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Tres propuestas de Oscar

Por | 25 enero 2014 | Comentar

El lobo de Wall Street

Donnie Azoff (Jonah Hill) y Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio) en El lobo de Wall Street.

Un cuelgue tran histriónico como excesivo 

El lobo de Wall Street (2013, Martin Scorsese)

El fructífero maridaje cinematográfico de Scorsese y Di Caprio acaba de parir su película menos convencional, la más irreverente y, probablemente también, las más cómica y sobredimensionada en su metraje. Porque El lobo de Wall Street no se limita a relatar la historia de ascenso y caída del ex broker Jordan Belfort, sino que logra trasladar esa sensación de cuelgue continuo de sus protagonistas a un público que, atónito, asiste a una descolocante experiencia de tres largas horas. El relato se podría haber zanjado en mucho menos tiempo, pero tanto el actor como el director de origen italiano no se resistieron a recrear con pasmosa minuciosidad situaciones tan grotescas como absurdas en este carrusel de gamberradas (impagable resulta la secuencia en la que un Belfort completamente ido pretende conducir su Lamborghini). Sin afán doctrinario y evitando moralina alguna, la cinta se convierte en un gran chiste protagonizado por una pandilla de yonkis tan enganchada a todo el espectro de drogas como a su indisimulada avaricia monetaria.