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Los videojuegos, arsenal estético para el cine

Por | 14 diciembre 2007 | Comentar

Hitman (2007). A la izquierda, su versión de videojuego.

Resident Evil (2002)

Los yacimientos de ideas para filmes parecen cada vez más agotados. El llamado séptimo arte, en su vertiente más industrial, precisa de un flujo constante de producciones capaces de sostener el basto negocio del entretenimiento. En los últimos años, el cine ha acudido con mayor frecuencia de la acostumbrada a fuentes ajenas no tan ordinarios como la literatura o el teatro. El cómic, más de una vez esquilmado indignamente por lo audiovisual, se ha erigido sin duda como una rentable musa sobre la que construir producciones de muy diverso tipo: de acción familiar (Spider-Man, Superman Returs, Los 4 Fantásticos...), de acción/suspense para adultos (300, Sin City o la venidera y esperada Watchmen) o de terror (Man-Thing).

Otro nicho del que sacar historias ha sido el videojuego. Cuando las consolas se acomodaron como un electrodoméstico habitual en el hogar (entre finales de los 80 y principios de los 90), los títulos de mayor éxito se tomaron como ideas 'trasladables' al formato cine partiendo de la fama proveniente del cartucho/cd interactivo. Sonados batacazos ha habido hasta nuestros días, como la penosa y ruinosa SuperMario Bros. (1993) o la lamentable Street Fighter (1994), que sirvió de aciaga despedida para el difunto Raul Julia.

Se pudiera pensar que el fracaso de títulos como los citados podría radicar en una mala elección de aquéllos, dado que ambos son juegos de acción pura y dura (uno de plataformas, el otro de combates), con personajes sin excesivo 'background' y con historias irrelevantes frente a los objetivos que se han de superar. Es decir, la ausencia de relato alguno obligaba a crear uno artificial que funcionara en el cine respetando el espíritu original del juego.

Pero tampoco ha triunfado artísticamente una adaptación cuando se ha partido de un videojuego con historia más elaborada y compleja. Como mucho, algunos de estos filmes (Final Fantasy, Tomb Raider, Resident Evil o, ahora, Hitman) han cumplido funcionalmente como cintas de simple entretenimiento sustentadas por una arsenal estético ya presente en el material primigenio.

Super Mario Bros. (1993) / Street Fighter (1994)

De hecho, en Hitman aparecen toda una serie de subtramas encaminadas a humanizar al protagonista que chirrían con el gélido estilo del personaje en el universo de pc/videoconsola. Así, estos apósitos cinematográficos 'cantan' a la legua como impostados clichés a los ojos del gamer más adepto de la saga.

En Resident Evil ocurre algo parecido. Se debate entre el subgénero de terror-zombie y la acción trepidante dimanada de su soporte interactivo: un juego de acción en primera persona. Además, a todo ello se le quiere añadir cierta intriga en relación al corrupto origen político-empresarial que ha provocado la extensión de una plaga capaz de arrasar todo rastro de vida en el planeta. Finalmente ocurre como en el caso de Hitman, la estética del juego y la originalidad en las escenas de acción es lo poco 'salvable' de una trilogía cuyas historias se podrían resumir en un mismo y repetitivo 'leit-motiv': matar zombies y sobrevivirles.

Tomb Raider (2001)

Luego del videojuego se aprovecha su envoltorio, el atrezo de un mundo y personajes creados con gran originalidad. Así, el éxito del filme nacido al socaire del juego depende de la poca o mucha maña del guionista a la hora de crear un buen relato aparejado a estos elementos ya preexistentes.

Con Tomb Raider, y aprovechando el material heredado del píxel, se quiso crear un álter ego femenino del mítico Indiana Jones, el aventurero-arqueológico más famoso del cine. Pero ni los guionistas supieron dotar al personaje de los rasgos tan característicos del gran Indy ni las historias de Lara Croft sabían conjugar con igual habilidad humor, acción y suspense. Como mucho, el atractivo sexual se combinó con la implacabilidad de un personaje al que la Jolie supo sacarle más rendimiento del esperado.

Probablemente, y pese a que las incursiones del juego en el cine sigan, lo mejor será que ambos formatos convivan de forma más o menos separada. Los juegos seguirán adoptando enfoques en sus historias cada vez más próximos al cine (de hecho, el director John Woo ha retomado un filme policiaco suyo de los 90 en el videojuego Strangelove), y el cine, por su parte, también seguirá tomando prestadas ideas provenientes del rico universo del videojuego. Pero el cine deberá saber modular el uso de las ideas tomadas del juego para no zozobrar en el inoperante plagio de una estética a la que agregar una floja historia que ni siquiera hace honor a la fama y éxito de la fuente original.

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Somos nuestras decisiones

Por | 05 diciembre 2007 | Comentar


El cine es más sabio y artístico cuanto sugiere, muestra o sugestiona que cuando adoctrina, moraliza y sentencia. Probablemente también se ajuste más a la verdad de su relato cuando crea a sus personajes e historias bajo esta premisa de honestidad. El cine de Icíar Bollaín parece evolucionar, y para bien, por esta senda de minimalismo argumental en el que se plantean preguntas sin ofrecer al espectador respuestas definitivas. Mataharis, su último filme posterior a la exitosa cinta de denuncia social que fue Te doy mis ojos, ahonda en esta vía más poliédrica a la hora de hablar sobre los personajes. Tres actrices (Najwa Nimri, María Vázquez y Nuria González) encarnan a otras tantas mujeres en diferentes etapas de sus vidas, distintas generacionalmente las unas de las otras, que han de tomar decisiones sobre cómo quieren que sea su vida o sobre cómo reconducirla en su situación actual.


Título: Mataharis
Dirección: Icíar Bollaín.
País: España.
Año: 2007.
Duración: 95 min.
Género: Drama.
Interpretación: Najwa Nimri (Eva), Tristán Ulloa (Iñaki), María Vázquez (Inés), Diego Martín (Manuel), Nuria González (Carmen), Antonio de la Torre (Sergio), Fernando Cayo (Valbuena), Adolfo Fernández (Alberto), Manuel Morón (Samuel), Mabel Rivera (mujer engañada).
Guión: Icíar Bollaín y Tatiana Rodríguez.
Producción: Santiago García de Leániz y Simón de Santiago.
Música: Lucio Godoy.
Fotografía: Kiko de la Rica.
Montaje: Ángel Hernández Zoido.
Dirección artística: Josune Lasa.
Vestuario: Estíbaliz Markiegui.
Estreno en España: 28 Septiembre 2007.
Web: www.mataharislapelicula.com
Leer critica de Mataharis en Muchocine.net

Este asunto, el de nuestras decisiones ante encrucijadas concretas como cincel vital, parece estar presente en todo momento en la película. Un ejemplo de ello lo encontramos en el impagable diálogo entre el personaje de Nuria González, detective privado y compañera de trabajo de las otras dos protagonistas, con un cliente que le ha solicitado el seguimiento a su esposa de la que sospecha una infidelidad. Constatada ésta, el hombre, entre asombrado y abatido, se pregunta en voz alta: "¿Cómo ha podido hacerme esto?". La detective Carmen, a la sazón amiga del cliente, le espeta: "Lo importante no es si está o no con otro, lo importante es por qué".

Esta secuencia, unida a otras del filme, profundiza en otro eje argumental: el cómo una persona con quien se ha vivido durante años se nos puede revelar como un ser extraño y casi ajeno a nuestra existencia, constatando la crueldad de una soledad acompañada.

También se habla de la soledad de quien ha consagrado su vida al éxito profesional dejando un lado principios que habría defendido en un pasado no muy remoto. Así, Inés, la detective más joven del trío interpretada por María Vázquez, comienza a replantearse cómo ha llevado su vida hasta ese momento, y cómo quiere que sea en el futuro, cuando la duda le asalta en un caso donde el éxito de la investigación depende de anestesiarse todo escrúpulo moral.

En la historia de Eva (Najwa Nimri), a caballo generacionalmente entre los personajes de Inés y Carmen, la desconfianza, la incomunicación o la dificultad para perdonar asoman como los típicos síntomas que prologan el final de una relación. Como contrapartida, el combatirlos con sus respectivos contravalores, confiar, perdonar o sincerarse, se erigen como únicos antídotos posibles.

Queda claro por tanto que, aunque sus historias sean pequeñas y estén pegadas a lo real como un neumático al asfalto, en Mataharis se aborda desde la lucidez de la sugestión muchos y variados asuntos de contenido eminentemente humano. Quizá no llegue a la maestría, pero este nuevo trabajo de la realizadora madrileña la confirma como una voz más que interesante entre nuestros cineastas.
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Aguijonazo político

Por | 26 noviembre 2007 | Comentar


La filmografía del Robert Redford director parecer ser subconscientemente equidistante de la del Redford actor. Sabedor de haber abandonado hace años su icónico rol de irresistible seductor, esta leyenda del star-system hollywoodiense parece querer probar que tiene mucho que decir como director, algo ya demostrado en notables trabajos previos como Quiz Show, El río de la vida o Gente corriente. Ahora, con una cinta claramente de tesis y de estructura teatral, Redford quiere dejar clara su opinión acerca del momento político actual de su país. La inminencia de unas elecciones a las que Bush hijo ya no comparecerá parece el principal aldabonazo que ha originado esta cinta. Sin embargo, en palabras de su realizador, Leones por corderos pretende trascender en sus argumentos la coyuntura socio-política.


Título: Leones por corderos (Lions for lambs)
Dirección: Robert Redford.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 96 min.
Género: Drama.
Interpretación: Robert Redford (Dr. Stephen Malley), Meryl Streep (Janine Roth), Tom Cruise (senador Jasper Irving), Michael Peña (Ernest), Andrew Garfield (Todd), Peter Berg (teniente coronel Falco), Derek Luke (Arian).
Guión: Matthew Michael Carnahan.
Producción: Robert Redford, Matthew Michael Carnahan, Andrew Hauptman y Tracy Falco.
Música: Mark Isham.
Fotografía: Philippe Rousselot.
Montaje: Joe Hutshing.
Diseño de producción: Jan Roelfs.
Vestuario: Mary Zophres.
Estreno en USA: 9 Noviembre 2007.
Estreno en España: 9 Noviembre 2007.
Web: www.leonesporcorderos.es
Leer critica de Leones por Corderos en Muchocine.net

Y a mi juicio sí que consigue ir más allá de la mera crítica circunscrita al discutible papel internacional jugado por EE UU en la era pos-11S. De hecho, si se separa la paja de los hechos concretos abordados en el filme de los argumentos de fondo, la cinta construye un sólido discurso acerca de la creciente apatía social en relación a quienes nos gobiernan y construyen nuestros destinos como pueblos. Es cierto que Redford peca de un exceso de sesgo y construye personajes estereotipados para arrimar el ascua a su sardina. Pero también lo es que su breve metraje parece estar pensado para quedarse con una única idea y evitar perderse por otras accesorias.

Probablemente, la cinta recibiría una mejor calificación si de una obra teatral se tratase, el medio donde se habría sentido más cómodo el guión de Matthew Michael Carnahan. Pero no creo que sea una pérdida de tiempo el asistir a su visionado. Primero, para ratificar la existencia de una opinión pública disidente de la política de la Administración Bush. Segundo, para asistir a un sano ejercicio de autocrítica entre una sociedad que solemos tachar de arrogante y prepotente. Y tercero, para disfrutar de un duelo actoral espléndido entre dos grandes como Meryl Streep y Tom Cruise. Magnífico, y desempolvando algunos de sus mejores trabajos como el de Magnolia, está Cruise en su rol del líder político capaz de aterrar con sus decisiones y de seducir con su magnetismo en proporciones similares.

Aunque no sea una película para la posteridad, el visionado de Leones por corderos resulta más que aconsejable en estos tiempos.
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De colegas y últimas juergas

Por | 04 noviembre 2007 | Comentar


Cada cierto tiempo, el cine norteamericano estrena una comedia gamberra con adolescentes en celo preocupados sólo por un binomio existencial: sexo y diversión. Suelen 'tirar' mucho de cliché fácil y de situaciones cómicas más o menos trilladas. Supersalidos, siendo enmarcable en este recurrente subgénero, ofrece algo más. Primero, personajes mejor construidos; segundo, el efectivo humor de trazo gordo pero tamizado por ironías más finas y chistes más lúcidos; y tercero, alguna que otra verdad sobre las transiciones vitales que separan la despreocupada adolescencia de la adulta responsabilidad. A todos estos añadidos de su guión frente a otras propuestas similares recientes, se le unen un acertado reparto encabezado por Jonah Hill y Michael Cera en los roles típicos de una buddy movie, una gran selección musical repleta de clásicos setenteros y perlas impagables como el desternillante personaje de Fogell/Mclovin (Christopher Mintz-Plasse).


Título: Supersalidos (Superbad)
Dirección: Greg Mottola.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 114 min.
Género: Comedia.
Interpretación: Jonah Hill (Seth), Michael Cera (Evan), Seth Rogen (oficial Michaels), Bill Hader (oficial Slater), Christopher Mintz-Plasse (Fogell), Kevin Corrigan (Mark), Joe Lo Truglio (Francis), Martha MacIsaac (Becca), Emma Stone (Jules), Aviva (Nicola).
Guión: Seth Rogen y Evan Goldberg.
Producción: Judd Apatow y Shauna Robertson.
Música: Lyle Workman.
Fotografía: Russ Alsobrook.
Montaje: William Kerr.
Diseño de producción: Chris Spellman.
Vestuario: Debra McGuire.
Estreno en USA: 17 Agosto 2007.
Estreno en España: 19 Octubre 2007.
Web: http://www.estastusupersalido.es/
Leer critica de Supersalidos en Muchocine.net

Esencialmente, el argumento es una revisión nostálgica de una etapa vital en la que las preocupaciones cotidianas giraban en torno a la ansiaba pérdida de la virginidad y la planificación de la próxima fiesta encaminada al supremo fin desvigador. También se recuerda con cariño aquella amistad con ese colega del alma con el que se compartía todas las batallitas de ese encelado día a día. Seth y Evan son esos dos colegas que se hallan a pocas semanas de un trascendente cambio para ambos con la llegada de la universidad y la consiguiente separación de sus destinos.

La inminente graduación les apremia para alcanzar el objetivo y la organización de una fiesta para celebrar el fin de curso les ofrecerá a ambos la ocasión propicia. Seth jugará la baza de elemento esencial en la fiesta al erigirse, junto a su colega y Fogell, el auténtico outsider de la función, en los suministradores oficiales de alcohol. Es ahí donde lo que parecía un misión relativamente sencilla, gracias al falso carnet de adulto de Fogell, se convertirá en una odiseica aventura para la tripleta de amigos hasta arribar a la fiesta con el líquido 'revitalizante'. A esta trama se unirá la de dos policías que, en su revivir de sus juergas adolescentes, añadirán un punto de chaladura al filme para redundar en esa vistazo nostálgico hacia el añorado tiempo de inmadurez fiestera. En el epílogo quedará claro que el cierre de esta etapa suele venir por la vía de la domesticada vida en pareja. Pera, hasta ese punto, deberán pensar los guionistas de Supersalidos: que nos quiten lo bailado.
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Sustos ‘made in Spain’

Por | 03 noviembre 2007 | Comentar


Que te den un susto es muy distinto a pasar miedo. Mientras que una sensación se circunscribe a la inmediatez del sobresalto, la otra accede de forma más profunda y perdurable a nuestra psique. Llevada esta obviedad a los terrenos del cine, una película puede asustar porque consiga concatenar varios sobresaltos con mayor o menor fortuna, pero lo verdaderamente difícil es aterrar, trasladar una sensación de angustia capaz de permanecer bastante tiempo después del visionado del filme. El exitoso debut de Juan Antonio Bayona en un largo lo ubicaría en el estante de las cintas de sustos. Siguiendo la estela de los referentes que han sostenido el género de terror en los últimos años, como algunas de las producciones niponas recicladas por los norteamericanos, El Orfanato no se aparta de las convenciones fijadas por filmes de perfil similar.


Título: El Orfanato
Dirección: Juan Antonio Bayona.
País: España.
Año: 2007.
Duración: 100 min.
Género: Thriller sobrenatural.
Interpretación: Belén Rueda (Laura), Geraldine Chaplin (Aurora), Fernando Cayo (Carlos), Roger Príncep (Simón), Mabel Rivera (Pilar), Montserrat Carulla (Benigna), Andrés Gertrudix (Enrique), Edgar Vivar (Balabán).
Guión: Sergio G. Sánchez.
Producción: Joaquín Padró, Mar Targarona y Álvaro Augustín.
Producción ejecutiva: Guillermo del Toro.
Música: Fernando Velázquez.
Fotografía: Óscar Faura.
Montaje: Elena Ruiz.
Dirección artística: Josep Rosell.
Vestuario: María Reyes.
Estreno en España: 11 Octubre 2007.
Web: www.elorfanato-lapelicula.com
Leer critica de El Orfanato en Muchocine.net

Se trata de la ya típica alquimia en la que se mezclan apariciones de ultratumba con tragedia pretérita que se inmiscuye en la contemporaneidad de los vivos. El tipo de películas que depositan gran parte de su éxito en la gran sorpresa final. Esa misma que los más malévolos espectadores amenazan con contar al amigo que aguarda en la cola de la taquilla para comprar su entrada. Si la sorpresa del epílogo está a la altura de la narración previa, y ofrece además la buscada carga emotiva, el resultado suele gustar. En mi caso, no sé si porque todo el conjunto me pareció perfectamente maquinado para llevarme hasta ese punto, no me pareció lo más destacable de esta buena opera prima. Sin embargo, sí destacaría lo importante que es la existencia de cintas de este tipo entre nuestra industria. No sé me ocurre mejor camino que éste, el de un buen thriller o el de buena una peli de terror como es el caso, para lograr que nuestro cine supere las —a veces— injustas etiquetas del pasado y pueda, así, levantar cabeza y atraer al público con similar capacidad de convocatoria que industrias de mayor envergadura. Porque, aunque siempre he defendido desde este espacio que lo importante es el buen cine, venga de donde venga, tampoco he disimulado mi alegría cuando la calidad cinematográfica ha sido cocinada en casa.

Buena puesta en escena, cuidada estética y solventes movimientos de cámara avalan técnicamente esta cinta que, además, raya a una gran altura en el aspecto artístico, con un reparto encabezado por Belén Rueda, quien demuestra la próspera vida que también puede haber tras la más segura y acomodaticia televisión. En fin que, sin haberme deslumbrado como a muchos de quienes me la recomendaron fervorosamente, me gustó esta cinta bendecida desde sus comienzos con el oportuno respaldo de Guillermo del Toro.
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La mafia según Cronenberg

Por | 28 octubre 2007 | Comentar


Tanto Una historia de violencia como esta Promesas del este evidencian un manifiesto interés de David Cronenberg por los alrededores del violento mundo de la mafia. Las dos últimas cintas de este director de granado pasado en el género fantástico no ambicionan abordar estos clanes criminales con una carga de profundidad similar a emblemáticas obras como El Padrino. Pero sí los elige como marco para historias más concretas sobre personajes atrapados en la telaraña del hampa.


Título: Promesas del esta (Eastern promises)
Dirección: David Cronenberg.
Países: Reino Unido, Canadá y USA.
Año: 2007.
Duración: 100 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Viggo Mortensen (Nikolai Luzhin), Naomi Watts (Anna Khitrova), Vincent Cassel (Kirill), Armin Mueller-Stahl (Semyon), Sinéad Cusack (Helen), Jerzy Skolimowski (Stepan).
Guión: Steve Knight.
Producción: Paul Webster y Robert Lantos.
Música: Howard Shore.
Fotografía: Peter Suschitzky.
Montaje: Ronald Sanders.
Diseño de producción: Carol Spier.
Vestuario: Denise Cronenberg.
Estreno en España: 5 Octubre 2007.
Web: www.promesasdeleste.es
Leer mi critica de Promesas del Este en Muchocine.net

En complicidad con el espléndido trabajo del camaleónico Viggo Mortensen, protagonista de ambos filmes, el realizador canadiense aborda cómo estos tentaculares ambientes impiden su abandono a quien un día formó parte de ellos o cómo se extiende a las vidas de quienes guarden alguna relación, si quiera colateral, con sus alrededores. Al personaje de Naomi Watts, una comadrona de un hospital londinense, le ocurrirá esto último en Promesas del este. Después de traer al mundo al hijo de una adolescente ucraniana muerta tras el parto, ella, también de origen ruso, se halla en la obligación moral de dar con un familiar a quien encomendar el cuidado del recién nacido huérfano, al tiempo que le pueda comunicar la noticia de la muerte de la madre.

La pista de un diario en manos de la joven madre muerta conducirá a Anna Khitrova hasta una familia de la mafia rusa que usó a esta chica para la prostitución y luego la tiró como mercancía desechable tras haberla convertida en una yonqui. Allí se topará con el misterioso Nikolai Luzhin (el personaje de Mortensen), un chófer-recadero-matón al servicio del malcriado hijo del capo del clan (un gran Vincent Cassel). Su padre, encarnado con maestría por Armin Mueller-Stahl, representa la figura icónica del líder del clan familiar, así como la de de destacado capo entre las diversas familias mafiosas. En esta relación que padre e hijo mantienen durante todo el filme hay bastante de tópico cinematográfico en tanto que no resulta nada nueva en el cine la cortante tensión entre un estricto líder mafioso y su díscolo y poco ejemplar hijo.

Los hallazgos de Khitrova a través del diario le acercarán peligrosamente hasta ese mundo con reglas propias, alejadas por completo del otro que convenimos en llamar normal. Sólo un hombre parco, con aseado aspecto típico de mafioso ruso, le oficiará de brújula y de protección para no inmiscuirse más de lo debido. Nikolai, quien dice ser sólo un chófer, sabe mucho más de lo que cuenta y calla cuanto puede para sobrevivir en una comunidad donde las disputas suelen zanjarse con el cadáver del adversario vertido al río.

Sin ser una película de una violencia continua, sí aparecen en pantalla crudos actos violentos marca de la casa Cronenberg, a quien no suele dolerle en prendas el mostrar los más escabrosos detalles. La gélida fotografía de un Londres moderno y una buena elección general del reparto son otros de los avales de esta cinta de Cronenberg con senderos argumentales de parecido discurrir a los de su magnífica, y quizá superior, predecesora.

PD.: Siento la larga ausencia de este espacio dedicado al comentario y diálogo cinéfilo. Pero, a veces, se ha de dejar cierto espacio y tiempo a un asunto para luego retomarlo con renovado brío. Espero que así sea.

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McClane 4.0, el antivirus a base de mamporros

Por | 10 septiembre 2007 | Comentar


El impacto del primer filme protagonizado por Bruce Willis como John McClane fue tal en España que la sustitución del título original inglés, Die Hard ('Duro de Matar'), por el de La Jungla de Cristal se ha mantenido en las secuelas posteriores. Los términos 'jungla' o 'cristal' tenían cierto encaje en aquella cinta cuya acción se desarrollaba en los rascacielos Nakatomi, mientras que su presencia en los títulos de las continuaciones sólo obedece a una mera asociación con la exitosa cinta de John McTiernan. En cualquier caso, la perpetuación del título castellano del primer filme ejemplifica la indeleble impronta dejada por aquél.


Título: La Jungla 4.0 (Live free or die hard)
Dirección: Len Wiseman.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 130 min.
Género: Acción, thriller.
Interpretación: Bruce Willis (John McClane), Timothy Olyphant (Thomas Gabriel), Justin Long (Matt Farrell), Maggie Q (Mai), Cliff Curtis (Bowman), Mary Elizabeth Winstead (Lucy McClane), Cyril Raffaelli (Rand), Kevin Smith (Frederick Kaludis).
Guión: Mark Bomback; basado en un argumento de Mark Bomback y David Marconi; sobre el artículo "A farewell to arms" de John Carlin.
Producción: Michael Fottrell.
Música: Marco Beltrami.
Fotografía: Simon Duggan.
Montaje: Nicolas de Toth.
Diseño de producción: Patrick Tatopoulos.
Vestuario: Denise Wingate.
Estreno en USA: 27 Junio 2007.
Estreno en España: 7 Septiembre 2007.
Web: www.lajungla4.es

Desde sus inicios, McClane contaba con muchos ingredientes para hacerse un hueco entre los más insignes héroes del cine de acción. Su nefasto don de la ubicuidad, su rudez y contundencia a la hora de deshacerse de los villanos o sus frases de 'sobrao' y chuleta le configuraban como un héroe atípico con facilidad para empatizar con el público. Conformen se sucedían las secuelas, el protagonismo de McClane crecía en detrimento de los argumentos de los filmes, claramente al servicio de la reedición de las acciones y rasgos típicos del policía neoyorquino.

En La Jungla 4.0 tampoco cambia esta deriva. McClane es presentado de nuevo como un buen poli con una vida privada hecha añicos. Divorciado y con una hija declarada en rebeldía, a nuestro protagonista no parece haberle servido de mucho su heroica hoja de servicios. Nada nuevo respecto a capítulos previos. Pero el público ya sabe que su instinto de poli veterano curtido en mil batallas tardará poco en hacerle resurgir. Y lo hace de la misma forma que en aventuras previas, cogiéndole de improviso las circunstancias más inoportunas.

Vuelve a enfrentarse a terroristas que, reivindicaciones políticas al margen, sólo persiguen llenarse los bolsillos a mano llena. Esto tampoco cambia respecto a entregas previas. Lógicamente, lo que sí cambian son los métodos de los villanos a los que ahora se enfrenta McClaine. El título castellano ya nos dice que sobre algo de ordenadores y bytes irá esta nueva propuesta de acción. Pero frente a los 'hackers' dominadores del ciberespacio no hay mejor remedio que la medicina habitual de McClaine: los mamporros a diestro y siniestro. La pistola de este duro poli doblega la sofisticación del terrorista parapetado en unas pantallas de ordenador con las que, sin embargo, es capaz de sembrar las mayores catástrofes.

En fin, que esta cuarta entrega dirigida por un mañoso de la técnica como Len Wiseman no sorprende en casi nada, pero tampoco aburre gracias a su chute de acción vertiginosa. Es lo mejor y lo peor que se puede decir de la cuarta entrega de esta franquicia de acción liderada por Bruce Willis.
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Puertas al campo

Por | 09 septiembre 2007 | Comentar


Imagen del 'Manifiesto por el Cine en los Cines' que estos días se distribuye en nuestros salas.

La semana pasada desfilaron diversos representantes de la industria del cine español por la Comisión de Cultura del Congreso. Opinaron acerca de la nueva Ley del Cine. Los realizadores dicen que los exhibidores usan sus salas como si del salón de su casa se tratara. Dicen que, con su comportamiento, "permiten que los americanos nos usen como el patio trasero donde dejar sus desechos" (David Trueba dixit). La Federación de Cines de España (FECE) afirma que "las películas hechas en España interesan muy poco a la gente" y emplean datos para respaldar tal afirmación: "la cuota de pantalla para el cine español en lo que va de año es del 5%" (es decir, de cada 100 espectadores, sólo cinco ven cine español). Y yo me pregunto: ¿y por qué no se consulta al público, otro elemento esencial de todo este negocio? Si lo hicieran, quizá descubrirían ambos, exhibidores y productores, que no todos los espectadores desprecian el cine hecho aquí por el simple hecho de su origen nacional o que algunas de nuestras producciones deben su fracaso comercial a su discutible calidad, más que a una pobre distribución. A mí, como a muchos de quienes escriben sobre cine en Internet, me gusta el cine sin etiquetas identitarias. Y el buen cine, pese a las muchas trabas que deba superar, siempre termina abriéndose paso.

Y para quitarle algo de gravedad a esta polémica ley, os dejo la reacción de un adolescente alemán tras ver Alatriste previa descarga vía 'la mula'.
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Tarantino, devoto cinéfilo practicante

Por | 04 septiembre 2007 | Comentar


Death Proof es el envés de la misma moneda que el tándem Rodríguez/Tarantino ha acuñado como homenaje a un cine de terror y acción que derrochaba originalidad y transgresión en tiempos cinematográficos aún conservadores. Con escasos presupuestos y soluciones técnicas chapucero-artesanales, aquellos cineastas pioneros hacían de la necesidad virtud y sólo ambicionaban dar rienda suelta a sus truculentas imaginaciones. Sam Raimi, Wes Craven, Cronenberg, Carpenter o Peter Jackson, entre otros, fueron algunos de los directores que se forjaron en aquella escuela de vísceras y sangre. Hoy todos ellos cuentan con reconocidas carreras como cineastas, pero su fogueo partió de aquellas cintas incomprendidas y marginales para su mayoritario público coetáneo.


Título: Death Proof (Grindhouse)
Dirección y guión: Quentin Tarantino.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 113 min.
Género: Acción, thriller.
Interpretación: Kurt Russell (Stuntman Mike), Sydney Tamiia Poitier (Jungle Julia), Rosario Dawson (Abernathy), Vanessa Ferlito (Arlene), Jordan Ladd (Shanna), Rose McGowan (Pam), Tracie Thoms (Kim), Mary Elizabeth Winstead (Lee), Zoë Bell (Zoë), Omar Doom (Nate), Michael Bacall (Omar), Eli Roth (Dov), Quentin Tarantino (Warren), Monica Staggs (Lanna), Michael Parks (Earl).
Producción: Elizabeth Avellan, Robert Rodriguez, Erica Steinberg y Quentin Tarantino.
Fotografía: Quentin Tarantino.
Montaje: Sally Menke.
Diseño de producción: Steve Joyner y Caylah Eddleblute.
Vestuario: Nina Proctor.
Estreno en USA: 6 Abril 2007.
Estreno en España: 31 Agosto 2007.
Web: www.grindhousemovie.net

Si Rodríguez se ocupó en Planet Terror de referenciar el terror 'gore', unas de las vertientes por las que el mexicano ha mostrado más querencia en cintas iniciáticas suyas como Abierto hasta el amanecer, Tarantino ha decido dirigir su tributo a las películas de salvajes carreras de coches. Referentes como Punto límite cero o 60 segundos, citadas textualmente en diálogos que Tarantino ha puesto en boca de sus personajes, constituyen la base de cinefilia sobre la que se apoya Death Proof.

Pero no se queda ahí. Porque en Death Proof vuelve aparecer el arsenal de lugares comunes de toda su filmografía: como los largos diálogos entre colegas sobre las más absurdas trivialidades, la filmación de escenas con afán de posteridad acompañadas de excelentes canciones (el repaso a las bandas sonoras de sus filmes desvelan a Tarantino como un gran 'gourmet' de clásicos musicales americanos y como un enamorado de las partituras morriconianas) y la creación de personajes extremos capaces de pasar de un estado de relajo a otro de brutal violencia sin apenas inquietarse. Y puesto a alabar sin disimulo sus preferencias cinematográficas o a vituperar sin piedad el cine que detesta, a Tarantino no le duele en prendas el hacerse varios impúdicos autohomenajes con guiños a cintas suyas recientes como Kill Bill. Por ejemplo, genial resulta la reaparición de dos personajes ya míticos como el ranger Earl McGraw (con la hosquedad e impavidez del gran Michael Parks) y su Hijo Número 1 (el propio hijo de Parks, James Parks). El pausado y crudo análisis que hacen de los brutales crímenes a los que se suelen enfrentar son la mejor muestra del negrísimo humor destilado por el realizador de Tennessee.

Y finalmente, para incondicionales de Tarantino como quien esto escribe, en Death Proof volvemos a disfrutar con interpretaciones-trasunto del pasado glorioso de grandes actores como Kurt Russell (de quien Tarantino adora sus primeros trabajos con Carpenter, como Escape from New York o La Cosa). Además, y siguiendo los rasgos típicos de las mujeres de sus filmes, Tarantino vuelve a crear todo un muestrario de diversos caracteres femeninos: sexys, fuertes, chulescos y decididos. Se podría decir que la réplica de Tarantino al perfil de la chica-Almodóvar es la de una mujer bella, con fuerte atractivo sexual, inteligente, y dura y sensible a un tiempo. Todo el reparto de chicas-Tarantino en Death Proof, desde Rosario Dawson a Vanessa Ferlito, están excelentes en sus respectivos papeles.

En fin, que no oculto mi admiración por el cine de este hombre que, con apenas cinco películas escritas y dirigidas por él, creo que ha alcanzado un veloz estatus de autor con un cine que, aunque no sea plato de buen gusto para muchos, ofrece siempre una pasión cinéfila que respira por cada uno de sus fotogramas.

[+] Crítica de Planet Terror: Elogio de lo cutre
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El juego del ratón y el gato

Por | 25 agosto 2007 | Comentar


Pocos son los hallazgos que el espía amnésico Jason Bourne (Matt Damon) hace en esta tercera película acerca de su identidad previa a su ingreso en el programa militar Treadstone. En El ultimátum de Bourne, dirigida por Paul Greengrass con el nervio, verismo y rigor que le son propios, se mantiene intacta la estructura del espía en constante huida acosado por una gran entramado podrido de la CIA. Bourne sigue sin saber mucho, pero comienza a atar cabos mientras en la cúpula de la agencia de espías norteamericana cunde el nerviosismo ante un posible y comprometedor levantamiento de alfombras. En suma, y sin ánimo de resultar simplista, se podría decir que el juego del ratón y el gato ofrecido en las dos entregas previas continúa siendo el 'leit-motiv' de esta última secuela del personaje creado por el novelista Robert Ludlum.


Título: El ultimátum de Bourne (The Bourne ultimatum)
Dirección: Paul Greengrass.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 111 min.
Género: Acción, drama, thriller.
Interpretación: Matt Damon (Jason Bourne), Julia Stiles (Nicky Parsons), Joan Allen (Pamela Landy), David Strathairn (Noah Vosen), Paddy Considine (Simon Ross), Scott Glenn (Ezra Kramer), Edgar Ramírez (Paz), Albert Finney (Dr. Albert Hirsch).
Guión: Tony Gilroy, Scott Z. Burns y George Nolfi; basado en un argumento de Tony Gilroy; sobre la novela de Robert Ludlum.
Producción: Frank Marshall, Patrick Crowley y Paul L. Sandberg.
Música: John Powell.
Fotografía: Oliver Wood.
Montaje: Christopher Rouse.
Diseño de producción: Peter Wenham.
Vestuario: Shay Cunliffe.
Estreno en USA: 3 Agosto 2007.
Estreno en España: 14 Agosto 2007.
Web: www.bourne.es

Montaje ágil, nerviosos movimientos de cámara y partitura ejemplar de John Powell para aliñar el conjunto son los principales avales de estas cintas de acción rodadas al 'estilo Greengrass'. Un estilo concordante con el de la primera cinta dirigida por Doug Liman (ahora productor ejecutivo de las dos continuaciones) pero mejorado por el sobrio barniz del director británico. Además, la perspectiva de un realizador europeo parece clave en una recreación realista e identificable de las localizaciones empleadas en el seguimiento del itinerante Bourne. Si a todo ello le sumamos una pléyade de magníficos actores, encabezada por el talentoso Matt Damon y respaldada por secundarios de lujo como Albert Finney, Joan Allen, Scott Glenn, Brian Cox o el último en incorporarse a la lista, un magistral David Strathairn, el resultado es una función de cine de espías de gran calidad y situada un peldaño por encima de la media en su género.

A pesar de todas estas virtudes técnicas e interpretativas, la cinta flojea en su historia. La estructura de persecución y huida termina por convertir el relato en un bucle donde sólo cambian los paisajes de fondo (diferentes estaciones de tren europeas y dos edificios de la CIA en Langley) y los enemigos de Bourne por la parte perseguidora. Cierto es que el ritmo de urgencia casi constante no deja espacio alguno para el aburrimiento, pero tanta velocidad va en detrimento de un relato más sustancioso. Descubriremos pequeños detalles de la biografía del protagonista previos a su transformación en Jason Bourne, nos sugerirán que el uso de éste como asesino por encargo era mucho más escalofriante de lo inferido en los capítulos previos, pero no mucho más progresa esta historia cuyo epílogo deja la puerta abierta para posibles secuelas venideras. No en vano, Robert Ludlum, fallecido en 2001, avaló al escritor Eric Van Lustbader para que continuara escribiendo acerca de este personaje del que ya ha publicado dos novelas tras la muerte de aquél: The Bourne Legacy (2004) y The Bourne Betrayal (2007). Sospecho que, dada su buena acogida en la gran pantalla, al cine le seguirá interesando contar más cosas sobre este enigmático espía incorporado ya, por derecho propio, al imaginario colectivo junto a afamados colegas como el legendario 007.

OTRAS OPINIONES...
Jose, de 'Cine': "El ultimátum de Bourne es una película genuina de nuestro atribulado siglo XXI, ya no gana el más fuerte, gana el que tiene más información."
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Rosenrod, de 'Dioses y Monstruos': "La trilogía del agente amnésico ha ido de menos a más, hasta rozar la perfección en su tercera entrega"
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Ramón Besonias, de 'OjO de buey': "Eficaz película de persecuciones más que bien orquestadas para disfrute de todo amante del género".

[+] Licencia para entretener
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Héroes de verano

Por | 19 agosto 2007 | Comentar


Dada la proliferación de adaptaciones de héroes de viñetas, ya no resulta tan sencillo ese éxito asegurado que parecía bendecir a cada película de inspiración comiquera cuando éstas eran excepciones a la norma dentro del género de acción. De ahí que me sorprenda esta secuela de Los Cuatro Fantásticos, cuyo capítulo inicial disto mucho en su acogida de un atronador éxito taquillero y del beneplácito de los seguidores de la creación del tándem Lee-Kirby.


Título: Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer (Rise of The Silver Surfer)
Dirección: Tim Story.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 92 min.
Género: Acción, ciencia-ficción.
Interpretación: Ioan Gruffudd (Reed Richards/Mr. Fantástico), Jessica Alba (Susan Storm/La Mujer Invisible), Chris Evans (Johnny Storm/La Antorcha Humana), Michael Chiklis (Ben Grimm/La Cosa), Julian McMahon (Victor Von Doom/Dr. Muerte), Kerry Washington (Alicia Masters), Andre Braugher (general Hager).
Guión: Don Payne y Mark Frost; basado en un argumento de John Turman y Mark Frost; sobre los personajes creados por Stan Lee y Jack Kirby.
Producción: Bernd Eichinger, Avi Arad y Ralph Winter.
Música: John Ottman.
Fotografía: Larry Blanford.
Montaje: William Hoy y Peter S. Elliot.
Diseño de producción: Kirk M. Petruccelli.
Vestuario: Mary Vogt.
Estreno en USA: 15 Junio 2007.
Estreno en España: 10 Agosto 2007.
Web: www.fantasticfourmovie.com

Es más, a muchos de los más devotos de este cuarteto de héroes les pareció de lo más mediocre aquel capítulo introductorio. En mi caso, que siempre he sido más un confeso seguidor de Spiderman, la cinta me dejó más bien frío. La combinación de acción con efectos digitales me pareció pobre y los chistes a costa de las rencillas entre la Antorcha Humana y La Cosa, de lo más flojos.

Partiendo de un listón a tan escasa altura, la mejora no era una misión titánica. Y ciertamente se puede considerar esta segunda entrega una versión mejorada, en todos los aspectos, de su predecesora. Pero dado su apego al guión fijado en aquella primera cinta, el predecible resultado reduce ésta a un distraído pasatiempo. Dudo mucho que contente a los acérrimos de la versión de papel, pero sí considero que ofrecerá lo esperado a quienes acudan al cine conscientes de las características de una cinta de este tipo.

Argumentalmente, el filme es más rico al centrarse en una de las historietas más legendarias de la saga de Los Cuatro Fantásticos: la llegada de Estrella Plateada (Silver Surfer) a nuestra planeta con la misión de destruirlo y la defensa numantina que Reed Richards y los suyos harán de él frente a tan poderoso rival. También reaparece, aunque en un lugar secundario, el tradicional enemigo de los héroes protagonistas: el Doctor Muerte.

El mayor tiempo de metraje dedicado a la acción, en detrimento de flojos chistes o tramas seudodramáticas como la tensión previa a la boda de Richards (Ioan Gruffudd) y Sue Storm (Jessica Alba), hacen más llevadero y entretenido el visionado del filme. Quizá aquí radique el resultado mejorado de esta Los Cuatros Fantásticos y Silver Surfer. Al haber definido mejor qué busca el público en una cinta de este tipo —distraerse un rato—, la producción se ha ceñido más en esta propuesta a un objetivo tan lícito como simple: entretener sin grandes pretensiones.
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Elogio de lo cutre

Por | 09 agosto 2007 | Comentar


La doble sesión que Robert Rodríguez y Quentin Tarantino nos han preparado para este verano era uno de los proyectos que aguardaba con más interés. Su estética y contenido de 'revival' ochentero constituyen un explícito tributo a un tipo de cine de terror y acción, popularmente conocido como de 'serie B', del que esta pareja de amigos e irreverentes directores tanto han bebido en sus carreras. Grindhouse, nombre contenedor que agrupa a los dos filmes de esta sesión doble, se abre con el estreno de Planet Terror, la cinta del mexicano identificable al instante por el potente símbolo que en su cartel encarna la bella Rose McGowan (Embrujadas) con su fusil-pierna ortopédica. Me imagino que, debido a las imposiciones comerciales de hoy día, no ha sido posible estrenar Grindhouse en el que hubiera sido su formato más apropiado y coherente: en una de las añoradas dobles sesiones de nuestra infancia.


Título: Planet Terror (Grindhouse)
Dirección y guión: Robert Rodriguez.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 97 min.
Género: Acción, terror.
Interpretación: Rose McGowan (Cherry), Marley Shelton (Dakota Block), Freddy Rodriguez (Wray), Josh Brolin (Dr. William Block), Jeff Fahey (J.T.), Michael Biehn (sheriff Hague), Naveen Andrews (Abby), Stacy Ferguson (Tammy), Rebel Rodriguez (Tony Block), Bruce Willis (Muldoon), Julio Oscar Mechoso (Romey), Nicky Katt (Joe), Hung Nguyen (Dr. Crane).
Producción: Robert Rodriguez y Elizabeth Avellan.
Música: Robert Rodriguez.
Fotografía: Robert Rodriguez.
Montaje: Robert Rodriguez y Sally Menke.
Diseño de producción: Steve Joyner y Caylah Eddleblute.
Vestuario: Nina Proctor.
Estreno en USA: 6 Abril 2007.
Estreno en España: 3 Agosto 2007.
Web: http://www.grindhousemovie.net/

Pero yendo al grano, a la cinta de Rodríguez le ocurre lo que a otros trabajos suyos previos. Ofrece buenas ideas, secuencias de factura magnífica (los títulos de crédito de esta cinta le vuelven a avalar como un gran filmador de 'stripteases' tras su destape en esta faceta con el ya mítico de la Hayek serpiente en ristre), brutales golpes de humor (el falso 'trailer' de Machete o el chiste sobre el Papa se salen) y ratos de acción rodados con simpar originalidad. Sin embargo, cuando uno rasca sobre sus atractivos envoltorios, el conjunto que éstos desvelan es más bien pobre. De momento, me sigo quedando con su fidelísima traslación de las viñetas al celuloide del Sin City (crítica) de Miller, donde el mexicano daba un paso adelante en la adopción de tecnologías digitales al servicio de una idea estética muy concreta y, al mismo tiempo, mejoraba sus buenas dotes para las composición de 'scores'; cosa que también se deja notar en la banda sonora original de Planet Terrror, con uno sonido claramente deudor del de Sin City.

Debo reconocer que Planet Terror no me entusiasma en exceso porque tampoco lo hacía en su momento el tipo de cine que ésta pretende homenajear. Me terminan por cansar los exagerados baños de sangre con afán humorístico o el aniquilamiento de zombis/contagiados en plan videoconsola. Sí me gustan personajes estrafalarios como el de la pareja de hermanos —el policía y el propietario de un destartalado bar de carretera— en competencia vitalicia por conseguir la mejor salsa barbacoa del estado de Texas. Y también me gusta que Rodríguez, al estilo de Tarantino, 'recicle' en sus filmes a conocidos actores del pasado que ahora podemos redescubrir en insospechadas facetas (como el gran Michael Parks, un habitual en los últimos trabajos de la pareja Rodríguez-Tarantino).

Sin embargo, tras haber visionado Planet Terror, aún veo a Robert Rodríguez como un tipo ingenioso que se ha sabido rodear y aprender de amigos del mundo del cine con más talento y mejores ideas que él. En cierto modo, me sigue pareciendo un prometedor discípulo que comienza a cincelar un estilo propio (como el irrenunciable toque hispano de todos sus trabajos), pero al que le falta liberarse de tantas referencias ajenas para ofrecer algo más inequívocamente suyo.
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Herencia corregida y aumentada

Por | 15 julio 2007 | Comentar


¿Se puede hablar de una resucitación del género zombie? Quizá no sea para tanto, pero sí resulta ya indudable el tirón de los últimos años de este tipo de cine, antaño vituperado, hoy reconocido como válida referencia artística para abordar la autodestructiva naturaleza humana. Argumentos favorables a estas tesis los encontramos en el regreso de George A. Romero con Land of the Dead, o en el excelente tributo rendido a éste por el talentoso Zack Snyder en su 'remake' de Dawn of the Dead, o también en la sorpresiva 28 días después, del británico Danny Boyle, embrión de la secuela ahora dirigida por el canario Juan Carlos Fresnadillo. Aunque, en rigor, tanto en el trabajo de Boyle como en el de Fresnadillo no son zombies quienes devoran a sus semejantes, sino seres humanos contagiados por el virus de la ira.


Título: 28 semanas después (28 weeks later)
Dirección: Juan Carlos Fresnadillo.
País: Reino Unido.
Año: 2007.
Duración: 99 min.
Género: Acción, Terror, ciencia-ficción.
Interpretación: Robert Carlyle (Don), Rose Byrne (Scarlet), Jeremy Renner (Doyle), Harold Perrineau (Flynn), Catherine McCormack (Alice), Imogen Poots (Tammy), Idris Elba (general Stone), Mackintosh Muggleton (Andy).
Guión: Juan Carlos Fresnadillo, Enrique López Lavigne, Rowan Joffe y Jesús Olmo.
Producción: Andrew Macdonald, Allon Reich y Enrique López Lavigne.
Producción ejecutiva: Danny Boyle y Alex Garland.
Fotografía: Enrique Chediak.
Montaje: Chris Gill.
Diseño de producción: Mark Tildesley.
Vestuario: Jane Petrie.
Estreno en Reino Unido: 11 Mayo 2007.
Estreno en España: 29 Junio 2007.
Web: www.fox.es/
28semanasdespuessite

Aún recuerdo el fascinante arranque de 28 días después, con el protagonista Cillian Murphy, aturdido y en bata hospitalaria tras despertar de un coma, paseando por un Londres inhóspito y devastado. Era el prometedor arranque de un trabajo, a mi juicio, menos logrado en el resto de su metraje. Aquella cinta se situaba en plena expansión del virus de la ira por toda Gran Bretaña, y ya contenía ingredientes habituales del género zombie, como la conversión de nuestros seres queridos en caníbales a los que debemos matar para sobrevivirles y evitar ser uno más de ellos. Las dudas de nuestro subconsciente emotivo hacia nuestros seres queridos, rápidamente, sucumben a un agudizado instinto de supervivencia. Y es que en estas dicotomías tan extremas, casi siempre privilegiamos nuestro pellejo frente a cualquier otra flaqueza emocional.

En 28 semanas después nos ubicamos en un escenario distinto. La epidemia está controlada, tropas internacionales han tomado las calles de Londres y todos los enfermos de ira parecen haber muerto en su totalidad por inanición. Es el momento de la reconstrucción y del regreso de miles de refugiados para reencontrarse con los pocos supervivientes y compartir con ellos un nuevo comienzo. Pero toda precaución es poca a tenor del alto riesgo que supondría un rebrote de un virus de tan fácil y rápido contagio. Toda la ciudad está tomada por una coalición de tropas lideradas por el ejército norteamericano. Francotiradores apostados en las cornisas de los edificios, controles de acceso para acceder a los distintos anillos de seguridad y soldados en el transporte público conforman el paisaje con el que son recibidos los refugiados recién llegados. Todo parece controlado hasta que un hecho tan insólito como esperanzador cambiará el reinante clima de tensa calma: una mujer ha sido encontrada fuera de la zona segura y, pese a ser portadora del virus, no ha desarrollado la enfermedad. Su sangre podría contener la clave para hallar una vacuna.

Con estos elementos juega Fresnadillo para rodar un cinta adscrita a un género que, como se aprecia por el resultado de su trabajo, respeta escrupulosamente. De la rica ambientación y de espectaculares secuencias como la del helicóptero (principal guiño 'gore' del filme) se desprenden un mayor desembolso monetario para esta cinta producida al rebufo del éxito de su predecesora. Pero el director de esperanzador debut con la interesante Intacto consigue aterrorizar mejor cuando sugiere más y muestra menos, como en la claustrofóbica escena de los ciudadanos 'protegidos' en un búnker subterráneo convertido en letal ratonera. Y como es norma en las buenas cintas de este género, la metáfora propuesta por Fresnadillo es tan clarividente como aterradora. La apuntaba en su gran comentario en La Butaca Miguel A. Delgado (aka, Rosenrod, del blog Dioses y Monstruos) y, con su permiso, la tomo prestada. Nuestra parte más humana y emocional es tanto el clavo incandescente que puede salvarnos, como el peor de nuestros defectos capaz de conducirnos a la autodestrucción. Una paradoja que, como queda demostrado en el epílogo de la película, deja entrever un pesimista porvenir para nuestra especie.
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¿Y si Bay se desencasillara?

Por | 09 julio 2007 | Comentar


Horas después de ver Transformers me asaltó una peculiar y particular idea: Michael Bay es un director desaprovechado. Esta ocurrencia me vino al recordar el primer buen tramo de su película anterior, La isla, y las virtudes iniciales de este último trabajo. En la cinta coprotagonizada por McGregor y la Johansson, todo su prólogo es un buen ejemplo de narrativa cinematográfica al servicio de la intriga (en este caso, en relación al escalofriante secreto oculto en esa supuesta reserva de la especie humana). En Transformers ocurre algo parecido. El relato se sigue con cierto interés mientras no se sabe mucho sobre el origen de esta ancestral raza robotizada. Luego, la especialidad de la casa Bay, la acción pirotécnica, acapara todo el protagonismo del resto del metraje.


Dirección: Michael Bay.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 142 min.
Género: Acción, ciencia-ficción.
Interpretación: Shia LaBeouf (Sam Witwicky), Tyrese Gibson (sargento Epps), Josh Duhamel (capitán Lennox), Anthony Anderson (Glen Whitmann), Rachael Taylor (Maggie Madsen), Megan Fox (Mikaela Banes), John Turturro (agente Simmons), Jon Voight (John Keller), Kevin Dunn (Ron Witwicky), Michael O'Neill (Tom Banacheck), Julie White (Judy Witwicky).
Guión: Roberto Orci y Alex Kurtzman; a partir de una historia de Roberto Orci, Alex Kurtzman y John Rogers; basada en los muñecos Transformers de Hasbro.
Producción: Don Murphy, Tom DeSanto, Lorenzo di Bonaventura e Ian Bryce.
Producción ejecutiva: Steven Spielberg, Michael Bay, Brian Goldner y Mark Vahradian.
Música: Steve Jablonsky.
Fotografía: Mitchell Amundsen.
Montaje: Glen Scantlebury y Paul Rubell.
Diseño de producción: Jeff Mann.
Vestuario: Deborah L. Scott.
Estreno en USA: 3 Julio 2007.
Estreno en España: 4 Julio 2007.
Web: www.transformers-lapelicula.es

Y pese al fascinante despliegue visual aliñado con los ya indispensables efectos digitales, algo que se le presupone a una cinta dirigida por este mañoso de la técnica al servicio de la acción, esta segunda parte más puramente Bay transita por rutinarios derroteros. Los robots defensores de la especie humana, los Autobots, miden su potente arsenal al de los Decepticons, quienes pretenden reconstruir su antiguo imperio universal a costa de los endebles terráqueos. El grupo liderado por Optimus Prime, respaldado por nuestra modesta y desconfiada contribución, considera ya superada su etapa como raza hegemónica y tratará de evitar la instauración de una nueva tiranía robótica liderada por el 'descongelado' Megatron, jefe de sus rivales. Mucho explosión y acción espectacular 'slow motion' conducen la cinta a un previsible epílogo y la alargan hasta unos discutibles 142 minutos.

El joven y prometedor Shia LaBeouf (Spielberg la ha reclutado para la secuela de Indy) se maneja a la perfección con su personaje y los cómicos apuros de éste para ligarse a la maciza del instituto (la epatante Megan Fox). Sus padres (Kevin Dunn y Julie White) y el agente Simmons del Sector Siete (un autoparódico John Turturro) añaden el típico humor Bay, quien no siempre acierta con sus chascarrillos intercalados entre cada 'boom-boom'. También engrosan el reparto un par de secundarios de perfiles muy prototípicos: el del militar heroico (el televisivo Josh Duhamel) y el del político honesto y valeroso (un clásico en este tipo de roles como Jon Voight). Por lo demás, los que debieran ser los personajes principales de la cinta, los poderosos Autobots y Decepticons, se limitan a protagonizar las secuencias de mamporros y a soltar algún flojo chiste del amigo Michael. Pero tras haber visto Transformers sigo pensando que el realizador de La Roca, Armageddon, Pearl Harbor o Dos policías rebeldes podría dar mucho más de sí si se preocupase más por el relato, y menos por las soluciones técnicas de complejas y vistosas escenas de acción. Aunque quizá, para hacerlo, debería estar dispuesto a arriesgar su infalible éxito taquillero.

OTRAS OPINIONES...
Jose, de 'Cine': "Por más que pretendan anonadarnos con sus superproducciones, sólo hay un camino que conduce al éxito, y ese camino es el de los sentimientos, que no se pueden comprar con efectos, tracas finales, o deslumbrantes artilugios de metal"
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Rosenrod, de 'Dioses y Monstruos': "Una copia mala y ruidosa de las películas que llenaron nuestra adolescencia bajo la advocación de 'Steven Spielberg presenta...'. Ojalá que, como en aquellas, en Transformers se viera más su huella".
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Cineahora: "La película es muy fiel a su condición de juguete para niños de 6 a 12 años, con una sobadísima historia entre buenos y malos, y de robots extraterrestres que se convierten en vehículos".

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Secuelas ‘palomiteras’ para tiempos de canícula

Por | 07 julio 2007 | Comentar


Lamento haberme ausentado de este espacio de comentario cinéfilo durante tan largo tiempo. Las obligaciones laborales, unidas a mi habitual abotargamiento durante los primeros lances estivales, me han alejado de la periódica actualización de esta bitácora. Tampoco los recientes estrenos me han provocado gratificaciones suficientes como para levantar acta con prontitud de algunos de los estrenos vistos durante el último mes. La cartelera de las salas, protagonistas recientes por su cierre-protesta*, se ha poblado de las arrasa-taquillas tan propias de la época. Las secuelas, esos derivados industriales nacidos al socaire de una exitosa franquicia fundacional, vuelven a tapar el hueco de muchas productoras: el de la escasez de ideas y buenas historias. Brevemente, quisiera dejar algunos apuntes acerca de tres cintas adscritas a este esquema.

Efímero pasatiempo

Título: Ocean's Thirteen / Dirección: Steven Soderbergh. / País: USA. / Año: 2007. / Duración: 122 min. / Género: Thriller, comedia, acción. / Interpretación: George Clooney (Danny Ocean), Brad Pitt (Rusty Ryan), Matt Damon (Linus Caldwell/Lenny Pepperidge), Andy Garcia (Terry Benedict), Don Cheadle (Basher Tarr/Fender Roads), Bernie Mac (Frank Catton), Ellen Barkin (Abigail Sponder), Al Pacino (Willie Banks), Casey Affleck (Virgil Malloy), Scott Caan (Turk Malloy), Eddie Jemison (Livingston Dell), Shaobo Qin (Yen/Sr. Weng), Carl Reiner (Saul Bloom/Kensington Chubb), Elliott Gould (Reuben Tishkoff), Vincent Cassel (François Toulour). / Guión: Brian Koppelman y David Levien; basado en los personajes creados por George Clayton Johnson y Jack Golden Russell. / Producción: Jerry Weintraub. / Música: David Holmes. / Fotografía: Peter Andrews. / Montaje: Stephen Mirrione. / Diseño de producción: Philip Messina. / Vestuario: Louise Frogley. / Estreno en USA: 8 Junio 2007. / Estreno en España: 8 Junio 2007. / Web: http://www.oceans13-es.com/

Tercera reunión cinematográfica (y no sabemos si última) de Sodebergh y su pandilla para ofrecer más de lo mismo de lo ya visto en las predecesoras a Ocean's Thirteen: chulerías de ladrones de guante blanco, rocambolescos y rebuscados retos cleptómanos y un ribete de lujo exacerbado para rematar el conjunto. Si algo tienen de agradecidas estas películas es su entretenido discurrir. El espectador mínimamente informado ya sabe qué va a ver y Sodebergh, consciente de este pacto más o menos tácito, no se desvía ni un ápice en la elaboración de este funcional coctel. A juzgar por el resultado en pantalla, la amplia cuadrilla de actores se nota cómoda en estas reuniones periódicas que parecen concertar para divertirse, de cuando en cuando, metiéndose en sus respectivas pieles de talentosos mangantes. El ágil y aseado montaje del realizador de Atlanta también contribuye a que la función transcurra como un eficaz entretenimiento tan fácil de ver como de olvidar a la salida del cine.

Otras opiniones:
[+] Jose, de Cine: 'Fish'
[+] Rosenrod, de Dioses y Monstruos: 'Para picar entre horas'

Humor transgresor para 'acompaña-infantes'

Título: Shrek Tercero (Shrek the Third) / Dirección: Chris Miller. / Codirección: Raman Hui. / País: USA. / Año: 2007. / Duración: 92 min. / Género: Animación, comedia. / Doblaje original/español: Mike Myers/Juan Antonio Muñoz (Shrek), Eddie Murphy/José Sánchez Mota (Asno), Cameron Diaz/Nuria Mediavilla (princesa Fiona), Antonio Banderas (Gato con Botas), Rupert Everett (príncipe Encantador), Justin Timberlake (Artie), Julie Andrews (reina Lillian), John Cleese (rey Harold), Eric Idle (Merlín), Cheri Oteri (Bella Durmiente), Ami Poehler (Blancanieves), Maya Rudolph (Rapunzel), Amy Sedaris (Cenicienta), John Krasinski (Lanzarote), Ian McShane (capitán Garfio). / Guión: Chris Miller, Jeffrey Price, Peter S. Seaman y Aron Warner; basado en un argumento de Andrew Adamson; sobre el libro de William Steig. / Producción: Aron Warner. / Música: Harry Gregson-Williams. / Montaje: Michael Andrews. / Diseño de producción: Guillaume Aretos. / Estreno en USA: 18 Mayo 2007. / Estreno en España: 22 Junio 2007. / Web: http://www.shrektercero.es/

DreamWorks tuvo claro que la rentabilidad en la animación digital pasaba por abarcar un 'target' de público lo más amplio posible. Aunque, probablemente, ni el más optimista de los ejecutivos de la productora fundada por Spielberg habría vaticinado en 2001 el fenomenal éxito cosechado por el primer filme del ogro verde. Pero la idea era tan simple que, si su ejecución estaba a la altura, debía ser forzosamente rentable a tenor de esta obvia ecuación: los niños necesitan la compañía de un adulto para ir al cine, y éste, habitualmente sobresaturado de programación infantil en la tele de casa, agradece pasar un buen rato y echarse unas risas gracias a un humor más picante. El niño se distrae con la acción y se divierte con los chistes más gráficos, mientras que el adulto se hace cómplice de la propuesta de los guionistas en su relectura gamberra de los clásicos de la literatura infantil. Shrek III ofrece un nuevo arsenal de chascarrillos a costa de los personajes de los cuentos de cuna. Así, el príncipe Encantador se erige en el caudillo de todos los malparados por las moraleja de las fábulas. Quieren reclamar su "vivieron felices y comieron perdices". En su asalto al reino del inopinado rey Shrek se las verán con aburguesadas felices como Blancanieves (capataz esclavista de siete enanitos), la Bella Durmiente (una holgazana enferma de narcolepsia) o Rapunzel y su larga caballera tras la que oculta un gran fraude. El filme, quizá menos equilibrado que sus predecesores, plasma en su acabado los avances de los últimos años en animación digital y, en conjunto, termina por contentar a su heterogéneo público en su mezcla entre acción y humor con retranca.

Otras opiniones:
[+] Jose, de Cine: 'Deconstrucciones'
[+] Rosenrod, de Dioses y Monstruos: '¿No será que Disney ha comprado DreamWorks?'

Más es a veces menos

Título: Piratas del Caribe: En el fin del mundo (Pirates of the Caribbean: At world's end) / Dirección: Gore Verbinski. / País: USA. / Año: 2007. / Duración: 168 min. / Género: Acción, aventuras, fantasía. / Interpretación: Johnny Depp (capitán Jack Sparrow), Orlando Bloom (Will Turner), Keira Knightley (Elizabeth Swann), Geoffrey Rush (capitán Barbossa), Bill Nighy (Davy Jones), Chow Yun Fat (capitán Sao Feng), Stellan Skarsgård (Bill Turner), Jack Davenport (James Norrington), Naomie Harris (Tia Dalma), Tom Hollander (lord Cutler Beckett), Jonathan Pryce (gobernador Weatherby Swann)./ Guión: Ted Elliott y Terry Rossio; basado en los personajes creados por Ted Elliott, Terry Rossio, Stuart Beattie y Jay Wolpert. / Producción: Jerry Bruckheimer. / Música: Hans Zimmer. / Fotografía: Dariusz Wolski. / Montaje: Stephen E. Rivkin y Craig Wood. / Diseño de producción: Rick Heinrichs. / Vestuario: Penny Rose. / Estreno en USA: 24 Mayo 2007. / Estreno en España: 24 Mayo 2007. / Web: http://www.piratasdelcaribe3.com.es/

El final de la trilogía pirata ha seguido la senda de grandilocuencia iniciado por su segunda entrega. Una gran batalla final entre los más grandes piratas y la Compañía de las Indias Orientales es el hilo conductor de una historia que, al fin, zanja las dudas del triángulo amoroso protagonizado por Sparrow (Johnny Deep), Will Tuner (Orlando Bloom) y Elizabeth Swann (Keira Knightley). Al omnipresente Sparrow en el segundo capítulo lo han relegado a un papel más contenido y más en sintonía con el bufón del primero. Sin embargo, el exceso de metraje vuelve a hacerse notar en el desarrollo y resultado de un relato atiborrado de subtramas. Vistas en conjunto, las dos últimas películas parecen haber dilapidado el frescor de la primera tras su constitución en un vasto negocio. Y pese a todo, a esta trilogía se le deberá agradecer el haber desenpolvado el cine de aventuras ultramarinas adaptándolo al público actual pero sin perder la épica de los entrañables clásicos de piratas.

Otras opiniones:
[+] Jose, de Cine: 'Trueques'
[+] Rosenrod, de Dioses y Monstruos

*Al respecto de la jornada de huelga secundada por la mayoría de exhibidores nacionales como protesta a la intención gubernamental de obligarles a reservar determinado espacio de su cartelera para el cine europeo y nacional, sólo quisiera expresar mi desacuerdo con toda medida proteccionista aplicada al arte. No es fácil seguir apostando por un negocio tan poco rentable como el de la proyección de películas —más aún cuando no se está integrado en una gran superficie comercial—, pero más difícil debe serlo si uno se encuentra con las manos atadas a la hora de elegir qué películas va a proyectar para asegurarse el mayor aforo posible. El buen cine, venga de donde venga, siempre termina abriéndose paso, incluso en aquellos cines poco habituados a la inclusión de obras independientes. Flaco favor se le hace a nuestro cine si lo introducimos con calzador en las salas. Yo defiendo el cine hecho aquí, o el europeo, siempre que, como cualquier otro, cuente con la cualidad esencial para todo amante del cine: que, sencillamente, sea bueno.

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Refulgente show

Por | 06 junio 2007 | Comentar


Título: Dreamgirls
Dirección y guión: Bill Condon.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 131 min.
Género: Drama, musical.
Interpretación: Jamie Foxx (Curtis), Beyoncé Knowles (Deena), Eddie Murphy (Jimmy 'Thunder' Early), Danny Glover (Marty), Jennifer Hudson (Effie White), Anika Noni Rose (Lorrell), Keith Robinson (C.C. White), Hinton Battle (Wayne), Sharon Leal (Michelle).
Guión: Bill Condon; basado en el libreto de Tom Eyen.
Producción: Laurence Mark.
Música: Henry Krieger.
Fotografía: Tobias Schliessler.
Montaje: Virginia Katz.
Diseño de producción: John Myhre.
Vestuario: Sharen Davis.
Estreno en USA: 25 Diciembre 2006.
Estreno en España: 26 Enero 2007.
Web: www.dreamgirls-
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Vivimos tiempos de eclosión de los musicales por estos pagos, donde antes apenas llegaban las resonancias de los taquillazos de Broadway y Londres. Desconozco si adaptaciones cinematográficas recientes de obras tan populares como Chicago o esta Dreamgirls han recibido el abrumador agasajo de los cíclicos estrenos del Lope de Vega o el Apolo. Y aunque carezca de datos exactos, dudo mucho que ambos fenómenos hayan alcanzado éxitos homologables. En mi caso, que nunca me he declarado un adepto del género, ambas cintas me parecieron fascinantes por su equilibrada apuesta entre una historia de cierto interés y un brillante espectáculo audiovisual. Y topicazos al margen, pues la historia de ascenso y caída de las 'Dreamettes' abunda en la manida estructura de los tan de moda 'biopics' sobre músicos (Ray, En la cuerda floja…), la cinta ofrece un disfrute para quien se abandone a visionarla como un largo videoclip hilvanado por un argumento mínimo pero no insulso y, ni mucho menos, aburrido. Contextualizado entre el comienzo de los 60 y la mitad de los 70, el filme recrea cómo este trío de mujeres resistió, primero, a su predestinado papel subalterno como coristas y alcanzó, después, el estrellato en un país donde éste aún parecía reservado a los artistas de raza blanca. A este respecto, resulta muy elocuente el pasaje de la cinta en el que se muestra cómo era moneda común el birlarle éxitos a grupos negros distribuidos a nivel local, versionarlos con una banda de raza blanca y conseguir luego jugosos réditos en las listas nacionales. De hecho, este tema, el de los hits y la pugna en las listas de éxitos, está muy presente durante todo el metraje de la cinta. Hasta el punto de que muchos de los conflictos entre las 'Dreamettes' venga motivado por este asunto, y por los celos de unas frente a otras en la puja por mayores cotas de protagonismo. Por lo demás, algunas otras buenas razones para ver esta cinta son el asistir al magnífico recital de ese potente torbellino que responde al nombre de Jennifer Hudson, descubrir una sorprendente doble faceta dramático-musical en Eddie Murphy y disfrutar con magníficos temas soul que derrochan ritmo a raudales en sus versiones más bailables y mucho sentimiento en sus baladas.

OTRAS OPINIONES...
Jose, de Cine: "No es que el guionista sea malo, es que ocurrió así. Dios no sabe escribir guiones".
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Rosenrod, de Dioses y Monstruos: "Ni Beyoncé, ni Eddie Murphy, ni Jamie Foxx... Bill Condon, sin el que no existiría este blog, nos regala en Dreamgirls el descubrimiento de Jennifer Hudson, la Rosa estadounidense. Aún tengo la carne de gallina tras oírle cantar And I Am Telling You I'm Not Going".
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Cineahora: "Un musical puro y duro, realizado con exquisitez y pasión, y a saborear con los mismos requisitos".

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Inteligente experimento metadiscursivo

Por | 04 junio 2007 | Comentar


Título: Más extraño que la ficción (Stranger than fiction).
Dirección: Marc Forster.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 113 min.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: Will Ferrell (Harold Crick), Maggie Gyllenhaal (Ana), Dustin Hoffman (Jules Hilbert), Queen Latifah (Penny Escher), Emma Thompson (Karen Eiffel).
Guión: Zach Helm.
Producción: Lindsay Doran.
Música: Britt Daniel y Brian Reitzell.
Fotografía: Roberto Schaefer.
Montaje: Matt Chessé.
Diseño de producción: Kevin Thompson.
Vestuario: Frank Fleming.
Estreno en USA: 10 Noviembre 2006.
Estreno en España: 19 Enero 2007.
Web: www.masextranoque
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Marc Forster (Descubriendo nunca jamás, Monster's Ball) propone en su último filme estrenado en España (Más extraño que la ficción) un interesante experimento: ¿Qué ocurriría si el personaje de una novela fuera consciente de estar formando parte de ella?; y aún más: ¿qué intentaría hacer para evitar su segura muerte adelantada por la voz en off de una narradora que describe cuanto acontece en su vida y cuanto piensa a lo largo del día con precisión milimétrica? Éste es el original nudo de una cinta enmarcable en la mejor versión del cine independiente norteamericano. Un espléndido y contenido Will Ferrell es Harold Crick, el personaje de la última obra de la exitosa escritora Karen Eiffel (perfecta Emma Thompson en el papel de este excéntrico personaje). En la obra, Eiffel lo describe como a un funcionario de Hacienda de gris y metódica vida hasta el día en que conoce a la pastelera contestataria Ana Pascal (magnífica Maggie Gyllenhaal). Deberá auditar a la joven Pascal ya que, en su declaración, ésta ha dejado de pagar algunos impuestos arguyendo negarse a financiar las guerras de la belicosa Administración norteamericana. Aterrado por el final que le ha deparado la autora de su libro/vida, Harold acudirá a la ayuda de distintos profesionales con dispar éxito. El psicólogo Dr. Carly ('cameo' de lujo del desaparecido Tom Hulce) le recomienda un período vacacional, pero de poco le sirve el consejo a Harold, a quien la voz le parece de lo más verosímil. El profesor de literatura Jules Hilbert (Dustin Hoffman) le dará la clave para hallar una solución: deberá adivinar si la historia de su vida es una comedia o una tragedia. En el primer caso se salvará, en el segundo, su muerte será el epílogo seguro. Por fortuna para Harold, la novelista anda con algunos problemas de bloqueo creativo que trata de solventar la asistente editorial Penny Escher (Queen Latifah). Mientras ella dilucida cómo matarle, a Harold le sucederán acontecimientos que le harán aferrarse a la vida con una fuerza insospechada en alguien como él.

OTRAS OPINIONES...
Jose, de Cine: "Imagínense que a Santiago Nasar le dejan leer el principio de Crónica de una muerte anunciada. El pobre hombre buscaría desesperadamente a García Marquez para que cambiara el final, y, por ende, también el título".
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Cineahora: "Nos vislumbra aquelllo que nos puede salvar la vida, sea en forma de 'matices, anomalías y sugerencias' o de una película como ésta a descubrir".