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Atracos perfectos y ladrones de guante blanco, una combinación muy cinematográfica

Por | 23 abril 2006 | Comentar

Plan Oculto.

Música de fondo: el tema de Plan oculto (Inside man), Chaiyya Chaiyya,
de
AR Rahman.

Quizá sea un género de los más agradecidos, incluso aunque adivinemos el invariable final de la peli nada más comenzar: el perspicaz ladrón y su equipo terminarán saliéndose con la suya tras sortear una innumerable cantidad de adversidades. Si el guión es bueno, las complicaciones no suenan a artificiosas y las trampas argumentales a repetidas, amén de que el reparto acompañe, el resultado como cine de entretenimiento inteligente suele ser de lo más satisfactorio. La última que adscribo al género la ha rubricado Spike Lee, el director afroamericano conocido por su encendida defensa de los derechos de las minorías étnicas en EE.UU. a través de sus cintas. En Plan oculto (Inside man) ha hecho tímidas alusiones en este sentido, pues él, consciente de traerse entre manos una producción netamente comercial, sabía que no tocaba. Pero sí hace un guiño cuando alude a cómo la minoría árabe, en especial tras el 11-S, se ha unido con odio añadido a negros y latinos al tradicional vagón del desprecio étnico; también hace alguna referencia hacia el maltrato a los ‘chicanos’ (mexicanos) o a los negros.

Spike Lee se une así a un camino transitado durante los últimos años por otros directores acreditados, como David Mamet con El último golpe (Heist), Neil Jordan con El buen ladrón (The Good Thief), o Steven Soderbergh con Ocean's Twelve y Ocean's Eleven (la preproducción de Ocean's Thirteen está anunciada para 2007). Cito a estos tres ejemplos, pero se podrían añadir algunos más, como The Score, última cinta en la que pudimos ver al genio Brando en un lamentable estado físico, o Los Impostores (Matchstick Men), de Ridley Scott.


¿Por qué la fórmula funciona? Quizá tenga mucho que ver con la gente involucrada en estos proyectos, en general directores de calidad que, posiblemente, filmen estos trabajos para desengrasarse de obras más absorbentes, o actores de similar acreditación dispuestos a divertirse en el papel de un tipo listo, mangante y elegante a la vez, y con una sobrada perspicacia para salir siempre bien parado.

Plan oculto cuenta con todos estos ingredientes y no defraudará al espectador consciente de la propuesta del filme. Lee le da su toque personal al ritmo de la cinta, no tan frenético como en otras del género, y un eficaz reparto hace el resto. Denzel Washington es el detective que intentará negociar la liberación de los rehenes con el gélido atracador del banco (Clive Owen) y, en paralelo a esta trama principal, se sitúa el personaje de Jodie Foster, una especialista en relaciones públicas de alto nivel que deberá solventar un problema concerniente al presidente de la compañía dueña de la sucursal atracada (Christopher Plummer). También se deja ver por el filme Willem Dafoe, capitán de policía a cargo de la operación de rescate de los rehenes.

La trama, que prácticamente se puede adivinar mediado el metraje --sobre todo porque ya partimos de una clave inicial para ponernos en situación--, apenas pierde interés durante el filme pese a que el ritmo decaiga en alguna ocasión puntual. Los actores, cada uno correctamente metido en su papel, se dan la réplica unos a otros en sus diferentes enfrentamientos verbales.

La cinta, en definitiva, cubre las expectativas del espectador mínimamente informado sobre qué va a ver y ofrece un par de horas de entretenimiento de calidad.