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Teniente corrupto

Por | 12 enero 2010 | Comentar


Mejor poli cuanto más corrupto []

En la galería de personajes de ficción construidos sobre ciertos lugares comunes, el policía corrupto ha protagonizado no pocos relatos. Suele ser un tipo duro, de aquilatada experiencia callejera y con métodos expeditivos y heterodoxos en la aplicación de la ley. Seres violentos y alcohólicos (Nick Nolte en Q&A), urdidores de lucrativos negocios tirando de placa (Richard Gere en Asuntos sucios), sheriffs cuyos ascensos se sustentan en métodos propios del salvaje oeste (el tándem Kurt Russell-Brendan Gleeson en Dark Blue) o agentes practicantes de una fisiocracia policial con delincuentes que les llenan el bolsillo y conservan un precario equilibrio en las calles (Michael Chiklis en la serie The Shield o Denzel Washington en Training Day). En algunos relatos también son presentados como seres autodestructivos enganchados a cuantos vicios pueblan su hábitat, desde drogas y prostitución hasta robos y apuestas (como esta Teniente corrupto, de Herzog, o la cinta que inspira a ésta, la de Ferrara protagonizada por Keitel).