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Crash pulverizó todas las quinielas

Por | 06 marzo 2006 | Comentar


Había, en general, buen material fímico que votar, pero el resultado de los premios desprende un tufillo de lo más conservador. Muchos dábamos ganadora como mejor película a Brokeback Mountain sin habernos planteado el arriesgado perfil de esta apuesta para la Academia. ¿Iban los pseudoprogresistas académicos a echar por tierra el mito del Oeste americano votando una cinta rupturista con este espíritu tan incardinado en el American way of life? Quizá eso les hizo pensar en exceso y se dieron por contentos con darle el Oscar a mejor director a Ang Lee.

No es mala ganadora Crash, no obstante. ¿De escaso nivel para tanto premio? No lo sé. Aunque para mí es mejor el guión original de Match Point de Woody Allen, un hombre al que se debería hacer un monumento por su constancia: escribe, dirige y, a veces actúa, con la regularidad de un reloj suizo. Aquí sí nos hemos percatado de ello y le hemos puesto una bonita estatua en Oviedo.

Más indicios de conservadurismo en los votos. Le dan el Oscar a mejor actriz a una buena chica americana que interpreta a una conocida dama del country americano: Reese Witherspoon por En la cuerda floja. ¿Mejor actriz para el personaje de una transexual? Peliaguda cuestión. En la categoría de mejor filme de habla no inglesa, tampoco la favorita Paradise Now se llevó el Oscar. Al menos han dado uno, por primera vez, a una película sudafricana: Totsi.

A Clooney sólo le premiaron por Syriana, una compleja y excepcional película sobre la amplia red de tejemanejes que se urden en torno al control del petróleo. No he visto Good night and good luck, por lo que me abstengo de opinar sobre si mereció un trato menos tacaño.

El cero patatero de Munich a uno también le da que pensar. El peso de la comunidad judía es importante en Hollywood y, aunque Spielberg también es judío, quizá no les haya gustado una película neutra y de trasfondo pacificista.

La gala se mantuvo bajo parámetros muy comedidos y a nadie se le fue la pinza en su discurso de agradecimiento. Jon Stewart estuvo elegante, eficaz y certero en la pulla, y contribuyó a acortar la duración de la gala.

Pero al margen del rollo glamuroso, estos Oscar cierran un año de una excelente coseña cinematográfica, y esto es lo esencial. Qué dure la racha.