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Tres apuntes de unos Oscar rompe-quinielas

Por | 27 febrero 2007 | Comentar

La feria del 'glamú', que diría la álter ego de trapo de Penélope Cruz, concluyó con resultados predecibles y obvios, como los triunfos de Helen Mirren y Forest Whitaker, pero deparó sorpresas de cierto fuste como el atracón de premios gordos para el menudo y genial Scorsese. Al bueno de Martin le quisieron rendirle el homenaje que tantas veces le han negado y, para la escenificación del tributo, no pudieron elegir mejor foto que ésta de la izquierda (el italiano con sus amigos, aquella generación de los 70 que revolucionó Hollywood y el cine en general).

Tres apuntes:
  • Scorsese se libra del sambenito del '¿Y este año toca?' Aunque haya sido como aprisa y corriendo, como tratando de evitar que la Academia deba agradecer la impagable contribución de Martin al cine con un premio honorífico u otro sucedáneo compensatorio similar, me alegro del triunfo de The Departed (crítica), su último filme, y de que así se cierre el absurdo debate de por qué no había ganado un Oscar alguien con tan envidiable filmografía a sus espaldas.


  • Genial Morricone: "Este premio es un punto de partida". Que un tipo de casi 80 años diga similar frase cuando le entregan un premio honorífico es para quitarse el sombrero. El prolífico compositor, el innovador de tantas cosas en lo que a bandas sonoras se refiere, protagonizó uno de los mejores momentos de la gala (para quien esto escribe, sin duda, el mejor). De la mano de Clint Eastwood, con quien echó a andar su carrera como compositor de 'scores', recibió un Oscar que ya había merecido en tantas otras ocasiones, pero que venía a reparar uno de esos sacrílegos olvidos tan propios de la Academia.

  • Del Toro, ese hombre-orquesta al que todos quieren. Aunque les llamen técnicos, tres Oscar para una película rodada en castellano y al margen por completo de la industria norteamericana, no es moco de pavo ni está al alcance de cualquiera. Propablemente, la cinta alemana ganadora (que aún no he visto, y en torno a la que coinciden comentarios de lo más elogiosos), sea el mejor filme de la categoría (el propio director mexicano, en un gesto noble, decía haberse asustado tras ver su cinta rival y admitir lo buena que es), pero Guillermo del Toro y su forma de entender el cine salen más que fortalecidos de este año repleto de parabienes para El laberinto del Fauno (crítica). Me quedo con el agradecimiento que todos los ganadores de un Oscar por El laberinto... le rindieron al mexicano. Trabajar con este hombre debe resultar exigente pero, verdaderamente, apasionante.