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Desratización masiva en la cloaca

Por | 29 octubre 2006 | Comentar


Scorsese regresa a las calles con un brutal baño de sangre de ritmo frenético. No hay tregua en esta película en la que la violencia marca de la casa del neoyorquino impregna todo el metraje. Respaldada por un sólido reparto en el que DiCaprio demuestra que, sin duda, es uno de los grandes (he de confesar mis reticencias con él al inicio de su carrera) y en el que a Nicholson le han dejado rienda suelta para su histrionismo más salvaje, Infiltrados (The Departed) es toda una lección de ritmo cinematográfico, una exhibición de maestría en el uso milimétrico de los elementos narrativos. Quizá, puesto a buscarle algún 'pero', se puedan tildar de poco verosímiles algunas secuencias, aunque el resultado de esta cinta (basada en el clásico de cine policíaco hongkonés Infernal Affairs) no deja por ello de ser magnífico. Su argumento propone un juego de 'topos' infiltrados en dos bandos opuestos: el de los policías y el de una banda de mafiosos irlandeses.


Título: Infiltrados (The Departed)
Dirección: Martin Scorsese.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 152 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Leonardo DiCaprio (Billy Costigan), Matt Damon (Colin Sullivan), Jack Nicholson (Frank Costello), Mark Wahlberg (sargento Dignam), Martin Sheen (capitán Queenan), Ray Winstone (Sr. French), Vera Farmiga (Madolyn), Alec Baldwin (capitán Ellerby), Anthony Anderson (Brown), Kevin Corrigan (Sean), James Badge Dale (Barrigan).
Guión: William Monahan, inspirado en la película "Infernal affairs" de Andrew Lau y Alan Mak.
Producción: Brad Pitt, Brad Grey y Graham King.
Música: Howard Shore.
Fotografía: Michael Ballhaus.
Montaje: Thelma Schoonmaker.
Diseño de producción: Kristi Zea.
Vestuario: Sandy Powell.
Estreno en USA: 6 Octubre 2006.
Estreno en España: 27 Octubre 2006.
Web: www.infiltrados-es.com.

Los dos protagonistas nos son presentados esquemática y eficazmente en un breve intercambio de secuencias puestas en paralelo. Si a Billy Costigan (Leonardo DiCaprio) siempre le acechó la delincuencia de su mafioso entorno familiar, a Colin Sullivan (Matt Damon), en cambio, le atrajo el mundo de la delincuencia desde pequeño en vista de lo fácil que era hacer dinero a la vera de ese ambiente. Ambos ingresaron en la Academia de policía, pero si a Sullivan los éxitos le llegan con pasmosa facilidad, Costigan pasará por un via crucis para superar su herencia familiar y demostrar su valía como policía. Entre ambos se halla el despiadado jefe mafioso Frank Costello (Jack Nicholson); Costello apadrinó desde pequeño a Sullivan y tuvo todo tipo de tratos con el tío de Costigan, otra leyenda en el mundillo del crimen organizado. Solo y decidido a no acercarse a ese ambiente siguiendo el aislado ejemplo de honestidad de su padre, Billy se verá forzado por sus superiores (Mark Wahlberg y Martin Sheen) a infiltrarse en la organización de Costello para ayudar a desmantelarla. Pero su trabajo se verá continuamente saboteado por el soplón de Costello en el grupo especial de investigadores que va tras él, su ahijado Sullivan.

Mención aparte merece el papel de Nicholson, desatado como hacía tiempo no se le veía en un papel de sádico, mujeriego y amoral consumado que, dada la propia biografía de Jack, le viene como anillo al dedo. Sin embargo, no me terminó de convencer el triángulo amoroso entre Sullivan, Costello y la psiquiatra que trata a éste, Madolyn (Vera Farmiga).

La estética de los planos o la elección de temas musicales, con la reiterada aparición del Guimme Shelter de los Stones, llevan la inconfundible rúbrica del perfeccionista Scorsese. Salvaje y salpicada con negrísimo humor negro, The Departed es la mejor cinta cocinada por la sociedad DiCaprio-Scorsese. Gans of New York se quedó a medio camino de la excelencia, aunque es una cinta notable, y de El aviador yo sólo rescataría algunas aspectos, como la profundización en la paranoica mente de Howard Hughes. Cuando le preguntan machaconamente por si este año le tocará por fin el Oscar, Scorsese responde que a él sólo le importa que su trabajo guste al público para seguir trabajando en nuevos proyectos. Le creo, pues no parece fácil hacer cine de autor en estos tiempos en los que la industria ha retomado con fuerza el control de los estudios. Por tanto, es para alegrarse que el realizador de origen italiano se mantenga en tan buena forma, pues así podrá seguir exhibiendo su sabiduría cinematográfica en futuros proyectos.