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Cuando la reserva espiritual habla de cine

Por | 21 febrero 2006 | Comentar


El Opus Dei se ha puesto la venda antes del estreno de El Código da Vinci. Conscientes de la potencia de convocatoria de la cinta tras el éxito mundial del libro, no quieren que sus vergüenzas salgan a relucir. Aunque si Howard se ha centrado en la parte histórica y en la teoría de la posible relación entre Jesús y María Magdalena, los de Escrivá pasarán del tema; no habrán urgado donde les duele: en sus prácticas de proselitismo lava-cerebros. Pero, de reacciones como ésta y similares, me llama más la atención ese afán doctrinario --nostálgico de un pasado de poder sobre las conciencias-- a la hora de valorar manifestaciones artísticas. A Amenábar le han pegado hasta en el carné de identidad por hacer una película basada en un hombre que pidió la eutanasia. Es decir, por hacer cine a partir de hechos reales, algo de lo más corriente. Y también le dieron a Eastwood, aunque menos, porque ya son palabras mayores (aglutina mucho respaldo de público y crítica, y además no es español, un estimulante elemento para repartir candela con más furor). Ahora, la homofobia eclesial tiene otra cinta de la que rajar. Les parece de los más degenerada y, por tanto, pasa a la lista negra.