6 Octubre 2006.
Web: www.fox.es/eldiablovistedeprada.

En el surrealista mundo de esta publicación, donde el despelleje al compañero es el pan de cada día de quienes trabajan allí, Miranda Priestly (Meryl Streep) dirige Runaway como si fuera el cómitre que azota a los remeros de una galera. Y sus empleados le rinden un vasallaje propio del medievo. En un mundo tan particular, la exigencia laboral comienza desde primeras horas del día, cuando los empleados de la revista se esfuerzan por vestir a la moda y aderezarse con los complementos más exclusivos. Tras presentar este particular mundo, la trama de la cinta sigue un desarrollo de lo más predecible. La chica aterrizada inverorsímilmente en el universo Runaway es una buena hija, una buena amiga y una buena novia. Dice no sentirse parte de toda esta 'troupe', pero el reto de superar las exigencias de su esclavitud laboral le irán seduciendo por ese "lado oscuro" a media que se vuelve más eficaz y resolutiva.

De manera que el conflicto está servido: cuanto más se implica en su absorbente trabajo a tiempo completo, sus principios y vida personal más se van a pique. Deberá elegir entre lo bueno, su vida personal, o lo nocivo, el superficial mundo de egos del que parece haber sido abducida. Maniquea y estereotipada, la película no profundiza en ninguno de los asuntos puestos sobre el tapete y el perfil de sus personajes es tan prototípico que ni merece la pena valorar el trabajo de un reparto, simplemente, eficaz. La Streep hace de mala malísimia jefa, pero, como la peli es muy blandita y tan bienintencionada como todas las de su clase, en su moraleja la medio rescatan de la aureola diabólica que la había envuelto durante todo el metraje. Y la bella Hathaway, de cuyo bagaje sólo se puede subrayar su trabajo en Brokeback Mountain, aprenderá la leccioncita de vida de rigor. Y tiene su lógica que la cinta sea tan flojita y se relama tanto en el mundillo del 'glamour', pues su director, David Frankel, se ha curtido en la dirección de episodios de series como Sexo en Nueva York o El Séquito.

OTRAS OPINIONES...
Jose, de Cine: "El diablo viste de Prada habla de la obsesión por la moda y la delgadez para estar a la altura de una jefa y un imperio cosmético, como es el de las revistas de moda"
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Almudena Muñoz Pérez, en LA BUTACA: "Escondida bajo su vistoso título, la cinta se mantiene dentro del estrecho esquema de las comedias más convencionales, de los personajes más estereotipados y de la estética más revistera. No arriesga en el plano romántico, ni en el interpretativo..."

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Caperucita, contra el espionaje industrial

Por | 03 octubre 2006 | Comentar



Título: La increíble pero cierta historia de Caperucita Roja (Hoodwinked)
Dirección: Cory Edwards.
Codirección: Todd Edwards y Tony Leech.
País: USA.
Año: 2005.
Duración: 80 min.
Género: Animación, comedia.
Doblaje original/español: Anne Hathaway/Leonor Watling (Caperucita Roja), Glenn Close/Amparo Baró (abuelita), Patrick Warburton/Carlos Latre (lobo), Jim Belushi/Jordi Royo (leñador), David Ogden Stiers (Nicky Croac), Andy Dick (Boingo), Xzibit (jefe Pardo), Anthony Anderson (Bill Cigüeña), Chazz Palminteri/Carles Di Blasi (oveja), Cory Edwards/Anabel Alonso (Balita la ardilla).
Guión: Cory Edwards, Todd Edwards y Tony Leech; basado en un argumento de Cory Edwards y Todd Edwards.
Producción: Maurice Kanbar, Sue Bea Montgomery, Preston Stutzman y David K. Lovegren.
Música: John Mark Painter.
Montaje: Tony Leech.
Estreno en USA: 16 Diciembre 2005.
Estreno en España: 22 Septiembre 2006.
Web: www.mangafilms.es/caperucitaroja.

Cambian los tiempos y los relatos clásicos para niños se adecúan a los mismos. El cine, con existosas películas como Shrek, ha sabido sacar bastante provecho a esta actualización de cuentos incardinados en nuestro imaginario colectivo. Si las distintas versiones de este clásico han deambulado entre la moraleja de corte sexual de Perrault y el final feliz de los hermanos Grimm, esta película apuesta por un enfoque menos dramático y más propio de un aventura de acción a lo Misión Imposible con ramalazos de Matrix. Incluso, a juzgar por la estructura de su guión, la cinta guarda ciertas concomitancias con las historias de Hércules Poirot nacidas de la pluma de Agatha Christie. En el caso de La increíble pero cierta historia de Caperucita Roja, el detective Nicky Croac ejercería de álter ego del famoso investigador belga y los cuatro protagonistas del cuento —Caperucita, el lobo, la abuela y el leñador— serían los cuatro sospechosos que aportarán visiones distintas de los hechos.

Todos esconden tras de sí sorprendentes historias: Caperucita no es la niña feliz que reparte los deliciosos dulces de su abuelita, sino que se aburre en un bosque cada vez más solitario; la abuelita, tras su imagen de venerable anciana repostera, oculta su faceta de contumaz especialista en deportes extremos de riesgo; el lobo es un reportero de investigación que se vale del disfraz para descubrir hechos noticiosos; y el leñador es un tirolés aspirante a actor que ensaya su papel de cortador de troncos para el 'casting' de un anuncio publicitario. Pero ninguno de ellos miente. El perspicaz Nicky Croac deberá juntar las piezas del puzzle diseminadas por cada una de las cuatro historias para desvelar el misterio sobre el robo de las recetas de dulces que ha obligado a cerrar a la mayoría de reposteros del bosque.

Con los ya habituales guiños al musical, esta comedia de aventuras no es un lujo en lo visual pero sí ofrece algunos buenos momentos de risa y diversión. Y testimonia cómo la revisión de lo cuentos de siempre recibe la influencia directa de nuestra sociedad actual, tan impregnada por la omnipresente cultura mediática.

OTRAS OPINIONES...
Jose, de Cine: "Está contada con la intención de encontrar un final feliz para un cuento más bien sanguinario. Y se puede felicitar a los autores por los dos giros que había que engarzar para conseguirlo"
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Emilio Calvo de Mora, de Espejo de los Sueños: "Los directivos de Miramax han dado en la diana: han reescrito la épica de los cuentos de antaño con aderezos modernos"