Categoría(s):

Miller: ¿abanderado de una tercera vía en el cine-cómic?

Por | 24 marzo 2007 | Comentar


La recomendaría a quienes estén dispuestos a embarcarse en un emocional relato épico con una estética absolutamente novedosa y sin esperar concesión alguna a las convenciones del géneroFrank Miller, renovador del cómic en la década de los 80 y uno de los genios consagrados del noveno arte junto a la leyenda de la novela gráfica Alan Moore, comienza a vislumbrar un nuevo futuro para el maridaje que viñetas y celuloide vienen protagonizando durante los últimos años: "Con 'Sin City' y '300' surge una especie de cine híbrido. Me encanta la energía que proporciona la animación. Y eso, unido al impacto visceral de los actores, logra una buena combinación. (…) Podría considerarse un largo 'affaire' que se ha convertido en matrimonio. (…) Antes, lo normal era que los cómics se expoliasen. Mantenían el nombre, pero la 'peli' podía pasar hasta por una parodia del tebeo. Ya es hora de que mi oficio salga de la selva y ocupe su sitio junto a otras formas artísticas".


Título: 300
Dirección: Zack Snyder.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 117 min.
Género: Acción, drama.
Interpretación: Gerard Butler (rey Leónidas), Lena Headey (reina Gorgo), David Wenham (Dilios), Dominic West (Theron), Vincent Regan (capitán), Michael Fassbender (Stelios), Tom Wisdom (Astinos), Andrew Pleavin (Daxos), Andrew Tiernan (Ephialtes), Rodrigo Santoro (Jerjes), Giovanni Antonio Cimmino (Pleistarchos).
Guión: Zack Snyder, Kurt Johnstad y Michael B. Gordon; basado en la novela gráfica de Frank Miller y Lynn Varley.
Producción: Gianni Nunnari, Mark Canton, Bernie Goldmann y Jeffrey Silver.
Música: Tyler Bates.
Fotografía: Larry Fong.
Montaje: William Hoy.
Diseño de producción: James Bissell.
Vestuario: Michael Wilkinson.
Estreno en USA: 9 Marzo 2007.
Estreno en España: 23 Marzo 2007.
Web: www.300-es.com
En MuchoCine.net:

Añadiría a las palabras de Miller que, dentro de este boom de traslaciones del cómic al cine, cabría una diferenciación similar a la ya establecida en el cómic desde hace años: la que separa el cómic adulto del resto de historietas destinadas a un público mayoritario de edades heterogéneas. Así, si por un lado estarían 'mainstreams' creados para destrozar la taquilla con títulos como Spiderman, Superman o Batman, por otro habría cintas aptas sólo para adultos basadas en cómics de culto, como las venideras Watchmen, la secuela de Sin City o esta 300. Los objetivos de ambos tipos, dada la dispar financiación que requieren unas y otras, serán muy distintos: mientras unas persiguen ingresos cuantiosos que trascienden los generados sólo por el filme, las otras, sin renunciar al éxito comercial, nacen desde el respeto al fondo y la forma de la obra adaptada. Y es probable que éstas sean mucho más rentables a la larga, a juzgar por sus contenidos presupuestos.

Sin ir más lejos, esta adaptación del sucinto cómic 300 ha contado con un presupuestos de unos 49 millones de euros y ya ha cosechado 100 millones en sus primeros diez días de exhibición en las salas norteamericanas. Pero además, y centrándome en aspectos estrictamente cinematográficos, el resultado de esta 'adaptación-traslación' es espectacular. Visual y argumentalmente, la cinta es un calco del mítico cómic de Miller. Rodada íntegramente sobre el fondo de una pantalla azul usado como lienzo al que luego añadir creativos fondos nacidos de un Mac, la cinta capta a la perfección las principales virtudes del cómic: la magnificación del heroísmo presente en la batalla de las Termópilas entre un puñado de aguerridos espartanos frente al gigantesco ejército del imperio persa.

Alejada voluntariamente de todo realismo y asumiendo por completo el estilo presente en el cómic, 300 ofrece dos horas de batallas cruentas, de artísticas desmembraciones de todo tipo de extremidades y cabezas, pero, ante todo, un sorprendente resultado visual del que el aventajado director Zack Snyder (El amanecer de los muertos, Watchmen…) es el principal responsable. También es fiel a la línea discursiva mantenida durante todo el cómic: la resistencia numantina de Esparta frente a la imparable expansión persa era la última esperanza de que la democracia y la libertad ciudadana perviviesen en Grecia. Esta 300 es una obra arriesgada que sólo Snyder podría haber rubricado con tanto éxito. La recomendaría a quienes estén dispuestos a embarcarse en un emocional relato épico con una estética absolutamente novedosa y sin esperar concesión alguna a las convenciones del género.
Categoría(s):

Winterbottom se pone cachondo

Por | 21 marzo 2007 | Comentar


*Crítica publicada originalmente en elojocritico.net el 17/12/05, tras su proyección en el Festival de Cine de San Sebastián de aquel año.
He de confesar que no me esperaba semejante arrebato de humor epatante de Winterbottom antes de ver su A cock & bull story (Historia de una polla y un toro). Semanas atrás había visto un film suyo, Código 46, a caballo entre la ciencia ficción y el drama romántico que me dejó bastante indiferente. Y antes de esta disparatada comedia, presentada a concurso en San Sebastián, este director también había estrenado aquí 9 songs, un drama de alto contenido erótico. Este copernicano cambio de género subraya la indiscutible capacidad del británico para pasar de un registro a otro. En este caso, creo que sí ha rubricado un film redondo al fusionar en un mismo guión la adaptación de una novela inadaptable, Vida y opiniones del Caballero Tristram Shandy, y una historia metadiscursiva en el que ironiza sobre el loco mundo del cine y las vicisitudes que atraviesan los involucrados en un rodaje.

Título: Tristram Shandy: A cock and bull story (Tristram Shandy: Historia de una polla y un toro)
Género: Comedia
Dirección:Michael Winterbottom
Interpretación: Steve Coogan (Tristram Shandy/Walter Shandy, Rob Brydon (Capitán Toby Shandy), Keeley Hawes (Elizabeth Shandy), Shirley Henderson (Susannah), Dylan Moran (Dr. Slop), David Walliams, Jeremy Northam, Benedict Wong, Naomie Harris, Kelly Macdonald, Elizabeth Berrington, Mark Williams, Kieran O'Brien, Roger Allam, James Fleet, Ian Hart, Ronni Ancona, Greg Wise, Stephen Fry, Gillian Anderson.
Guión: Martyn Hardy, basado también en la obra de Laurence Sterne, 'Vida y obras del Caballero Tristam Shandy'.
Fotografía: Marcel Zyskind
Música:Michael Nyman
Productores ejecutivos: Kate Ogborn, Julia Blackman, Jeff Abberley, David M Thompson, Tracey Scoffield, Henry Normal
País: Reino Unido (2005)
Duración: 107 minutos
Fecha de estreno de en España
: 23 de marzo de 2007
Web: www.tristramshandymovie.com
En MuchoCine.net:

Los primeros treinta minutos transcurren a un ritmo frenético a partir de un diálogo absurdo en el que los dos protagonistas charlan sobre la “no blancura” de los dientes de uno de ellos. A continuación, abandonan la sala de maquillaje y ambos comienzan a encarnar los papeles de la película que ruedan: la adaptación de la inclasificlable y burlona novela de Laurence Sterne. Al tiempo que ruedan, Steve Coogan se interpreta a sí mismo, se dirige a la cámara y opina sobre cómo encarnan los niños a su personaje, Tristam Shandy, durante la infancia. Resulta de lo más cómico verle criticar la actuación de uno de ellos cuando se recrea el momento en el que Shandy se pilló el pene con una ventana. “Mira, pues creo que no debería chillar así, parece forzado; creo que debería hacerlo de otro modo…” O más hilarante y surrealista resulta el interminable parto del que nacerá Shandy, en el que la madre está a punto de reventar mientras los hombres de la casa, tranquilamente, charlan sobre batallas del pasado a la espera de que llegue el doctor con un fórceps para el parto; el artilugio médico llegará pero, dado lo poco perfeccionado que estaba para siglo XVIII, dejará a Shandy marcado de por vida con una nariz aguileña.

Tras el vertiginoso arranque, el ritmo se normaliza pero sin perder la comicidad de las situaciones vividas en un rodaje caótico. Se muestra la habitual rivalidad de vanidades que existe entre actores y, al tiempo, productores, guionistas y actores opinan sobre películas o actores que les gustan o disgustan. Aquí, Winterbottom se despacha a gusto con algunos colegas de profesión (la pulla al cine americano más comercial es evidente) y también alaba a sus favoritos. Los productores, como suele ser norma, ponen en tela de juicio el derroche de dinero para ciertas escenas, mientras que actores y directores defienden su postura para preservar el resultado artístico.

Winterbottom, que no ha querido ser tan cruel, se apiadó de unos personajes a los que no ha mostrado invariablemente caprichosos o quejicasY aunque se alojan en hoteles caros y ganan bastante dinero, los actores, como le ocurre al genial cómico Steve Coogan, también pasan sus pequeños baches, inseguros y temerosos de sus capacidades a veces, y malsanamente envidiosos con el éxito ajeno y el halago al compañero/rival. Además, como su sempiterna inmadurez les lleva a cometer algún que otro pecadillo sexual, han de rendir ciertas servidumbres a la prensa para sepultar tales deslices. Y para más inri, en una jornada tan intensa donde se mezclan estos avatares con las llamadas del agente proponiendo nuevos trabajos, apenas pueden atender sus deberes como buen padre y cumplir con su compañera en la cama. En definitiva, una vida caótica de la que el guionista Martin Hardy ha sabido sacar una original comedia aliñada con la típica flema británica.

Pero Winterbottom, que no ha querido ser tan cruel, se apiadó de unos personajes a los que no ha mostrado invariablemente caprichosos o quejicas. También les dejó expresar una parte más humana y cálida que no suele aparecer cuando el ombligo de uno acapara la propia vida. Aunque, en el caso de los artistas y gentes del espectáculo, quizá se les pueda disculpar un cierto exceso de ego por mor de una profesión tan escrutada y sometida constantemente a la opinión del público.

Al término del film, nuestros protagonistas, los guionistas, productores, actores y el director que habían adaptado la vida de Tristam Shandy, presencian en una pequeña sala una primera proyección de la cinta. Parecen no estar muy satisfechos con el resultado, pero los dos protagonistas, ajenos al tostón visto, vuelven a hacer el lelo y a picarse el uno al otro retomando el absurdo y cómico diálogo del principio. La comedia de Winterbotton no termina ni con los títulos de crédito; la inmadurez de los actores y sus alocadas vidas seguro que también seguirán más allá del The End.

Categoría(s):

Repaso a la IV Muestra de cine fantástico madrileña

Por | 19 marzo 2007 | Comentar

El segundo fin de semana de marzo aproveche mi visita a Madrid para acudir a la IV Muestra de Cine Fantástico apradinada por el canal Sci-Fi. Este pequeño evento comienza a alcanzar cierta solera con apenas cuatro años de vida. Las colas para acceder a los cines Palafox fueron las constante previa a cada sesión. Una amplia programación desarrollada durante las tardes-noche del jueves 8 de marzo, el viernes 9, el sábado 10 y domingo 11 abarcó variopintos géneros como el anime, el realismo fantástico, el terror o el cine épico oriental.

Junto a mi compañero Gabriel del Valle, firmo este pequeño repaso en elojocritico.net a algunos de las cintas exhibidas en la cita madrileña. Éstas fueran nuestras impresiones.

Categoría(s):

Sutiles complicidades

Por | 12 marzo 2007 | Comentar


Una nueva muestra de la envidiable salud que el cine germano viene exhibiendo a través de diversos trabajos que desentrañan, con ejemplar espíritu autocrítico, su historia recienteResulta difícil desentrañar cómo operan los engranajes de la empatía. Porque, en muchos casos, ésta suele derivar de leves detalles o recónditas casualidades. Y puede cogernos tan de improviso o calarnos con tal profundidad que, de súbito, nuestra percepción de la vida gire ciento ochenta grados. Por similar trance pasará en La vida de los otros el capitán Gerd Wiesler (un espléndido Ulrich Mühe), uno de los oficiales más eficientes de la Stasi, la policía secreta de la comunista y extinta República Democrática Alemana.


Título: La vida de los otros (Das leben der anderen)
Dirección y guión: Florian Henckel von Donnersmarck.
País: Alemania.
Año: 2006.
Duración: 144 min.
Género: Drama.
Interpretación: Martina Gedeck (Christina-Maria Sieland), Ulrich Mühe (capitán Gerd Wiesler), Sebastian Koch (Georg Dreyman), Ulrich Tukur (teniente coronel Anton Grubitz), Thomas Thieme (ministro Bruno Hempf), Hans-Uwe Bauer (Paul Hauser), Volkmar Kleinert (Albert Jerska), Matthias Brenner (Karl Wallner), Herbert Knaup (Gregor Hessenstein).
Producción: Quirin Berg y Max Wiedemann.
Música: Gabriel Yared y Stéphane Moucha.
Fotografía: Hagen Bogdanski.
Montaje: Patricia Rommel.
Dirección artística: Silke Buhr.
Vestuario: Gabriele Binder.
Estreno en Alemania: 23 Marzo 2006.
Estreno en España: 16 Febrero 2007.
Web: www.thelivesofothers.com
En MuchoCine.net:

Este grupo policial desarrolla una intensa labor de espionaje sobre todo sujeto sospechoso de actuaciones contrarias al omnipresente partido comunista y a su régimen, carcomido por una pléyade de arribistas y líderes corruptos. Lejos de haberse visto contaminado por el viciado ambiente, Wiesler continúa con su dedicación franciscana a la Stasi. Como queda demostrado en la modélica puesta en escena, es el interrogador y el 'detector' de elementos subversivos más eficaz. Ni duda ni tiene piedad, y su fidelidad al partido y al ideal comunista es intachable.

Pero su vida, tan gris como la de aquella RDA de los ochenta, se verá imprevisiblemente agitada mientras investiga a un prestigioso escritor (Sebastian Koch) y a su novia actriz (Martina Gedeck). Con ellos será incapaz de aplicar el férreo manual del delator como antaño y su aparente inhumanidad comenzará a deshacerse en la medida en que se siente concernido por las vidas ajenas investigadas.

Así, el filme de Florian Henckel von Donnersmarck va ganando en interés conforme teje una relación entre investigador e investigados basada en sutiles complicidades. El capitán vive, secreta y apasionadamente, los avatares de la vida de sus objetivos. Y al mismo tiempo, el espectador asiste al declive de un régimen estancado en su paranoico control de toda actividad disidente. En una sociedad como ésta, sin libertad para disentir, los artistas han de elegir entre crear al servicio del Estado o vivir en el frustrante ostracismo.

En cierto modo, esta ópera prima del prometedor Florian Henckel se sitúa en las antípodas de revisiones nostálgicas, como la vista en Good bye Lenin!, sobre los últimos años del comunismo en Alemania previos a la caída del muro. Pero, ante todo, constituye una nueva muestra de la envidiable salud que el cine germano viene exhibiendo a través de diversos trabajos que desentrañan, con ejemplar espíritu autocrítico, su historia reciente. Sin duda, el rosario de premios que viene acumulando esta La vida de los otros está más que justificado.

OTRAS OPINIONES...
Cineahora: "Secuencias e imágenes impresionantes, siempre surgiendo de la honradez, sobriedad y pasión contenida de la propuesta"
---------------
Jose, de Cine: "Yo sé de sobra que la Stasi violó la intimidad de los alemanes, y sé que las vendettas de la mafia son perversas. Pero no quiero un director que entre a juzgarlas con su catecismo de valores. Quiero un director que me adentre en esos infiernos sin censuras mojigatas"

Categoría(s):

Morricone, en EP[S]: "La música del cine no pertenece al compositor que la escribe. Pertenece a la película"

Por | 04 marzo 2007 | Comentar

Haciendo buena su proverbial fama de gruñón, Ennio Morricone deja algunas interesantes opiniones sobre la música de cine en una entrevista que publica este domingo El País Semanal (EP[S]). Por ejemplo, a una interpelación sobre su capacidad para provocar nostalgia con su música, pese a que éste sea un sentimiento poco arraigado en su propia vida, comenta:

"Si una película requiere una música nostálgica, la compongo. Si necesita música dramática, también. La música del cine no pertenece al compositor. Pertenece a la película. Si hay algo del compositor, suele ser algo muy personal, muy íntimo, pero lo que prima es la necesidad de la historia que cuenta la película. Cada uno tiene su caligrafía; uno no puede sustraerse a lo que es, y puede llegar a convertirse muchas veces en una expresión personal. Apunte, apunte, pero me da la impresión de que no sabe usted de lo que estoy hablado".

A la pregunta de por qué ya no trabaja en EE UU, el italiano respondió con pocos rodeos, como es costumbre en él:

"— En Estados Unidos, ya apenas trabaja.
No, hace años. No me apetece, tengo ya mi edad y... en fin, que ya no... no me apetece... No...
— No qué...
Sí, a ver si entiende lo que digo. Que no, que es que no me sale de los cojones. Prefiero trabajar en Italia, y vale. No quiero trabajar mucho, ¿entiende? ¡Además, me ponen estas entrevistas que me agotan!"

Lo dicho, genio y figura.