Brian De Palma usó de manera equilibrada el thriller, la intriga y la acción trepidante en una digna primera versión de Misión Imposible sustentada en un sólido guión de David Koepp (quien también ha escrito el de Indiana Jones 4). Después de ese filme de 1996, las siguientes partes se han entregado a las tecnologías digitales para apabullar con escenas de acción de una espectacularidad aparatosa mientras evitan describir personajes —meros perfiles prototípicos— o construir imbricadas historias que exijan cierto discurrir del espectador. La consigna parece ser: cuanto más rápido y exagerado, mejor. Así, el diálogo o una mínima profundización psicológica, que tampoco precisa ser psicoanalítica en un filme de este tipo, se desprecian por innecesarios. Y las cintas resultantes se asemejan a una sucesión de videoclips donde Ethan Hunk parece, más que un espía, un trapecista siempre dispuesto a superar su último más difícil todavía.
Título: Misión Imposible III (Mission Impossible III)
Dirección: J.J. Abrams.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 126 min.
Género: Acción, thriller.
Interpretación: Tom Cruise (Ethan Hunt), Philip Seymour Hoffman (Owen Davian), Ving Rhames (Luther), Billy Crudup (Musgrave), Michelle Monaghan (Julia), Jonathan Rhys Meyers (Declan), Keri Russell (Lindsey), Maggie Q (Zhen), Laurence Fishburne (John Brassel).
Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orci y J.J. Abrams; basado en el guión de Bruce Geller para la serie de televisión "Misión imposible".
Producción: Tom Cruise y Paula Wagner.
Música: Michael Giacchino.
Fotografía: Dan Mindel.
Montaje: Maryann Brandon y Mary Jo Markey.
Diseño de producción: Scott Chambliss.
Vestuario: Colleen Atwood.
Estreno en USA: 5 Mayo 2006.
Estreno en España: 5 Mayo 2006.
Web: www.mi3.uip.es
Como consecuencia de esta acción sin tregua, los nuevos personajes de esta entrega aparecen casi como elementos de atrezzo al servicio de las descabelladas aventuras del omnipresente Cruise-Hunk. Hasta tal punto esto es así que la esposa de Hunk (Michelle Monaghan), una médico sin cualidades de espía, también usa con destreza la pistola en alguna escena postrera pese a carecer de adiestramiento alguno. Da igual, por absurdo que sea, mientras contribuya a la escalada de espectacularidad del filme. Y ya metidos en semejante sinsentido, por qué no conferir cualidades sobrehumanas al prota al provocarle un paro cardiaco, reanimarlo súbitamente y, justo después, volverlo a poner alerta pistola en mano. Así, traspasado todo contacto con la realidad, Ethan Hunk parece casi un superhéroe con propiedades milagrosas para hacer posibles las imposibilidades más imposibles.
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