Pedro Almodóvar concita en torno a sí adhesiones inquebrantables y odios viscerales. No sólo como cineasta, sino como personaje icónico e imprevisible opinante despistado. Ahora, con Volver, parece haberse reconciliado con sus detractores más contumaces, logrando así un inusual beneplácito unánime. Es indudable el poso de sabiduría que, película tras película, deja traslucir el manchego en sus nuevas obras. Aunque muchas de ellas las ha arruinado él mismo con su deriva hacia sus llamados temas ‘personales’ (en realidad, idas de olla difícilmente digeribles para muchos espectadores).
Volver supone el reencuentro de Almodóvar con sus raíces y su regreso al cine de mujeres de carácter fuerte e indomable valor. En un tono de comedia, aunque el drama también se inmiscuye en algunas emotivas escenas, la película calca la vida de varias mujeres humildes y curtidas en la vida del pueblo. Los ambientes de la Mancha más profunda, donde se crió Almodóvar, son presentados casi como una postal de una palpable realidad patria... [Sigue leyendo]