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El más listo de la clase

Por | 28 enero 2008 | Comentar


La imagen glamurosa del espía fomentada machaconamente por el cine parece ya en desuso, excesivamente explotada. Las últimas producciones con trabajadores de agencias de espionaje como protagonistas vienen a corroborar esta tendencia con ejemplos como los de Syriana, El buen pastor e incluso, pese a no renunciar a las exageraciones propias de la saga, el último Bond encarnado por Daniel Craig, mucho más terrenal y vulnerable que sus antecesores. También éste es el caso de El espía (Breach), segundo trabajo del director Billy Ray, quien debutara con El precio de la verdad (Shattered Glass), notable filme financiado por Tom Cruise.


Título: El espía (Breach)
Dirección: Billy Ray.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 110 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Chris Cooper (Robert Hanssen), Ryan Phillippe (Eric O'Neill), Laura Linney (Kate Burroughs), Dennis Haysbert (Dean Plesac), Caroline Dhavernas (Juliana O'Neill), Gary Cole (Rich Garces), Kathleen Quinlan (Bonnie Hanssen).
Guión: Billy Ray, Adam Mazer y William Rotko; basado en un argumento de Adam Mazer y William Rotko.
Producción: Bobby Newmyer, Scott Strauss y Scott Kroopf.
Música: Mychael Danna.
Fotografía: Tak Fujimoto.
Montaje: Jeffrey Ford.
Diseño de producción: Wynn Thomas.
Vestuario: Luis M. Sequeira.
Estreno en USA: 16 Febrero 2007.
Estreno en España: 21 Diciembre 2007.
Web: http://www.elespialapelicula.es/
Leer critica de El espía en Muchocine.net

Y resulta curioso que, para ambos trabajos, Ray se haya basado en dos populares escándalos: en el caso de en El precio de la verdad, en el de un periodista con un exceso de inventiva para sus relatos, y en El espía, como adelanta su elocuentísimo título castellano, en la historia de un agente secreto considerado el mayor traidor/topo descubierto en las entrañas del FBI. A juzgar por la temática de ambos trabajos, a Ray le deben interesar mucho los personajes tramposos y con doble vida.

El enfoque de verismo de este sobrio relato es perceptible desde sus títulos de crédito iniciales, con las imágenes televisivas de John Ashcroft, fiscal general de la primera Administración Bush, anunciando la detención de Robert Hanssen, agente del FBI que vendió secretos y a espías norteamericanos a la URSS durante más de 20 años. Su caso, quizá el de mayor trascendencia pública conocido hasta la fecha, se consideró uno de los mayores desastres ocurridos en el seno de la inteligencia norteamericana.

Pero la cinta no aborda tanto el modo en que este hombre pudo filtrar secretos a un gobierno rival durante dos décadas, como las posibles razones y motivos de Hanssen. De modo que El espía trata, sobre todo, de profundizar en la extraña y contradictoria personalidad de un agente especializado en sistemas de gestión de la información cuya gris tarea, muy alejada de la gloria predestinada para los agentes de campo, nunca fue sometida a un severo escrutinio.

Para guiarnos por este viaje a la mente de Hanssen, otro personaje muy alejado de él, el joven agente Eric O'Neill, interpretado eficazmente por Ryan Phillippe, será quien nos adentre en el complejo mundo de este personaje creado con gran riqueza de matices por el excelente Chris Cooper, actor habitualmente relegado a la tercera línea de los créditos finales. A O'Neill le asignarán la tarea de 'cazar' a Hanssen en una de sus traiciones para evitar su retirada del FBI sin ni siquiera haber pisado un tribunal por su incontable lista de delitos. De modo que, durante gran parte de la película, ambos se medirán en el típico pulso entre el alumno aventajado y el viejo zorro que se las sabe todas. También aparece en el reparto la siempre espléndida Laura Linney en el papel de jefa de O'Neill.

Excelente el trabajo de Chris Cooper, un habitual de la tercera línea de créditos, dotando de complejidad y profundidad al contradictorio personaje de HanssenEn definitiva, la sencilla propuesta de El espía es la de explicar cómo un agente de acrisolado patriotismo y aparente honradez pudo 'vender' a su país a una potencia rival. Por qué extraño cruce de cables en su mente pudo tomar decisiones tan lesivas para la seguridad de su país. Muchas de los argumentos esgrimidos en el filme apuntan al continuo desprecio mostrado por los superiores de Hanssen hacia su labor, considerada de ratón de oficina pero que, como él mismo demostró con su traición, era mucho más crucial y requería mucho más dedicación y esfuerzo para salvaguardar la información sensible en materia de seguridad nacional. Porque en cierto modo, y aunque parezca un impresión simplista, El espía es la típica historia de venganza del empollón hacia los más guapos y populares de la clase.
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Sir Ridley, recuperado por la vía del cine de género

Por | 14 enero 2008 | Comentar


La carrera de Ridley Scott deambulaba en los últimos años por terrenos irregulares que parecían vaticinar el ocaso de su maestría. Salvo Gladiator, abultadamente premiada en los Oscar de 2001 pero enmarcable en la tradición del mejor cine épico, cintas como Un buen año, Los impostores o El reino de los cielos apenas dejaban entrever la sombra del realizador que acuñó mitos del cine ochentero como Alien o Blade Ranner. Y para su resurgir ha recurrido en su último trabajo a subgéneros, como el de gansters o el thriller policiaco, tan abordados por otros grandes directores con resultados magníficos. Sin ir más lejos, Martin Scorsese saldó su deuda con el Oscar gracias a un filme ubicado entre ambas temáticas con su excelente pero no magistral The Departed.


Título: American Ganster
Dirección: Ridley Scott.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 157 min.
Género: Drama policiaco.
Interpretación: Russell Crowe (Richie Roberts), Denzel Washington (Frank Lucas), Chiwetel Ejiofor (Huey Lucas), Cuba Gooding Jr. (Nicky Barnes), Josh Brolin (detective Trupo), Carla Gugino Laurie Roberts), John Hawkes (Freddie Spearman), Ted Levine (Lou Toback), Armand Assante (Dominic Cattano), Common (Turner Lucas), John Ortiz (Javier Rivera).
Guión: Steven Zaillian.
Producción: Brian Grazer y Ridley Scott.
Música: Marc Streitenfeld.
Fotografía: Harris Savides.
Montaje: Pietro Scalia.
Diseño de producción: Arthur Max.
Vestuario: Janty Yates.
Estreno en USA: 2 Noviembre 2007.
Estreno en España: 28 Diciembre 2007.
Web: http://www.americangangster.es/
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American Ganster asume con respeto la larga tradición de cintas ambientadas en la mafia y bebe también en universos típicos de James Ellroy como el de la corrupción político-policial. Supone también para Scott el reencuentro profesional con Russell Crowe, el protagonista de su última gran película. Y su primera colaboración con Denzel Washington, actor que sigue demostrando sus amplias capacidades para interpretar casi cualquier papel.

El guión del filme, que parte de una historia real, está estructurado como una narración paralela de las vidas de los dos protagonistas, el mafioso Frank Lucas y el policía Richie Roberts. Las vidas de ambos discurren por caminos semejantes pero en sentidos opuestos. Mientras Richie deberá sufrir en los inicios de su carrera el desprecio de sus compañeros por no aclimatarse al ambiente de enquistada corrupción policial, Lucas aprovechará los conocimientos adquiridos de su jefe, un importante líder de la mafia negra, para recoger su testigo a su muerte y prosperar hasta convertirse en el mayor traficante del Nueva York de los 70.

Otro factor clave para la rápida ascensión de Lucas en el negocio del tráfico de heroína fue la guerra. En Vietnam, muchos soldados se convirtieron en yonquis que importaron su adicción a su país. La heroína era la droga de moda, la que todo el mundo quería y debía probar para estar en la onda. Lucas, consciente de esta creciente demanda, fue directamente a la fuente productora del codiciado opiáceo. Puso en las calles una heroína de gran calidad a un precio razonable gracias a unas inmejorables condiciones de importación obtenidas mediante enjuagues con altos funcionarios políticos y militares, quienes le facilitaban su transporte hasta EE.UU. directamente desde el propio Vietnam.

Muy distinto, y probablemente más arduo, fue el camino hasta el éxito de Richie. Su condición de insobornable le granjeó pocos amigos y mala fama en un cuerpo policial corrompido hasta la médula, pero, en cambio, le posibilitó el liderar una unidad especial antidroga que se encargaría de descabezar los amplios tentáculos de un negocio en pleno apogeo.

Huelga decir que, con Crowe y Washington en los papeles protagonistas, el apartado artístico está cubierto con sobrada solvencia, más aún si se les suma el gran trabajo de los secundarios que los arropan. Por otra lado, la ambientación setentera de Nueva York, en palabras de Ridley Scott, no les fue nada fácil dado lo distante que es ahora la estética actual de la ciudad, limpia y ordenada hasta en los barrios tenidos por suburbios hace años, del aspecto más desgastado y sucio que la película consigue recrear espléndidamente.

Factores como éstos, así como la ágil y entretenida narración, hacen de American Ganster un filme de gran calidad, que denota la sabia firma que hay tras ella y reconcilia a Scott con su público más exigente.