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Aguijonazo político

Por | 26 noviembre 2007 | Comentar


La filmografía del Robert Redford director parecer ser subconscientemente equidistante de la del Redford actor. Sabedor de haber abandonado hace años su icónico rol de irresistible seductor, esta leyenda del star-system hollywoodiense parece querer probar que tiene mucho que decir como director, algo ya demostrado en notables trabajos previos como Quiz Show, El río de la vida o Gente corriente. Ahora, con una cinta claramente de tesis y de estructura teatral, Redford quiere dejar clara su opinión acerca del momento político actual de su país. La inminencia de unas elecciones a las que Bush hijo ya no comparecerá parece el principal aldabonazo que ha originado esta cinta. Sin embargo, en palabras de su realizador, Leones por corderos pretende trascender en sus argumentos la coyuntura socio-política.


Título: Leones por corderos (Lions for lambs)
Dirección: Robert Redford.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 96 min.
Género: Drama.
Interpretación: Robert Redford (Dr. Stephen Malley), Meryl Streep (Janine Roth), Tom Cruise (senador Jasper Irving), Michael Peña (Ernest), Andrew Garfield (Todd), Peter Berg (teniente coronel Falco), Derek Luke (Arian).
Guión: Matthew Michael Carnahan.
Producción: Robert Redford, Matthew Michael Carnahan, Andrew Hauptman y Tracy Falco.
Música: Mark Isham.
Fotografía: Philippe Rousselot.
Montaje: Joe Hutshing.
Diseño de producción: Jan Roelfs.
Vestuario: Mary Zophres.
Estreno en USA: 9 Noviembre 2007.
Estreno en España: 9 Noviembre 2007.
Web: www.leonesporcorderos.es
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Y a mi juicio sí que consigue ir más allá de la mera crítica circunscrita al discutible papel internacional jugado por EE UU en la era pos-11S. De hecho, si se separa la paja de los hechos concretos abordados en el filme de los argumentos de fondo, la cinta construye un sólido discurso acerca de la creciente apatía social en relación a quienes nos gobiernan y construyen nuestros destinos como pueblos. Es cierto que Redford peca de un exceso de sesgo y construye personajes estereotipados para arrimar el ascua a su sardina. Pero también lo es que su breve metraje parece estar pensado para quedarse con una única idea y evitar perderse por otras accesorias.

Probablemente, la cinta recibiría una mejor calificación si de una obra teatral se tratase, el medio donde se habría sentido más cómodo el guión de Matthew Michael Carnahan. Pero no creo que sea una pérdida de tiempo el asistir a su visionado. Primero, para ratificar la existencia de una opinión pública disidente de la política de la Administración Bush. Segundo, para asistir a un sano ejercicio de autocrítica entre una sociedad que solemos tachar de arrogante y prepotente. Y tercero, para disfrutar de un duelo actoral espléndido entre dos grandes como Meryl Streep y Tom Cruise. Magnífico, y desempolvando algunos de sus mejores trabajos como el de Magnolia, está Cruise en su rol del líder político capaz de aterrar con sus decisiones y de seducir con su magnetismo en proporciones similares.

Aunque no sea una película para la posteridad, el visionado de Leones por corderos resulta más que aconsejable en estos tiempos.