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Juego de crímenes en una España en extinción

Por | 29 septiembre 2006 | Comentar


El cine se suele nutrir de lugares comunes que, pese a su repetido uso, no dejan de funcionar. Uno de ellos lo conocemos de sobra y más aún en los últimos tiempos, con ‘remakes’ recientes como La matanza de Texas o Las colinas tienen ojos. Me refiero a la ubicación de sucesos terribles en lugares inhóspitos, casi despoblados, donde los días transcurren con una anodina cotidianeidad. En La noche de los girasoles, el debutante Jorge Sánchez-Cabezudo sitúa su relato en uno de esos sitios, en concreto, en un pueblo avulense propio de una España rural en vías de extinción. En este calmo escenario, la historia de la película detalla los pormenores de un suceso típico de la, cada vez más abultada, crónica negra de los telediarios. Y para mantener el interés, la historia es contada de forma fragmentada, al estilo de Arriaga, e introduce un interesante giro en su trama para que el espectador recomponga el rompecabezas de los hechos.


Título: La noche de los girasoles
Dirección y guión: Jorge Sánchez-Cabezudo.
País: España.
Año: 2005.
Duración: 100 min.
Género: Drama.
Interpretación: Carmelo Gómez (Esteban), Judith Diakhate (Gabi), Celso Bugallo (Amadeo), Manuel Morón (Vendedor), Mariano Alameda (Pedro), Vicente Romero (Tomás), Walter Vidarte (Amós), Cesáreo Estébanez (Cecilio), Fernando Sánchez-Cabezudo (Beni), Petra Martínez (Marta).
Producción: Enrique González Macho.
Música: Krishna Levy.
Fotografía: Ángel Iguacel.
Montaje: Pedro Ribeiro.
Dirección artística: Diego Modino y Alberto Sánchez-Cabzudo.
Vestuario: Silvia García-Bravo.
Estreno en España: 25 Agosto 2006.
El descubrimiento de una cueva en el pueblo es vivido por los vecinos con expectación. La sola posibilidad de que la cavidad subterránea tenga cierto valor arqueológico despierta las ilusiones de unos ciudadanos que ansian volver a "estar en el mapa". Como dice el alcalde del pueblo, no sin cierta ingenuidad, la clave para conseguirlo está en el "turismo rural". De manera que la llegada de los espeléologos es recibida en plan Bienvenido Mr. Marshall. Antes de que esto ocurra, Sánchez-Cabezudo ya ha sembrado la inquietud en el espectador con un suceso narrado al principio del filme: la violación y asesinato de una joven ocurrido en las inmediaciones del pueblo. Así, esta trama y la de los espeléologos parecen discurrir por caminos semejantes y con protagonistas comunes, pero el guión jugará a un inteligente despiste que se sigue con interés.

En el reparto coral de la cinta, el rostro más conocido es el de Carmelo Gómez, quien cumple con la solvencia habitual en su papel de uno de los espeleólogos, sobresale un secundario siempre verosímil, Celso Bugallo, y sorprende la intepretación de la bella Judith Diakhate. Manuel Morón, ese rostro ya habitual en casi todas las producciones, grandes y pequeñas, de nuestro cine, está perfecto en el papel más desagradable y complejo de la cinta.

La noche de los girasoles es una de esas pequeñas-grandes cintas que nuestro cine nos regala de cuando en cuando y que vienen a corroborar una máxima del buen cine: antes que el dinero y la abundancia de medios, lo más importante son las buenas ideas. Y pese a estar adscrita a convenciones propias del thriller, su relato también ofrece una interesante visión sobre una España rural devorada por el éxodo masivo a la ciudad y que, prácticamente, va camino de quedarse en un eco del pasado. Si se cruza con ella en una cartelera, no la deseche con la facilidad, y ligereza, con la que a veces despreciamos nuestro cine. Verá recompensado, y con creces, el precio de su entrada.
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Cintas ‘festivaleras’ de paradero desconocido

Por | 14 septiembre 2006 | Comentar

El próximo día 21, San Sebastián volverá a vestirse de gala para su festival de cine, el de más tradición y calidad en nuestro país. Recuerdo haber disfrutado, y mucho, durante mi visita a la edición del año pasado. Quizá no tanto por el material exhibido, que pudo haber rayado a mayor altura, como por el ambiente de una ciudad donde se respira cinefilia por sus cuatro costados. De hecho, este festival quizá se distinga de otras citas que le preceden, como Cannes o Venecia, por contar con uno de los públicos más entendidos. No se renuncia al asunto ‘glamuroso’ en esta cita, por la que han pasado las personalidades más destacadas del cine, pero no se significa precisamente por eso. Durante este año, he repasado las cintas exhibidas a concurso en la edición pasada, la 53, y he observado que no muchas de ellas han llegado a las salas comerciales. Por supuesto, las que lo han hecho se han estrenado sólo en grandes ciudades como Madrid. Rosenrod ha escrito sobre dos de ellas en su blog: Stesti (Algo parecido a la felicidad), ganadora de la Concha de Oro y del premio a mejor actriz para Tatiana Vilhelmova, y Verano en Berlín, ganadora del premio a mejor guión. Ambas se han estrenado en las últimas semanas, pero no sé de otras cintas vistas allí que hayan llegado a los cines.


A cock and bull story.
Por ejemplo, guardo un grato recuerdo de una disparatada película de Winterbottom: A cock and bull store (Historia de una polla y un toro). Una original comedia que fusiona en su guión la adaptación de una inadaptable novela, Vida y obras del caballero Tristán Shandy, de Laurence Sterne, con una historia metadiscursiva sobre el cine y el loco mundo de quienes viven implicados en un rodaje. Ésta fue una de las que más me gustó y de las que nada sé sobre su estreno en salas comerciales o sobre su distribución en DVD; cosa extraña dado que Winterbottom es medianamente conocido y sus cintas suelen llegar a las salas (la última en hacerlo creo que fue Código 46).


Drabet.
Otra de las ‘missings’ es Drabet, última de la trilogía del director danés Per Fly sobre la sociedad danesa. Recuerdo haber visto en Madrid la anterior a ésta, La herencia (Inheritance), que centraba su mirada en torno a la alta burguesía industrial del país. La primera de todas, El banco (The Bench), que no he visto, hablaba sobre los indigentes, mientras que los protagonistas de Drabet pertenecen a la mayoritaria clase media del país. Esta cinta, Drabet, al igual que su predecesora, premiada con el premio a Mejor Guión en la 52 edición del festival donostiarra, no es sobresaliente, pero aporta una interesante visión sobre el resquebrajamiento moral de una sociedad siempre tenida por sensata y cívica. Esta cinta se podría situar en esa línea realista en la que, como comenta Rosenrod, parece haberse asentado el cine europeo de los últimos años.


Tideland.
Hay algunas más a las que les perdí la vista, como la fábula anfetamínica de Terry Gilliam, Tideland, o Sunflower, que narra la relación entre un padre y su hijo a lo largo de 30 años de la historia china, desde la Revolución Cultural hasta los tiempos contemporáneos del ‘boom’ económico.

Es una pena que algunas de ellas, con puntos de vista interesantes y originales, no terminen de salir del privativo ámbito de los festivales. Cierto es que algunas otras, auténticos y soporíferos ejercicios pseudointelectuales, carecen de un mínimo porvernir comercial, pero más de una sorprendería gratamente al público. Sin ir más lejos, creo no equivocarme si señalo la de Winterbottom como una de las comedias más inteligentes que he visto en las últimos tiempos.

Boorman, Sorin y DiCillo, entre otros, a competición en San Sebastián


Copying Beethoven.
Dieciséis filmes pujarán por la Concha de Oro este año en San Sebastián. Carlos Sorin presentará a concurso El camino de San Diego, cinta que recrea las aventuras de un fanático de Maradona. El estadounidense Tom DiCillo competirá con Delirious, una comedia dramática sobre un fotógrafo sin suerte. Por su parte, el británico John Boorman exhibirá The tiger’s Tail, la historia de un triunfador perseguido por un doble que trata de suplantarle. Otra cinta que se exhibirá en la sección oficial, y precedida por rumores que la califican como una equivalente a Amadeus aunque centrada en la figura de Beethoven, será Copying Beethoven. Esta cooproducción (EEUU, Gran Bretaña y Hungría) la dirige el polaco Agnieszka Holland, la protagoniza Ed Harris, en el papel del músico, y narra el amor de éste hacia una joven alumna del conservatorio que le ayudará a transcribir las partituras de su Novena Sinfonía pocos días antes de que ésta sea estrenada. Fuera de concurso también se proyectarán el último trabajo de Lars von Trier, The Boos Of It All, una comedia Dogma, y la película póstuma de Joaquín Jordá, Más allá del espejo. Esta sección se verá acompañada por otras de las ya clásicas en el festival, como la de Perlas o Zabaltegui, con algunas de los mejores filmes proyectados en otros festivales, o la sección de Horizontes Latinos, conformada por cintas iberoamericanas. Además, este año se otorgará el premio Donostia a dos actores de carreras versátiles: Max Von Sydow y Matt Dillon.
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Poco Miami y mucha estética Mann

Por | 11 septiembre 2006 | Comentar


No sé dónde escuché o leí que la manera en la que Michael Mann rueda sus escenas de acción es de lo más verosímil. Y lo cierto es que, si echamos un vistazo a Heat o a Collateral, sus dos cintas más equiparables con Corrupción en Miami en este sentido, podríamos convenir que sus balas y tiroteos sí que parecen sonar, y desarrollarse, como los de verdad. En ellos no hay rastro de esa exageración tan propia del cine por la que se puede disparar una escopeta de cañón recortado a una mano sin que a su portador le tiemble el pulso, o aquella otra por la que las balas de los malos sólo les refrescan el cogote a unos oponentes imprudentes en sus acciones. Además, sus guiones para este tipo de trabajos tampoco suelen adscribirse a las convenciones propias de las cintas de acción. Heat se podría casi considerar un western urbano planteado como un pulso entre dos colosos como De Niro y Pacino. Y el argumento de Collateral es más atípico incluso: Tom Cruise, un asesino a sueldo, y Jamie Foxx, un taxista, coinciden en el vehículo de éste en una noche de gran ajetreo laboral para el primero. Sin embargo, los guiones de ambas superan con creces la plana y poco original historia de esta Corrupción en Miami, basada en los personajes de la serie de los 80 de la que el propio Mann fue productor ejecutivo. Eso sí, al margen de haber empleado los nombres de los agentes ‘Sonny’ Crockett y Ricardo Tubbs y el título de la propia serie, esta cinta poco o nada tiene que ver con la producción televisiva creada por Anthony Yerkovich.


Título: Corrupción en Miami (Miami Vice).
Dirección: Michael Mann.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 134 min.
Género: Acción, thriller.
Interpretación: Colin Farrell (Detective Sonny Crockett), Jamie Foxx (Ricardo Tubbs), Gong Li (Isabella), Naomie Harris (Trudy Joplin), Ciarán Hinds (Fujima), Justin Theroux (Zito), Barry Shabaka Henley (Teniente Castillo), Luis Tosar (Montoya), John Ortiz (José Yero), Elizabeth Rodriguez (Gina).
Guión: Michael Mann; basado en la serie de televisión creada por Anthony Yerkovich.
Producción: Michael Mann y Pieter Jan Brugge.
Música: John Murphy.
Fotografía: Dion Beebe.
Montaje: William Goldenberg y Paul Rubell.
Diseño de producción: Victor Kempster.
Vestuario: Janty Yates y Michael Kaplan.
Estreno en USA: 28 Julio 2006.
Estreno en España: 8 Septiembre 2006.
Web: www.corrupcionenmiami.uip.es.
Y ya no sólo porque la estética de Mann difumine cualquier paralelismo posible con la serie, con la que sólo comparte el lujo de los ambientes de Miami, sino porque se ve muy poco de Miami y, aún menos, del retratado en una serie que quizá, vista ahora, pudiera ya parecernos un pelín casposa, pese a lo aclamada que resultó en aquellos años. Por tanto, de esta libre adaptación que Mann ha hecho sobresale su peculiar fotografía nocturna, con un marcado grano en pantalla que ya pudimos disfrutar en Collateral, cinta en la que Mann comenzó a experimentar con el uso de las técnicas digitales, y con las posibilidades adicionales brindadas por éstas para el rodaje de escenas nocturnas. Así, algunas panorámicas de Miami rodadas en noche cerrada ofrecen una belleza centelleante. También es reseñable la escasa acción de la cinta, concentrada al final de su extenso metraje (casi dos horas y media), que sí lleva esa rúbrica tan particular de Mann de la que hablaba al principio. Pero lo que falla en ella, a mi juicio, es lo que ocurre en su nudo. Su historia quiere centrarse en cómo se desarrolla la infiltración de dos policías en una imbricada red criminal dotada de potentes herramientas de contraespionaje. Además de detallar las complejidades de una misión de este calibre, Mann profundiza en cómo la segunda identidad del agente puede, a veces, contaminar a la verdadera. Pero el desarrollo de toda esta trama, la verdad, resulta lento y, por momentos, mal explicado. De hecho, la cinta comienza con la muerte de dos agentes infiltrados de un cuerpo policial distinto al de Sonny y Tubbs debido a un chivatazo procedente de una de las agencias de seguridad implicadas. Pues bien, en el desenlace, después de que los dos policías de Miami retomen el trabajo de sus compañeros caídos, no queda resuelto el preocupante asunto del chivatazo.

De la labor actoral, Colin Farrell convence como el carismático Sonny, Foxx se muestra eficaz como el cerebral ‘Rico’, sorprende en sus contadas apariciones Luis Tosar como un malo contenido, al igual que destaca la sensual presencia de la bella Gong Li. Y la elección musical resulta acertada para acompañar las secuencias nocturnas por Miami o las localizaciones de Haití y Cuba.

En definitiva, una película de mejor envoltorio que contenido. Aún así, comparada con otras de un género similar, la cinta de Michael Mann supera la media gracias a su estilo tan personal y reconocible. Pero su historia ya la han contado otras muchas veces e, incluso, mejor que aquí. Por citar algunos ejemplos, infinitamente mejores son las cintas policiacas basadas en guiones de James Ellroy.

OTRAS OPINIONES...
Jose, en 'Cine': "Mann hace cine para meter a sus personajes hasta el cuello y para involucrar al espectador. La película echa a andar cuando lo que está en juego deja de ser la astucia".
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Rosenrod, en 'Dioses y Monstruos': "La propuesta estilística de Mann sirve para arropar y disimular un guión que, si bien eficaz, no aporta prácticamente nada nuevo, pues es una fotocopia de muchas otras películas que hemos visto".
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Lo nuevo de Eastwood ofrece una magnífica pinta

Por | 10 septiembre 2006 | Comentar


Los primeros trailers de Flags of Our Father y Letters from Iwo Jima ya dejan entrever que Eastwood sigue en estado de gracia y que, una vez más, ha sido capaz de filmar otros dos clásicos instantáneos. La sola idea de rodar, de manera simultánea, dos películas sobre un acontecimiento histórico desde los puntos de vista de los dos contedientes merece un aplauso por la originalidad de la iniciativa. Porque, como ya hemos visto en cientos de veces, las cintas bélicas suelen posicionarse del lado de quien produce la película; como ejemplo, el sinnúmero de ocasiones que los norteamericanos han reescrito en el cine su debacle militar en la guerra de Vietnam. Pues bien, antes de los próximos Oscars, ambas cintas, Flags of Our Fathers y Letters from Iwo Jima, habrán sido estrenadas y, casi con toda seguridad, encabezarán todas las quinielas de premios. Ambas cuentan historias bajo un mismo telón de fondo: la terrible batalla de Iwo-Jima cuyo desenlace fue crucial en el devenir de la Guerra del Pacífico. La primera de ellas (Flags of...) centra su relato en torno a la famosa fotografía, hecha escultura, de unos soldados norteamericanos clavando su bandera en una colina. La película cuenta cómo el destino de estos soldados, tras esa legendaria foto, distó mucho de la heroicidad de aquel acontecimiento. Por su parte, Letter from... se centra en la vida de Tadamichi Kuribayashi (Ken Watanabe), un general japonés formado en los EE.UU. que lidera la resistencia ante la invasión estadounidense. Os dejo los enlaces a los trailers (se os abrirán en vuestros reproductores de vídeo) para que disfrutéis de lo que se adivinan como dos de los mejores filmes de la temporada.
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Vía Moonfleet y La Gaceta
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Gran incursión del píxel en el género de terror

Por | 07 septiembre 2006 | Comentar


Monster House es, al menos para quien suscribe estas líneas, la mejor cinta de animación estrenada en lo que llevamos de año. Y creo no exagerar si la califico como pionera en la asunción de unos patrones estéticos y temáticos propios de un género, el de terror, apenas empleados hasta ahora en la animación. Es decir, que Monster House, aún siendo una cinta apta para todos los públicos, vendría a ser la primera de su clase rodada como si de cine de terror se tratase. Sin dejar a un lado el binomio aventuras-humor habitual en la animación de los últimos años, en Monster House hay guiños continuos a referentes cinematográficos del género de miedo. La casa encantada, el miedo a un vecino misterioso sospechoso de ocultar secretos terroríficos (me recordó a la disparatada No matarás al vecino, con Tom Hanks), las llamadas anónimas y amenazadoras al teléfono, la concurrencia de extraños sucesos en Halloween y algunos otros aspectos, como la ambientación y los movimientos de cámara, son deudores de un cine muy distinto al de animación.


Título: Monster House
Dirección: Gil Kenan.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 91 min.
Género: Animación, aventuras, comedia.
Doblaje original: Steve Buscemi (Nebbercracker), Nick Cannon (Lister), Maggie Gyllenhaal (Zee), Jon Heder (Skull), Kevin James (Landers), Jason Lee (Bones), Sam Lerner (Chowder), Spencer Locke (Jenny), Mitchel Musso (DJ), Catherine O'Hara (Mamá), Kathleen Turner (Constance), Fred Willard (Papá).
Guión: Dan Harmon, Rob Schrab y Pamela Pettler; basado en un argumento de Dan Harmon y Rob Schrab.
Producción: Steve Starkey y Jack Rapke.
Producción ejecutiva: Robert Zemeckis, Steven Spielberg y Jason Clark.
Música: Douglas Pipes.
Fotografía: Xavier Pérez Grobet.
Montaje: Adam P. Scott y Fabienne Rawley.
Diseño de producción: Ed Verreaux.
Vestuario: Ruth Myers.
Estreno en USA: 21 Julio 2006.
Estreno en España: 1 Septiembre 2006.
Web: www.sonypicturesreleasing.es.
Incluso, puestos a buscar más paralelismos, la tripleta de investigadores formada por estos preadolescentes recuerda a los entrañables Goonies, con perfiles muy distintos para cada personaje. DJ sería el más valiente y cualificado investigador; Croqueta, el amigo regordete, gracioso y poco partidario de ejercer de héroe a cambio de arriesgar el pellejo; y Jenny, la chica por la que ambos suspiran y quien pondrá algo de sensatez en el grupo. La propia caracterización de Nebbercracker, un viejo encorvado de rostro enjuto y temible y vestido con harapientos ropajes, también nos resulta familiar. Y el punto cómico se explota a través de pintorescos secundarios como el friki-pizzero Skull, un veinteañero especialista en videojuegos y cómics al que acudirán DJ y compañía para solicitarle consejo, la canguro Zee y su novio Bones o una pareja de despistados polis.

El tratamiento gráfico de Monster House demuestra que, en la animación digital, siempre queda margen para seguir sorprendiendo a cada nuevo filme. Al margen del magnífico tratamiento de las texturas, esta cinta sobresale por sus ágiles movimientos de cámara y una cuidada atmósfera perfecta para introducirnos en su propuesta de misterio. Pero la principal virtud de esta cinta dirigida por el debutante Gil Kenan, y apadrinada por el zorro de Spielberg y Zemeckis (que erró el tiro con Polard Express), radica en su magnífico e inteligente guión. Ni un solo reparo se le puede poner a esta historia de aventuras y miedo, capaz de resultar divertida por igual a niños y adultos. Aunque acuda a estereotipos vistos ya en cientos de cintas de terror, la verdadera historia que se oculta tras esta monstruosa casa es bastante original y poco predecible. Si quieren descubrirla, acompañen a DJ y compañía durante su singular aventura. La diversión está garantizada.

OTRAS OPINIONES...
Rosenrod, en Dioses y Monstruos: "Una historia para niños genuinamente incorrecta, de verdadero cuento de miedo de tienda de campamento, que no rehúye la posibilidad de inquietar, sin que venga un salvífico personaje a decir que, poco más o menos, no pasa lo que pasa".
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Libertino, en 'Libertinaje': "Peli de terror animada lo suficientemente macabra como para acongojar a una pequeña criaturita del señor, llena de detallazos y, sobre todo, de buen cine, se convierte desde el primer visionado en un clásico instantáneo".
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Traiciones en un imperio crepuscular

Por | 04 septiembre 2006 | Comentar


No quería leer muchos comentarios para no ir al cine condicionado, pero los que leí y escuché de refilón tras el viernes me pusieron en guardia. Y la verdad sea dicha, aunque deseaba que no fuera así, Alatriste es una película que se queda a medio camino en casi todas sus intenciones. Intenta ser una ambiciosa película de cruentas y espectaculares batallas del Siglo de Oro español, pero flojea en este sentido; pretende ser un duro drama que retrata la vida de unos valerosos soldados despreciados por unos gobernantes ineptos y acomodaticios, pero apenas emociona en un par de secuencias intimistas. Su obsesión por recrear la época porque sí, y sin justificación dentro de la historia, lastra el ritmo de la película, soporífera por momentos. A todos estos temas se les añaden un par de historias de amores imposibles de las que sólo destaca una secuencia final entre Diego Alatriste y María de Castro (una espléndida Ariadna Gil). No es una mala película, pero tampoco, ni de lejos, la gran superproducción de calidad de nuestro cine que todos esperábamos y algunos, como es mi caso, deseábamos.


Título: Alatriste
Dirección: Agustín Díaz Yanes.
País: España.
Año: 2006.
Duración: 147 min.
Género: Aventuras.
Interpretación: Viggo Mortensen (Alatriste), Elena Anaya (Angélica de Alquézar), Javier Cámara (Conde Duque de Olivares), Jesús Castejón (Luis de Alquézar), Antonio Dechent (Garrote), Juan Echanove (Francisco de Quevedo), Eduard Fernández (Copons), Francesc Garrido (Saldaña), Ariadna Gil (María de Castro), Enrico Lo Verso (Malatesta), Cristina Marcos (Joyera), Eduardo Noriega (Duque de Guadalmedina), Blanca Portillo (Bocanegra), Unax Ugalde (Íñigo Balboa).
Guión: Agustín Díaz Yanes; Basado en las novelas "Las aventuras del Capitán Alatriste" de Arturo Pérez-Reverte.
Producción: Antonio Cardenal y Álvaro Augustín.
Música: Roque Baños.
Fotografía: Paco Femenía.
Montaje: Pepe Salcedo.
Dirección artística: Benjamín Fernández.
Vestuario: Francesca Sartori.
Estreno en España: 1 Septiembre 2006.
Web: http://www.alatristelapelicula.com/.
Alatriste adolece, en lo visual, de un abuso de las postalitas. Algunas escenas son calcos auténticos en fotogramas de cuadros de la época, como La rendición de Breda de Velázquez. Sin embargo, se muestra conservadora en el uso de la cámara y poco osada en su montaje. En este aspecto, la verdad, nos siguen sacando varios cuerpos los norteamericanos. Y en una cinta respaldada con un presupuesto tan cuantioso, se podría esperar mucho más en el uso del lenguaje cinematográfico. La elección de localizaciones sí parece acertada, en especial en el caso de las escenas urbanas filmadas en Baeza y Úbeda (y no lo digo por barrer para el terruño), pero las secuencias bélicas resultan pobres. Es de alabar ese afán por el verismo en las coreografías de las luchas, sangrientas y crueles, pero también se habría agradecido más agilidad en su desarrollo. No sé si habrá sido el propio Díaz-Yanes quien se ha encargado de filmar las escenas bélicas, pero, en producciones de este tipo, suele ser habitual que esa función sea delegada a directores especializados. Sea como fuere, el resultado aquí no convence.

Pero si consideramos la cinta como un drama de personajes, como un agrio retrato de un Imperio en decadencia, ésta tampoco cumple su cometido. Apenas desprenden emoción un par de secuencias y algunos diálogos, planteados como un ‘tour de force’ actoral entre personajes enfrentados, resultan bastante planos y no desprenden las chispas que debieran. No he leído las novelas, por lo que desconozco si la adaptación es buena o no. Pero, si como he leído, las principales virtudes de aquéllas residen en el desarrollo de unas tramas y subtramas de cierta complejidad, el haber estructurado el guión como una biografía de Diego Alatriste tampoco parece muy acertado. Así, parece que Díaz-Yánez, pese a haber puesto sus mejores intenciones, ha hecho un caótico “copy-paste” de las cinco novelas y el conjunto de su guión resulta de lo más deslavazado.

Y es una pena, la verdad, porque en ella están implicados algunos de nuestros mejores actores. Aunque algunos brillen a más altura que otros, yo me quedo con Eduard Fernández en su papel de valeroso soldado, parco hombre y fiel amigo de Alatriste. También destacaría a Javier Cámara como el Conde Duque de Olivares, sobre todo en una secuencia final en la que, ya envejecido, éste sigue empecinado en recuperar la gloria perdida con una contumacia propia del líder enajenado. También sobresalen Ariadna Gil, como amante del héroe, y Juan Echanove, eficaz en su interpretación de Quevedo. En cuanto a Viggo Mortensen, quien sin duda a puesto empeño en construir este personaje de claroscuros, lo tenía todo para ser Alatriste: presencia, intensidad en la mirada, rostro de héroe épico, pero todo su trabajo se viene a pique cuando realiza un denodado esfuerzo por imitar un acento que no tiene. De ahí que sus frases sean un susurro que intenta ocultar su español de acento porteño y vocalización anglófona.

Creo no equivocarme al afirmar que gran parte del público cinéfilo puso muchas expectativas en esta cinta. Basta con echar un vistazo a algunas de las opiniones que enlazo al final de este comentario. Si las añado es porque me suelo fiar del criterio de quienes las firman, y soy consciente de que sus puntos de vista sólo responden a un único criterio: el amor por el buen cine. Ahora bien, confrontadas estas opiniones con las de la prensa convencional, pareciera que unos y otros hayamos visto ‘Alatristes’ distintas. No digo que la crítica mediática se haya puesto de acuerdo, pero me sorprende esta unanimidad de opiniones tan rotundamente favorables. Entiendo que se le pueda desear éxito comercial a una costosa cinta producida aquí e inspirada en hechos de nuestra historia, pero el sentido común, a la hora de valorar, no debiera quedar nublado por las ganas de arrimar el hombro. O, no sé, quizá estemos equivocados quienes no vemos en esta cinta ni chicha ni limoná.

OTRAS OPINIONES…
Robgordon1982, de ‘El Séptimo Cielo’: “Da la sensación de que Yanes (director, y a la par, guionista del evento) solo quería hacer un fresco del Siglo XVII y no trasladar las historias de Pérez-Reverte a un contexto cinematográfico, que es lo que más se echa en falta en esta obra”.
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Rosenrod, de ‘Dioses y Monstruos’: “Y lo más frustrante es que, a lo largo de todo el metraje, se entrevé perfectamente la gran película que pudo llegar a ser y no alcanzamos a ver”.
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Donnie, de ‘They Made Do It’: “Tenía muchas expectativas puestas en esta película y me ha defraudado con creces”.
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Raccord, de ‘Aquí está Jack’:Alatriste es por muchas razones una película fallida y principalmente porque no se puede hacer el film más caro de la historia del cine español a partir de un guión tan malo”.