Me impresionó Syriana. Cierto es que su escalofriante relato puede ser más o menos inferido: ¿Quién no piensa a estas alturas que los dirigentes de los países árabes usan sus ricos recursos energéticos para contentar al primer mundo y vivir a cuerpo de rey, en lugar de mejorar la vida de sus depauperadas poblaciones?; ¿o quién no intuye que el caldo de cultivo del terrorismo suicida es la ideologización de jóvenes descontentos con su negro futuro y receptivos a los mensajes de odio a las 'malvadas' democracias occidentales? No obstante, la aguda y poderosa explicitación de todos estos hechos, y otros más escalofriantes, convierte a esta cinta coral en un necesario y clarividente fresco sobre los turbios negocios que gobiernos, petroleras y agencias de espionaje urden para controlar el valeroso y escaso oro negro.
Dirección: Stephen Gaghan.
País: USA.
Año: 2005.
Duración: 126 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: George Clooney (Bob Barnes), Matt Damon (Bryan Woodman), Jeffrey Wright (Bennett Holiday), Chris Cooper (Jimmy Pope), William Hurt (Stan Goff), Mazhar Munir (Wasim), Tim Blake Nelson (Danny Dalton), Amanda Peet (Julie Woodman), Christopher Plummer (Dean Whiting), Alexander Siddig (Príncipe Nasir).
Guión: Stephen Gaghan; basado en el libro "See no evil" de Robert Baer.
Producción: Jennifer Fox, Michael Nozik y Georgia Kacandes.
Producción ejecutiva: George Clooney, Steven Soderbergh, Ben Cosgrove y Jeff Skoll.
Música: Alexandre Desplat.
Fotografía: Robert Elswit.
Montaje: Tim Squyres.
Diseño de producción: Dan Weil.
Vestuario: Louise Frogley.
Estreno en España: 3 Marzo 2006.
Web: www.syriana-es.com
Con un guión repleto de breves e incompletas escenas que se suceden unas a otras , el filme exige la total atención del espectador. No le da tregua pero, si se sigue el hilo, tampoco le abandona a su suerte mediante una pose de complejidad indescifrable. En esencia, la cinta se centra en dos temas: el poder de dos petroleras norteamericanas, capaces de movilizar a la CIA para que medie en una operación de fusión y todos los elementos juegen a su favor; es decir: que el rico mandamás dueño del petróleo se pliegue a su oferta, en lugar de la más ventajosa para su pueblo procedente de un comprador chino; y finalmente, relaciona esta dejadez del gobernante árabe con el abandono de una población empobrecida, hastiada y, como consecuencia de ello, idónea para ser reclutada por radicales religiosos como bombas humanas contra Occidente.
La palabra Syriana es usada entre algunos ámbitos políticos para referirse a un hipotético y futuro estado de paz y equilibrio en Oriente Medio. A juzgar por este descarnado retrato, este concepto parece aún difícilmente materializable.