
Su aparentes transgresiones no buscan provocar a quienes sí siguen dictados. No tratan de autoafirmarse por la vía de la rebelión social: un personaje tan obvio no promovería con tanto éxito la identificación del espectador. Su encanto reside en la normalidad con que viven lo que a los ojos de la mayoría son rarezas o frikadas. Esa mezcla de autonomía y criterio propio es lo que nos gusta de ellos, al margen de que nos puedan atraer también algunas de sus particulares aficiones o de que compartamos sus originales puntos de vista.
Estas criaturas cinematográficas sobresalen por su independencia y su origen no podía dimanar de otro lugar que no fuera el de la modesta, aunque fecunda, industria del cine independiente. Los filmes producidos desde estos ámbitos alternativos vienen ampliando su público gracias el periódico éxito anual de dos o tres cintas nacidas al socaire del puñado de productoras indies. Sus repartos también suelen resultar distintos, pues, aunque se pueda 'colar' algún nombre típico del star system, en ellos se valora más el talento asociado a su idoneidad para el papel que el peso del rutilante nombre de turno en los títulos de crédito.
Probablemente, los frikis también nos gusten porque casi todos compartimos alguna rareza con ellos y anhelamos vivir absortos en cualquiera de nuestras frikadas. Como, por ejemplo, escribir un blog.