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Elogio de lo cutre

Por | 09 agosto 2007 | Comentar


La doble sesión que Robert Rodríguez y Quentin Tarantino nos han preparado para este verano era uno de los proyectos que aguardaba con más interés. Su estética y contenido de 'revival' ochentero constituyen un explícito tributo a un tipo de cine de terror y acción, popularmente conocido como de 'serie B', del que esta pareja de amigos e irreverentes directores tanto han bebido en sus carreras. Grindhouse, nombre contenedor que agrupa a los dos filmes de esta sesión doble, se abre con el estreno de Planet Terror, la cinta del mexicano identificable al instante por el potente símbolo que en su cartel encarna la bella Rose McGowan (Embrujadas) con su fusil-pierna ortopédica. Me imagino que, debido a las imposiciones comerciales de hoy día, no ha sido posible estrenar Grindhouse en el que hubiera sido su formato más apropiado y coherente: en una de las añoradas dobles sesiones de nuestra infancia.


Título: Planet Terror (Grindhouse)
Dirección y guión: Robert Rodriguez.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 97 min.
Género: Acción, terror.
Interpretación: Rose McGowan (Cherry), Marley Shelton (Dakota Block), Freddy Rodriguez (Wray), Josh Brolin (Dr. William Block), Jeff Fahey (J.T.), Michael Biehn (sheriff Hague), Naveen Andrews (Abby), Stacy Ferguson (Tammy), Rebel Rodriguez (Tony Block), Bruce Willis (Muldoon), Julio Oscar Mechoso (Romey), Nicky Katt (Joe), Hung Nguyen (Dr. Crane).
Producción: Robert Rodriguez y Elizabeth Avellan.
Música: Robert Rodriguez.
Fotografía: Robert Rodriguez.
Montaje: Robert Rodriguez y Sally Menke.
Diseño de producción: Steve Joyner y Caylah Eddleblute.
Vestuario: Nina Proctor.
Estreno en USA: 6 Abril 2007.
Estreno en España: 3 Agosto 2007.
Web: http://www.grindhousemovie.net/

Pero yendo al grano, a la cinta de Rodríguez le ocurre lo que a otros trabajos suyos previos. Ofrece buenas ideas, secuencias de factura magnífica (los títulos de crédito de esta cinta le vuelven a avalar como un gran filmador de 'stripteases' tras su destape en esta faceta con el ya mítico de la Hayek serpiente en ristre), brutales golpes de humor (el falso 'trailer' de Machete o el chiste sobre el Papa se salen) y ratos de acción rodados con simpar originalidad. Sin embargo, cuando uno rasca sobre sus atractivos envoltorios, el conjunto que éstos desvelan es más bien pobre. De momento, me sigo quedando con su fidelísima traslación de las viñetas al celuloide del Sin City (crítica) de Miller, donde el mexicano daba un paso adelante en la adopción de tecnologías digitales al servicio de una idea estética muy concreta y, al mismo tiempo, mejoraba sus buenas dotes para las composición de 'scores'; cosa que también se deja notar en la banda sonora original de Planet Terrror, con uno sonido claramente deudor del de Sin City.

Debo reconocer que Planet Terror no me entusiasma en exceso porque tampoco lo hacía en su momento el tipo de cine que ésta pretende homenajear. Me terminan por cansar los exagerados baños de sangre con afán humorístico o el aniquilamiento de zombis/contagiados en plan videoconsola. Sí me gustan personajes estrafalarios como el de la pareja de hermanos —el policía y el propietario de un destartalado bar de carretera— en competencia vitalicia por conseguir la mejor salsa barbacoa del estado de Texas. Y también me gusta que Rodríguez, al estilo de Tarantino, 'recicle' en sus filmes a conocidos actores del pasado que ahora podemos redescubrir en insospechadas facetas (como el gran Michael Parks, un habitual en los últimos trabajos de la pareja Rodríguez-Tarantino).

Sin embargo, tras haber visionado Planet Terror, aún veo a Robert Rodríguez como un tipo ingenioso que se ha sabido rodear y aprender de amigos del mundo del cine con más talento y mejores ideas que él. En cierto modo, me sigue pareciendo un prometedor discípulo que comienza a cincelar un estilo propio (como el irrenunciable toque hispano de todos sus trabajos), pero al que le falta liberarse de tantas referencias ajenas para ofrecer algo más inequívocamente suyo.